sábado, 30 de julio de 2016

BITÁCORA

A todo el mundo le ocurre y ¿por qué a nosotros, no? Hay que diligenciar la ciudad para hallar los ínsumos básicos. Hoy, nos propusimos la intensa búsqueda de medicamentos, obrando uno que otro hallazgo. Sin embargo, avisados muy temprano por las redes, decidimos escapar hacia los espacios culturales del B.O.D., porque Julio Pacheco Rivas al igual que Susana Benko, auspiciaban un recorrido comentado por las obras que versan sobre la luz y la sombra. Una oportunidad imperdible.


Geometría,  luz y la pretendía bastardía de una sombra reivindicada,  constantes en el desempeño de la naturaleza en la que se interna el hombre para transformarla. Lo hace, pero geometría y luz procreadora, objeto de una reflexión creadora. Yendo más allá de lo que inmediatamente observamos, trasciende en un conjunto de propuestas que siempre están en proceso para hacerse hábitat imaginario o real.



Oportunidad de abordar una propuesta artística, antecedida de una larga trayectoria. Una exposición guiada por el artista y la curadora.


Inició Susana Benko. Trazó el itinerario de una obra caracterizada por varios elementos que, aún para el desentendido, inquietan y estimulan a la reflexión sobre líneas, colores, matices, espacios que conceden continuidades. Incluso, al finalizar el recorrido, anunció que el venidero 27 de agosto, la obra de Julio Pacheco estará bajo la consideración de los críticos, como Bélgica Rodríguez, Perán Erminy y ella misma, en los mismos espacios del B.O.D.


Nos importa jugar con la cámara.


Entre las sombras propias y ganadas por cada pieza, gracias al desplazamiento, habla el artista.


Pacheco Rivas capta un detalle inadvertido. Un pequeño cruce de sombras que sugieren líneas y tonalidades susceptibles de investigar.


Intentamos maniobrar de cerca con el móvil. Un mejor artefacto electrónico puede hacerse de una emboscada de laberintos insólitos.


Valga la reminiscencia de Sentimiento Muerto: "Sin sombra, no hay luz":

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