sábado, 23 de julio de 2016

LO BUENO PARA EL PAVO, LO BUENO PARA LA PAVA



De un (in) voluntario autogol

Luis Barragán

Hacia 1992, es necesario reconocerlo, el país experimentaba una fuerte crisis política, sin que hubiere los medios constitucionales para referendar sus soluciones.  Empero, no menos necesario, importa distinguirla de la que padecemos en 2016.

Ayer, bajo la Carta de 1961, los eventos hallaron una adecuada e inmediata respuesta institucional que, cumplida una corta transición, condujo a los pacíficos y puntuales comicios presidenciales de 1993.  Hoy, excedida de los estrictos límites políticos, adquieren una dramática dimensión: la de una crisis humanitaria que, bajo la Carta de 1999, sabe de toda la resistencia gubernamental ante una consulta popular que evidentemente llena los extremos constitucionales y legales para realizarse, manipulando groseramente los plazos en el intento enfermizo de posponerla.

Los medios digitales del Partido Comunista de Venezuela (PCV),  concretamente los especializados en su historia, en fecha reciente,  publicaron la portada de la edición correspondiente a “Tribuna Popular”, Caracas, nr. 14, X época de junio-julio de 1992, la cual reza: “Referéndum  revocatorio única salida pacífica”.  Y, comentan, frente a muchos que se adjudican como los pioneros, el partido fue de “los primeros en pedir la utilización legal de este mecanismo”, por lo que el impreso desmonta “como siempre” el mito (*).

En forma alguna pretendemos desconocer el carácter precursor alegado, como pueden hacerlo otros, aún desde los remotos tiempos de la COPRE, aunque - por lo menos -  esta noticia retrospectiva genera la curiosidad actual. Una de tres, o todas: asistimos a un legítimo redescubrimiento, ahora expuesto ingenuamente; la organización está de acuerdo en 201 6 con la fórmula, siendo imposible discutirla en el seno de la alianza oficialista y, menos, publicitar su postura; o, preventivamente, desea dejar constancia indirecta de una disidencia que le acarrearía importantes riesgos políticos.

Lo cierto es que, al comprometerse con la infinita postergación del referéndum revocatorio, procurándolo – a lo sumo – para un 2017 de previsibles reacomodos, la portada en cuestión desautoriza moralmente al PCV,  aún  fuese otro el propósito original. Y, en definitiva, aunque su papel es secundario o subsidiario respecto al PSUV, constituye un severo indicio del errático periplo del leninismo en Venezuela.


18/07/2016

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