martes, 21 de febrero de 2017

CORAJE

Iglesia y democracia
Ángel R. Lombardi 

El cinismo y la burla, en el fondo: el desprecio. Es el estilo que utilizan los principales voceros del oficialismo cuando declaran públicamente sobre la actividad gubernamental en la que mediocremente actúan. Es como sí los opositores y descontentos ante la actual tragedia histórica social, la inmensa mayoría de los ciudadanos del país, fuésemos invisibles. Luego de la decepcionante y desconcertante retirada de la MUD, prisionera de intereses subalternos, sólo quedan en pie muy pocos líderes valerosos y respetados, algunos en la cárcel, otros en el exilio.

Algunas universidades autónomas apenas resisten bajo la vanguardia de sus estudiantes combativos dedicados al estudio y que no se resignan a vivir en una Venezuela sin futuro. Luego, están algunos medios independientes de comunicación que a pesar de las presiones y adversidades siguen reivindicando un periodismo libre y comprometido con una ciudadanía prisionera de la desdicha y desesperanza.

En 1992 la institución militar estaba entre las mejor valoradas por la opinión pública; hoy, por el contrario, se comporta como la guardia pretoriana de un régimen que adversa a la democracia y al pueblo. Sólo la Iglesia católica se mantiene en pie. Los documentos de la Conferencia Episcopal Venezolana a través de su jerarquía y acompañados por el resto de los sacerdotes y millones de feligreses, son los únicos en el presente, con un mínimo de coherencia, que están desnudando las miserias de un proyecto político arbitrario que se comporta a espaldas de los preceptos constitucionales vigentes.

La democracia son elecciones, instituciones y poderes libres e independientes que se contrabalancean entre sí; la democracia es un sistema político abierto basado en la justicia, la libertad y la prosperidad; además, no permite la existencia de los presos políticos y de conciencia. En una auténtica democracia el ciudadano no es un pordiosero al que se le roba su humanidad y se le hace vivir al límite de la desesperación física y mental; por el contrario, es el sujeto protagónico de la misma, el gran fiscalizador de los gobernantes de turno.

Para el Cardenal Urosa Savino: “He expresado mi opinión de que esto es una dictadura. El bloqueo de la Asamblea Nacional elegida mayoritariamente por la oposición es una muestra clara de ello. La suspensión de garantías económicas con el decreto de excepción por periodos sucesivos sin aprobación de la Asamblea es otra muestra. Retener presa gente con boletas de excarcelación es otra. Y el atropello al pueblo con el manejo arbitrario e inútil de los billetes de cien bolívares, ocurrido en diciembre, es una burla y una afrenta. Y ahora el intento de cancelar las elecciones regionales”. Más claro, imposible.

Fuente:
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/29057-lombardi

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