domingo, 14 de mayo de 2017

PERIFONEO MILITAR



FAN: mentir, mintiendo (se)

Luis Barragán

Una de las más recientes actividades cívicas de protesta, las madres venezolanas se apersonaron a las puertas de la Comandancia General de la GNB. A pesar del peligro que significaba, siéndoles imposible ocupar la cercana Plaza Madariaga que ya un pálido grupo de civiles chavistas – seguramente armado – dominaba, partieron desde las puertas del colegio San José de Tarbes de El Paraíso.

El grupo representativo de las enlutadas mujeres se plantaron frente a la sempiterna barrera antimotines para transmitir su mensaje, encabezado por María Corina Machado. Lo dieron, poblado el lugar por distintos medios de comunicación y muy a pesar del alto parlante en el que la Comandancia hizo gala de la violación del artículo 328 de la Constitución.

El llamado de las protestatarias fue de hondo calado, haciendo suyo el momento histórico que vivimos, mientras que el del componente militar se distinguió por una sucesión de consignas partidistas que, fingiendo la paz, alzó la bandera del madurato cobarde. Simplemente, mintió mintiendo sobre una constituyente que todos sabemos que no es tal al leer atentamente el texto constitucional y al apelar a la razón más elemental.

Precisamente, tratamos de la pérdida de la razón a estas alturas del siglo y muy bien podrían afirmar que la tierra es plana y que un baño de agua a cien centígrados o más, no quema. Por absurda que fuese, se trata de cumplir con una orden militar que nada tiene que abonar al oficio desempeñado, a la profesión elegida y a la vocación que se supone a la vez que, por citar un ejemplo, el llamado Arco Minero o la reclamación del Esequibo,  se traducen en una afectación dramática de nuestra integridad territorial.

Por cierto, ocurrió un hecho significativo al concluir la misa dominical del San José de Tarbes, pues, el sacerdote, adscrito a la capellanía de la GNB, decidió no darla más en adelante al interpretar que las peticiones de los feligreses a favor de la libertad de Venezuela, por el alma de los jóvenes fallecidos, en atención a la injusta represión que padecen frecuentemente los habitantes del sector, significa llevar la política a la Iglesia. Dirimiendo un conflicto personal, el joven sacerdote a quien estimamos y le reconocemos el esfuerzo que ha realizado por más de siete meses al oficiar la misa, decidió no acudir más: respetamos su decisión, aunque no la compartamos.

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