viernes, 16 de junio de 2017

¿QUÉ DECIR DE LAS UNIVERSIDADES QUE ENTREGARON LA DATA?



De la imaginación matemática

Luis Barragán

Distintos dictadores latinoamericanos – digamos – clásicos, apelaron y versionaron la fórmula constituyente para prolongarse o intentar prolongarse en el poder, e – incluso – Pérez Jiménez,  fruto de un fraude asambleario, recurrió a un inconstitucional plebiscito que no tardó en marcarlo con una victoria pírrica, momentánea y también sorpresiva, pues, la Venezuela de finales de 1957 estaba signada por el auge económico que decía asegurar su estabilidad.  La tentación siempre es la recurrir al precedente histórico que, por aleccionador que fuese, no logra aprehender suficientemente las novedades del presente.

El equipo cercano a Maduro Moros, violentando la letra bien expresa de la Constitución de 1999, ha ideado una constituyente por sectores destinada a emboscarnos. Sectores que se le resisten, añadido el militar.

En el ámbito de los trabajadores, un ejemplo, no hay elecciones limpias y transparentes que el régimen haya ganado, por lo que, utilizando a fondo el TSJ, mediante decisiones absurdas, en la práctica las  ha prohibido pretendiendo descomponer a los sindicatos y sus federaciones. En el de los gremios profesionales, otro ejemplo, se ha esforzado por paralizar y desconocer a la directiva de  los colegios, siendo tan políticamente incompetente para imponerles comicialmente a los empleados  públicos adscritos, aunque – al fin y al cabo – todos los venezolanos no caben en las nóminas  del Estado.

Otro tanto ocurre en el medio académico, con el sabotaje constante de la renovación de las autoridades universitaria y del liderazgo estudiantil, caso éste en el que ha fracasado estruendosamente.  Ahora, prefabricando la trampa constituyente, vuela la imaginación estadística, tratando de matematizar el fraude al requerir de las universidades cifras precisas de sus matrículas.

Que sepamos, ya dos rectores pública y resueltamente se niegan a remitir el listado actualizado de los integrantes de las comunidades que conducen, asumiendo valiente y  responsablemente una decisión que, por supuesto, no amainará la rabia y el revanchismo de la dictadura. La USB y la UCAB dan testimonio de entereza con una respuesta que se necesita explícita y difundida respecto al resto de las instituciones de educación superior, pues, siendo de carácter público o privado la institución, no habrá cautela que valga si permitimos que el madurato, en un supuesto negado, rubrique un triunfo que arrasará con toda casa que venza la sombra, convertido el cálculo en algo más que una fábula matemática.
Illustración: Dumont, El Universal (Caracas, 11/06/2017). 

18/06/2017:

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