miércoles, 7 de junio de 2017

GUAPEAR Y PANTALLAR



Age quod agis

Guido Sosola

Cada quien debe hacer lo que hace, en esta difícil e inédita coyuntura. No otra cosa que protestar pacífica, pero vehementemente.

Sabemos de una desigual confrontación con el régimen que incluye, disimulada o subrepticiamente, a quienes se suponen sus más entusiastas partidarios, defensores de un cupo en la nómina del Estado o de algún favor, cada vez más remoto, diligenciado. Llegará el día en el que los novelistas y científicos sociales, hoy acumulando evidencias, nos sitúen en la exacta dimensión de una transformación política que arranque de distintas y renovadas bases culturales, a menos que no atajemos las distorsiones del momento actual.

Una de ellas, superados por la sociedad civil en pie, es la que exhiben ciertos sectores de la dirigencia partidista. Pocos eventos, grandes o pequeños, dejan de exponer la artificiosa vanidad de los que, por ratos, llegan a la primera línea del enfrentamiento con la GNB y, cámaras de televisión y móviles celulares por delante, se despachan un discursito de ocasión, a veces, con un lenguaje soez: la llegada al evento, porque en la huida enmudecen, significa un sarao con los medios que hacen célebre la investidura parlamentaria de los vanidosos que no tienen el coraje del diputado Requesens..

En la reciente refriega de Montalbán, al oeste de la ciudad capital, más allá del gobernador que arribó como Ronald Reagan en sus peores películas vaqueras, embravuconado por quince minutos, vimos algo diferente. Por ejemplo, en medio de la tempestad de gases y proyectiles, el diputado Freddy Guevara andaba con megáfono en mano, firme, decidido e indiferente a las cámaras, orientando a las personas, alentándolas para volver al duro escenario o ayudando a evacuarlas lo mejor posible. Y suele ocurrir con María Corina Machado,  los parlamentarios y militantes de su tolda que, sin poses, están en la faena, haciendo lo que hay que hacer. Así de sencillo.

A juzgar por los precedentes históricos, superada esta etapa inmerecida en nuestra vida republicana (bueno, hasta cierto punto, porque a las mayorías de inicio de siglo se les advirtió lo que había detrás de Chávez Frías),  no estarán todos los que son ni serán todos lo que están. Hasta el más cobarde dirigente, fuese o no de partido, por cierto, necesario de recalcar, ha quemado las naves, añadidos los “dialogantes” que no encuentran ocasión: saben muy bien que “chivo que se devuelve, se esnuca”. No hay vuelta atrás, eso creemos, y estarán y serán todos dejando que el tempo los macere.

07/06/2017:

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