domingo, 14 de agosto de 2016

DIFUSIÓN Y TESTIMONIO

Relanzamiento cívico
Luis Barragán


Nada casual, por todos estos años, perdimos progresivamente la básica observancia de aquellas normas de respeto y convivencia ciudadana que alguna vez nos caracterizaron en los espacios públicos. Avanzando cancerígenamente la anomia, tan apropiada para una dictadura de nuevo siglo, nuestro comportamiento colectivo se ha tornado más desenfadado, desconsiderado, agresivo y violento, procurando legitimar aquellas vivezas que son propias de la supervivencia impuesta desde los más altos niveles del Estado.

La mayor demostración está en la desinversión y el completo olvido de las campañas educativas para los usuarios del metro caraqueño, relegadas a los carteles que promueven a las figuras política e ideológicamente compatibles con el régimen que, tamaña inmoralidad, piden que resolvamos los problemas como las mismas autoridades no son capaces de hacerlo. Cada quien ha de asumir el riesgo de ocupar un vagón impuntual, convertido en potencial rehén del hampa a la que igualmente temen los funcionarios de la empresa.

De un tiempo para acá, ha reaparecido el movimiento escultista en nuestro país, muy antes estigmatizado también porque gozaba del aporte de familias acaudaladas. Hemos visto el movimiento de jóvenes y niños que se aprestan a divertirse y, a la vez, compartir distintos valores a los que hoy  dominan, concediéndonos el derecho al optimismo por todo lo que significa para un relanzamiento cívico en Venezuela o, mejor, su definitiva ciudadanización.

En nuestra lejana escolaridad, por lo menos, hubo el empeño de orientar a los niños y estimularlos para convertirlos en patrulleros o colaboradores a objeto de  facilitar el tránsito peatonal y automotor. Algo lejano, por cierto, a jurarle lealtad a Chávez Frías y a Maduro Moros, según el ridículo y nocivo  formato del culto a la personalidad; o, en vez de zanjar un problema vecinal con la jefatura civil, ésta desaparece para darle paso – nada más y nada menos – que al Ministerio Público, complicando y encareciendo una módica diferencia.

Se trata de difundir y dar testimonio de valores y principios diferentes, orientados al respeto, la consideración, el justo trato, la confianza. Sembrar ciudadanía para impedir que se repita la infausta experiencia de un régimen descompuesto y, obviamente, descomponedor.


Fotografías: Casualmente, en Plaza Altamira (2016).
Reproducción: El Nacional (Caracas, 1971).
27/12/2016:
http://www.radiowebinformativa.com/mundo-scout/escultismo-difusion-y-testimonio/
Breve nota LB: Cerrando los artículos del año, notamos que el texto no había sido publicado por RWI, su destinatario. No obstante, en Facebook, nos comunicamos con el Lic. Rafael Otero, del portal aludido, avisándole, porque es un propulsor del escultismo en Venezuela, asunto comentado en días pasados. E inmediatamente lo publicó.

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