miércoles, 31 de mayo de 2017

CAZA DE CITAS

"Allí se perfecciona la gran farsa nacional de la 'Aclamación'. Castro tomará a Caracas entre palmas y laureles, pero sólo después que una gran asamblea plebiscitaria con representantes de todas las regiones del país le entregue los públicos acuerdos en que se le invita a encargarse del poder"

Mariano Picón Salas

("Los días de Cipriano Castro", Bid&Co. Editor, Caracas, 2011: 280)

NOTICIERO RETROSPECTIVO

- Luis A. Herrera Campíns. "Apuntes del recuerdo: El tamborcillo de Hermann". El Gráfico, Caracas, 12/12/1949.
- Alfredo Tarre Murzi. "El golpe del 18 de Octubre". El Nacional, 18/10/65.
- Luis Piñerúa Ordaz a Leopoldo Linares: "Confusionismo ideológico y vaguedad de conceptos caracterizan a Herrera Campíns". El Nacioal, 07/09/77.
- Tony Valbuena. "Helmut Straka: Viajero de la selva". Bohemia, Caracas, nr. 220 del 18/06/67.
- S/f. "La oratoria en Colombia". El Nacional, 14/04/73.
- Germán Carías, con fotografías de Miguel Grillo. "Al este crecen las patotas". El Nacional, 19/10/65.

Reproducción: Adel Muhamad entrevista a Héctor Mujica. Bohemia, Caracas, nr. 225 del 25/06/1967.

VIEJOS HOMBRES, IDEALES Y PROCEDERES



Érase las trampas constituyentes

Guido Sosola

Antes que los indicadores económicos y sociales nos abismaran, ya habíamos experimentado un importante retroceso con la asamblea constituyente de 1999, a pesar de las apariencias. Cierto, el texto resultante cuenta con muy importantes avances al lado de otras regresiones, combinando sendos elementos democráticos con otros que francamente no lo son, pues el reconocimiento a la participación efectiva cohabita con el silencio no menos eficaz que permite confundir el ejercicio simultáneo de la autoridad civil y la militar en un mismo funcionario, como no ocurría con la carta precedente, cuyas consecuencias hoy son harto conocidas.

Evitando entrar en pormenores respecto a aquella larga y también traumática jornada constituyente, enunciemos tres hechos irrefutables: hizo de la sola sanción y promulgación, una promesa descomunal e inmediata de felicidad; el mayor porcentaje de sus sesiones lo dedicó a reforzar al gobierno de Chávez Frías, acelerando e improvisando la aprobación en primera y segunda discusión del proyecto constitucional; e, irremediable, apeló a las serias elaboraciones que hizo la COPRE y la Comisión de Reforma Constitucional presidida por Caldera. Aclaremos, con todas sus bondades y fallas, es necesario defender la Constitución de 1999, requeridos de una normativa fundamental para la convivencia social.

Agreguemos,  es más estúpida que falaz la pretensión oficialista de desautorizar moralmente, a quienes no respaldaron el proceso constituyente y su resultado, e indefendible la tesis de otro proceso,  más allá de los mecanismos de enmienda o reforma de actualización que pueda suscitar. En propiedad, descaradamente actualiza la desesperada urgencia del poder establecido por prolongarse a cualquier precio.

La historia venezolana ofrece una buena muestra de la constituyente como instrumento dictatorial al trampear incesantemente a una población amilanada o diezmada, ensordecida por la pobreza, la desnutrición y las enfermedades.  No por casualidad, en el curso de una cada vez más aguda crisis humanitaria, antes impensable al calor de los pozos petroleros,  a Maduro Moros se le ha ocurrido apelar a un expediente tan manoseado reencontrándolo con la estirpe de una vieja tiranía que, por lo menos, insistamos en el detalle, gozaba de extraordinarios juristas para la ocasión.

