domingo, 25 de septiembre de 2016

JUEGO DE PALABRAS

EL NACIONAL, Caracas, 25 de septiembre de 2016
El lenguaje deportivo
Rodolfo Izaguirre

Miguel Otero Silva dijo una vez que los mejores periodistas de El Nacional eran los comentaristas deportivos porque no trataban de hacer literatura. No dijo que su mayor afición era el gusto por el eufemismo, el empeño de no mencionar las cosas por sus nombres. Los pájaros rojos, por ejemplo, son los Cardenales de San Luis y los corsarios son los Piratas de Pittsburg. Los patiblancos son los Medias Blancas de Chicago y los patirrojos los Medias Rojas de Boston. En cambio, la organización “lupulosa” no puede ser otra que la de los Cerveceros de Milwaukee.
El careta es el catcher o receptor; el camarero es la segunda base y Luis Aparicio el “residente de Coppertown”, la ciudad del estado de Nueva York donde está situado el Salón de la Fama Nacional de Beisbol. El bate es el madero. Un bambinazo es un home run: una manera de recordar a Babe Ruth, a quien llamaban el Bambino. Los capitalinos son los Nacionales de Washington y la “novena de la Gran Manzana” señala, desde luego, a los Mets de Nueva York porque los Mulos de Manhattan siempre han sido los Yankees de Nueva York. Un cerrador bengalí es un lanzador de los Tigres de Detroit que logra terminar un juego iniciado por otro pitcher. Los Rangers de Texas son los Vigilantes, o los Rancheros. Nueva York es “la ciudad que nunca duerme” y una raqueta alude, exclusivamente, al jugador de tenis. Al Atlético Nacional de Medellín se le llama “el conjunto verdolaga” y un “as monticular” es un lanzador de éxito situado siempre en la “lomita” que es el ligero promontorio del beisbol desde donde se lanza la pelota. Los nautas, la rotación nauta, alude a los Marineros de Seattle. Porque los Siderales tienen forzosamente que ser los Astros de Houston.
“El mascotín” identifica al inicialista o jugador de la primera base por ser el único que en lugar del guante o mascota usa un mascotín. La novena de los peces designa a los Marlins de Miami y los cuáqueros son los Filis de Filadelfia.
Los Reales de Kansas City son llamados los monarcas porque son los actuales campeones mundiales de la gran carpa y son varios los lanzadores venezolanos que quieren ser reyes en esa carpa. En la liga venezolana, los pájaros rojos son los Cardenales de Lara; en cambio, los escarlatas son los Rojos de Cincinnati, y “el bullpen osezno” es el lugar en el campo de beisbol donde los lanzadores de los Cachorros de Chicago calientan su brazo antes de que empiecen a lanzar.
¡No siempre resulta fácil descifrar este lenguaje! Puede serlo para mí, que jugué al beisbol con relativo éxito cuando fui adolescente y estoy más o menos familiarizado. Me desempeñé sucesivamente como tercera base, centerfielder y pitcher en el equipo del colegio, e imitaba a un lanzador americano contratado por el Magallanes llamado Sam Nahem. Era abogado, lo que cautivaba entonces mi admiración, y usaba lentes. Yo mismo tuve que usarlos y para lucirme los mandé a hacer “al aire”. Eran demasiado frágiles y sifrinos y comencé a tener miedo a la pelota sobre todo si se trataba de un rolling porque puede la pelota hacer un “extraño”, es decir, saltar inesperadamente hacia otro lado en el momento en que se cree haberla atrapado y golpearle a uno en la cara, romper los anteojos y lesionar severamente un ojo. Y el miedo se fue apoderando de mí hasta convertirme en un mal jugador. Animé al Magallanes desde sus reinicios en los años cuarenta cuando se le llamaba “el equipo eléctrico” porque su patrocinador, Carlos Lavaud, era dueño de una tienda de electrodomésticos en la esquina de San Jacinto cerca de la casa natal de Simón Bolívar. Fue el tiempo de Vidal López, Dalmiro Finol, Chucho Ramos, Víctor Davalillo, Chico Carrasquel, Camaleón García, Benítez Redondo, Tirahuequito Machado... En el examen de Derecho Constitucional, uno de los alumnos dijo una barbaridad y Jóvito Villalba el examinador, molesto, preguntó: Bachiller, ¿de dónde sacó Ud. eso? El muchacho, tratando de engañar a Villalba mencionó a Jim Pendelton, un centerfielder del Magallanes, y Villalba enfurecido mostró que era buen conocedor del beisbol.
¡Fui magallanero hasta que supe que Hugo Chávez también lo era! Entonces dirigí mi atención hacia las Águilas del Zulia, bien lejos de Caracas. ¡He vuelto al equipo navegante! Pero al final, terminé alejándome del beisbol porque comencé también a sentir aversión hacia los jugadores: mastican y escupen todo el tiempo, son feos y gordos, tardan mucho en lanzar la pelota y no siempre atinan al hacerlo. ¡Prefiero las coreografías del Barsa, la destreza de Roger Federer o la belleza de María Sharapova!
Un lector poco entrenado puede perderse leyendo las crónicas deportivas plagadas de esta singular manera de llamar a las cosas no por su nombre sino con palabras a las que pudieran asociarse. Ebrio, para no decir borracho; invidente, por ciego; conductor de la unidad, por chofer; galeno, por médico; “compatriota” cada vez que el presidente Pastrana se refiere a Nicolás Maduro.
También resultará más fácil descifrar los nombres o apodos que construir un nuevo estadio para Caracas si consideramos lo que afirma Ignacio Serrano en El Nacional del jueves 21 de julio de 2016. “El Estadio Universitario es un mal necesario”, escribe. Llegar a él es una tortura los días de juego. Muchos baños suelen estar cerrados y son un asco y las gradas de las tribunas son más cómodas que las sillas vip.
Se critica al Magallanes y a los Leones no haber construido su propia sede. Leones y Tiburones, sumados como equipos, costaron 12 millones de dólares. Ni siquiera vendiéndolos al triple, podría edificarse un estadio. ¡Lo que cuesta construirlo paraliza cualquier entusiasmo! Gracias a Ignacio, nos enteramos de que el actual estadio de los Rangers de Texas costó 1.150 millones de dólares. El de los Bravos de Atlanta, 492, y el nuevo Yankee Stadium costó 2.300 millones de “verdes”. Llamo así el dólar para irnos familiarizando con los eufemismos del lenguaje deportivo.

Fuente:
http://www.el-nacional.com/rodolfo_izaguirre/lenguaje-deportivo_0_926907362.html

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