domingo, 16 de octubre de 2016

ENGAÑIFA

EL NACIONAL, 11 de octubre de 2016
La estrategia militar, tarea fundamental de las FF AA
Carlos E. Aguilera A. 

El destino del Ejército es guarnecer la frontera. ¡Dios nos preserve de que vuelva sus armas contra los ciudadanos! / Simón Bolívar.
Para Hugo Chávez, una vez que asumió el poder, el socialismo que le había inculcado su hermano Adán en su natal Barinas cuando adolescente, y luego en Caracas como cadete de la Academia Militar de Venezuela, se convirtió en una obsesión que lo llevó a utilizar el término en todas las manifestaciones de su quehacer político. Una vez al frente de los destinos del país, en sus largas peroratas discursivas que a menudo realizaba, solía referirse con marcado énfasis al socialismo, en sus diversas áreas: indígena, agraria, científica, económica, política –esta última con mayor acento– y todo cuanto a su manera de ver englobaba un espacio socialista. Era el enunciado de lo que a futuro le esperaba al pueblo venezolano, que decepcionado por los errores o desviaciones cometidas por los partidos AD y Copei, depositó su voto que llevó al teniente coronel a la primera magistratura de la nación, con una desbordante e inusitada mayoría, que empalagó su ego a posteriori.
El léxico militar comienza a tomar cuerpo en la cotidianidad del nuevo inquilino de Miraflores, el cual al principio no fue tomado muy en cuenta por tratarse de un hombre curtido en los cuarteles, y en la vida civil prestado a la política forzosamente, tras el fracaso en el golpe de Estado contra el presidente constitucional de la República, para ese momento Carlos Andrés Pérez (4 de febrero 1992). Pasó a ser casi un ritual que Chávez en sus intervenciones públicas, discursos, asambleas y demás reuniones con su nuevo partido recién constituido (PSUV) comenzara a designar batallones, pelotones, escuadras, patrullas, regimientos y estados mayores, como si se tratara de un frente de batalla contra la sociedad civil, que con el tiempo y hechos que se observan últimamente están cumpliendo su cometido.
Maduro, hijo putativo de Chávez y heredero de la corona, hasta pretende imitarlo, y ni siquiera disimula en copiar sus gestos, procurando mantener incluso el mensaje cuartelero de su fallecido predecesor, con la diferencia de que en el extinto comandante este léxico era natural por su formación castrense, en tanto que en el chofer y sindicalista del Metro de Caracas suena discordante y si se quiere hasta fuera de lugar, porque es incomprensible que para manejar la responsabilidad de la distribución, pésima por cierto, de los alimentos que escasean desde hace tiempo en el país haya designado al ministro de la Defensa y un Estado Mayor, cuya función primigenia es la de armonizar la estrategia militar en los diversos componentes de las Fuerzas Armadas, y no la de vender vituallas y productos para el hogar en los espacios habilitados para tal fin.
Las necesidades de defensa han sido una constante preocupación siempre en todos los países del mundo, en términos lógicos. De acuerdo con eruditos en la materia militar, la defensa es una función de la necesidad. Bolívar en su mensaje al Congreso Constituyente de Bolivia, fechado en Lima el 25 de marzo de 1826 expresa: “He dividido la fuerza armada en cuatro partes: ejército de línea, escuadra, milicia nacional y resguardo militar. El destino del ejército es guarnecer la frontera. ¡Dios nos preserve de que vuelvan sus armas contra los ciudadanos! Basta la milicia nacional para conservar el orden interno. Bolivia no posee grandes costas, y por lo mismo es inútil la Marina: debemos, a pesar de esto, obtener algún día uno u otro. El resguardo militar es preferible por todos los aspectos al de guardas: un servicio semejante más inmoral que superfluo; por lo tanto interesa a la República guarnecer sus fronteras con tropas de línea, y tropas de reguardo contra la guerra del fraude”.
El Libertador, en el análisis anteriormente descrito reitera que la defensa militar es tarea de las Fuerzas Armadas, y estas se organizan con base en la realidad imperante y no copia esquemas “ciegamente”. Dicho ejemplo guía el espíritu organizativo de los mandos militares que, actuando en función de los altos intereses nacionales, han configurado una organización militar cónsona con la realidad y necesidades del país, y por ello sin desestimar el concepto estructural del espacio se consideraron cuatro componentes, cuya obligación es interactuar en función de la preservación de los objetivos nacionales permanentes de la nación. El Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional, que integran partes de un todo como son las Fuerzas Armadas, tienen un compromiso común: “Asegurar la defensa nacional, la estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto a la Constitución Nacional y las leyes”.
El artículo 328 de la Constitución Nacional reza textualmente: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y en la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y con la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna” (sic). Por tanto, no cumplir al pie de la letra el enunciado de la carta magna es violarla y más que ello pisotearla y burlarse del pueblo, y muy grave, que un alto oficial como Padrino López, ministro de la Defensa y comandante estratégico operacional, exprese sin falso rubor que hoy más que nunca la tropa venezolana es “bolivariana, socialista, antiimperialista y revolucionaria”. Una falacia que trastoca hasta el propio pensamiento del Libertador, quien seguramente se debe revolcar en el sepulcro cada vez que el superministro pronuncia la consigna comunista: “Chávez vive… la patria sigue”…“independencia y patria socialista…viviremos y venceremos”
Suena cursi y hasta ridículo que una organización política al servicio del gobierno de turno haya conformado sus cuadros con los denominados batallones, pelotones, escuadras, patrullas, regimientos y estados mayores, en su afán de conformarlos populistamente como una organización cívico-militar para dizque darle fuerza y contenido a sus planes, proyectos, misiones y demás artificios que a diario sus voceros del Ejecutivo y militantes del oficialismo pregonan sin más ni más, en su afán de darle piso político a su proyecto socialista, que no es otra cosa que comunismo. A esto se suma el comportamiento de quienes se rasgan sus vestiduras haciendo alarde de una democracia participativa, incluyente y nacionalista, pero en el fondo hasta contradicen el espíritu de civilidad, pues por sus bocas vomitan visceralmente groseros epítetos y vulgares calificativos, que nos exhiben ante el mundo como un país tercermundista.
Esta engañifa socialista del llamado siglo XXI nos recuerda un artículo que en cierta ocasión escribió el Dr. Alberto Adriani: “Ha vuelto a cundir la peste de los ideólogos tropicales, que se empeñan en arrastrarnos a disputas bizantinas sobre sistemas políticos, a discusiones sobre metafísica política. Que se quejan porque quieren ir contra el capitalismo, que no existe, porque no hay capital; que quieren predicar una democracia a la francesa, sin tradición política; que tratan de fundar partidos y elaborar programas, discurrir sobre ideas generales; tejer diatribas ácidas y atiborrar cráneos proletarios con ideas abusivas y propósitos desordenados, en lugar de apoyar el cambio en paz hacia un régimen de legalidad y eficiencia, conducido por hombres probos”

Fuente:
http://www.el-nacional.com/carlos_aguilera/estrategia-militar-fundamental-FF-AA_0_937106343.html

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