Entre Castro y Gómez,  por el mecanismo constituyente o su asunción por el parlamento, reformándola en los aspectos que les eran indispensables, la Constitución fue el libreto de una ópera bufa: en 1900 es convocada la constituyente que parió la Constitución de 1901,  un congreso constituyente la de 1904, el Congreso Nacional la de 1909, un Congreso de Plenipotenciarios la de 1914, el Congreso Nacional la de 1922, 1925, 1928, 1929 y 1931. Acaso, la más desfachatada treta fue la de inventar una invasión del antiguo socio, Castro, en 1913 para evitar el relevo  presidencial correspondiente, por lo que, pisoteando la de 1909 que impedía la reelección, Gómez ideó y promovió un tal Congreso de Plenipotenciarios que hizo otra a su entera medida. Empero, no es posible abusar de las comparaciones, pues, si bien Maduro Moros representa fielmente la continuidad de los obscuros intereses creados en el patio, durante este XXI, la más espesa sombra proviene de otros que se han colado por la puerta maldita de la globalización que vela por sostener a sus garantes, excepto – como se ha filtrado – la dictadura cubana que le recomienda abandonar lo que eran las tradicionales trampas constituyentes para tratar de sobrevivir con los viejos hombres, viejos ideales y viejos procedimientos.

31/05/2017;

domingo, 28 de mayo de 2017

¿RUPTURA O CONTINUIDAD?


De la sofocante extemporaneidad

Luis Barragán

Pocas veces ocurre, el primer y aún más distraído vistazo genera inquietud, autorizando los otros que llevan a una más pausada reflexión. Suponemos que toda novedad artística lo es, cuando suscita una poderosa o cierta desazón e, inadvertidamente, contribuye a una interpretación de las realidades que suelen confundirnos.

Navegándolas al azar en una noche de lidia con el insomnio, inmediatamente volvimos al motivo gráfico que tecleó nuestra curiosidad en las redes. Recortada la silueta de una tanqueta cotidiana con su inequívoco cañón, sobre el breve paisaje de una empinada barriada popular, supimos de la más reciente versión de una extemporaneidad que nos sofoca.

No tardamos en saber de Pepe López, gracias a una breve orientación de Nicomedes Febres, las limitadas imágenes reportadas por Google y una directa comunicación con el artista al servirnos de una tecnología que parecía imposible   más de dos décadas atrás. Advertimos una faceta de su obra que, al actualizarla, nos actualiza con el país que presumimos por siempre de un fácil e inmediato  reconocimiento.

Extendida y convertida en regla la marginalidad urbana hasta cuestionar el propio sentido de las palabras, parece dejar atrás etapas como la del aluvión de las vivas formas geométricas que ha hecho escuela en Venezuela, concediéndole también una identidad,  o la de los utensilios del aseo doméstico que trastocan la cotidianidad en una repentina y sugestiva excepción.  Ahora, nos interpela con la eficaz sencillez de un misil gráfico, socialmente resistidos al inevitable post-rentismo que ha hecho de la violencia su mejor lenguaje en el – antes – insospechado siglo XXI que nos tiene por precarios inquilinos.

Muy pocos escapan del indecible deterioro de nuestra calidad de vida, encarcelados por el hampa – además – organizada, relegados por un salario real de subsistencia, resignados a una vivienda cada vez más frágil, aquejados por eso que llaman los expertos la incongruencia de estatus. Cerca de nuestro propio domicilio personal, pendientes de alguna refriega de proyectiles de algo más que lacrimógenos que pueda afectar a una urbanización venida a menos, apreciamos desde el balcón la cada vez más lenta e incierta remodelación de un esquinero pent-house que aspira a una planta adicional para la prole que ha crecido, teniendo por trasfondo el desarrollo acelerado de una barriada que pareciera el resultado de una feria gratuita de cabillas y cemento enquistada en lo que fue la respetada zona de un parque nacional, menos de cinco o seis años atrás.

La terrible silueta recortada adquiere el encaje de una granada de mano, una pistola, una Kaláshnikov ya de escolar familiaridad, o se abanica francamente con una inerte figura humana en la punta del copado cerro, incurriendo  en el audaz y aparentemente absurdo injerto de una escultura clásica contra el paisaje de los “ranchos” mil veces abigarrados que se empinan aferrados a la colina también utópicamente antisísmica. Entendemos, el código por excelencia es el de las viviendas de paredes no frisadas, despobladas o con el inexistente indicio de la vivacidad de una motocicleta o de un jeep que las surque, silentes y resignadas al viento: encaramamiento de encaramamientos, el dato estético adquiere otra significación que lo aparta o quizá le da una sorprendente continuidad a la obra de Meyer Vaisman, cronista infalible de los años del esplendor petrolero.

El idioma es el de la violencia, cruce de un centenar de dialectos para la angustia rutinaria, a la que Jenny Guerrero Tejadas avistó con una fuerza identitaria que hoy las circunstancias dicen legitimar (http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/28992/1/articulo8.pdf).   Y esto,  por el sostenido discurso del poder establecido, cuyas concreciones naturalmente indignan a López, denunciándolo con las armas de las que dispone.

 Un discurso que, por cierto, no soporta el análisis marxista de clase, habida cuenta del tal socialismo de esta otra centuria, ni la recurrentes disertaciones que apuntaban a las televisoras en manos privadas, hoy en la práctica todas estatizadas. Celebrada la muy arriesgada captura y devolución del violín destrozado a Willy Arteaga, por el contingente militar,  en medio de una faena represiva de la protesta ciudadana, el discurso es propio  del empleo de la fuerza bruta y de su lenguaje, inscrito en una cultura de la muerte, de la agresión y del cinismo militante.

Proveniente del mundo de  la sastrería, el término “beskope” o sus variantes “made to measure” y “su misura”, avisa de una técnica de elaboración artística que, al aspirar un fiel reflejo de la presente etapa histórica, puede finalmente emblematizarla.  Suerte de anticuerpo, acaso un remedio homeopático, al representarla, la violencia tropieza con un lenguaje alternativo que ojalá prospere: únicamente el arte puede lograrlo.

29/05/2017:

Y... EL MÁS BURDO CINISMO



De un escándalo histórico

Luis Barragán

Recientemente, Alfredo Romero, vocero de una entidad muy seria y respetada como el Foro Penal, informó en torno a los resultados del feroz oleaje represivo naturalmente del gobierno. A la fecha, indicó, 64 muertes durante las protestas, siendo 42 las directamente abonadas por ellas, más 2950 arrestos, 1329 personas aún presas, 355 presentadas a los tribunales militares quedando 189 detenidos. Desde el primero de abril del presente año,  batiendo el triste record de 2014, las cifras revientan de indignación ante un régimen que se dijo segura sucursal de los monjes trapenses cuando rasgaba sus vestiduras para iniciar esta otra centuria y, como nunca antes, masiva e indiscriminadamente ahora remite a civiles a la jurisdicción castrense, por subrayar apenas un detalle.

La prensa registra la congratulación personal que hizo Nicolás Maduro a un grupo de efectivos de la GNB, por la batalla (SIC) librada en defensa de la paz: “esa gente está vencida y con la constituyente la vamos a enterrar”. No sorprendería una candidatura para el Nobel y quizá el mismo galardón, ya que varias veces fue premiado - el mismo gobierno de todo este siglo -  por la FAO gracias a una gestión que redujo al país a una aguda y constante crisis humanitaria.

Las macabras estadísticas no deben menos que escandalizarnos, habida cuenta que los marxistas de esta hora, los ocupantes de Miraflores, clamaron a los cielos por la emblemática represión de los, por cierto, alzados en armas, en la ya remota década de los sesenta del siglo pasado. Incomparable de revisar los números, pues,  agreguemos, en una época dificultosa, valga el detalle, hubo parlamento y medios de comunicación social para la denuncia e investigación de los casos.

Década en la que hubo un número menor de muertes y prisioneros políticos y éstos, está suficientemente documentado, por regla no padecían las circunstancias difíciles y peligrosas de los actuales, ni el gobierno podía soslayar tan fácilmente sus responsabilidades, como acontece ahora. E, incluso, a los mentados socialistas del siglo XXI, se les ocurrió, por estos años, sancionar y promulgar una ley de auto-protección, so pretexto de no olvidar la vieja represión, que, al iniciarnos en las lides parlamentarias, disculpándonos por la inelegante cita, tuvimos ocasión de adversar frente al otrora mayoritario oficialismo que pobló los palcos de sus agresivos partidarios (https://www.youtube.com/watch?v=7lZJep-zz-Q).

Los apedreadores de oficio que, excepto los días feriados, exhibían sus mejores capuchas en los alrededores de la UCV que les servía de una autonómica guarimba, apostando luego por el comandante que los condujo al poder, no pocas veces literalmente armados, hoy se quejan hasta por el tropiezo de un mosquito contra el vidrio de sus lujosos y blindados automóviles. Carecen de toda autoridad moral para continuar en el poder y, faltando poco, pretender lavarse las manos ante las muertes injustas y prematuras de jóvenes venezolanos que pacíficamente los protestan.

29/05/2017: