domingo, 29 de mayo de 2016

BAJO LA MIRADA MIRANDINA



Dientes en la oscuridad

Luis Barragán

Más vale tarde que nunca, pues, la comunidad internacional ya reconoce el carácter dictatorial de un gobierno que profusamente antes se publicitó como toda una hazaña democrática para redimir a los pobres. No faltan sólo las libertades públicas, sino el propio alimento y medicamento para mantenerse en pie por estas peligrosas calles bajo pleno dominio del hampa.

En un mismo día, hubo las visitas contrastantes del diputado español Albert Rivera y del canciller cubano Bruno Rodríguez. El uno, amenazado con la consabida prohibición gubernamental, tuvo por destacada actuación la de acudir a la Asamblea Nacional para un acto libérrimo de confirmación de su solidaridad con la causa democrática, generando expectativas y entusiasmos; y, el otro, no por casualidad, celebró un encuentro con los médicos cubanos dependientes de la muy aminorada alcaldía menor, dando ocasión para que la canciller Delcy Rodríguez reincidiera en los consabidos halagos hacia Fidel, etc., etc. Por cierto, en días cercanos, ya había ocurrido el incidente entre Antonio Tajani, vicepresidente del Parlamento Europeo, y Darío Vivas, quien – allende la mar – confortablemente acudió a pedir respeto y a defender la soberanía con su habitual nota de envalentonamiento  (https://www.publico.pt/multimedia/video/discussao-sobre-venezuela-quase-chega-a-vias-de-facto-no-parlamento-2016518010143).

Supimos del diputado Rivera, gracias al decidido gesto de solidaridad que tuvo con Leopoldo López y todo el drama venezolano en el foro parlamentario, reiterándolo en nuestra casa a pesar de la campaña que sus adversarios abrieron en la suya. Algunos de esos adversarios, agazapada o abiertamente, fueron beneficiarios del régimen  petrolero por el que ahora no arriesgaran siquiera una pestaña, privilegiada la agenda ibérica de un aparente e irresistible ascenso al poder que debe mover a la reflexión que es oír y dejarse oír, permitiendo que la oscuridad limpie la dentadura.

Inevitable consecuencia de la crisis española, muy distinta a la que brutalmente padecemos, surgen movimientos y partidos emergentes que, por cierto, de un modo u otro tienen por raíces la antipolítica. Y, ésta, convengamos, la que les permite navegar realidades peninsulares tan difíciles a entidades encontradas como Podemos y Ciudadano´s, cede un poco más por la sobriedad, consistencia y trascendencia que la sola consideración de problemas como el de la Venezuela sumergida en un proyecto totalitario, les impone impidiendo la sonrisa fácil de una frívola posición política.

Obviamente, desconocemos la vida cotidiana de una España que, al mirar hacia nuestro país, puede hallar motivos para bregar por la libertad y la democracia, únicamente capaces de garantizar los mejores niveles de vida con equidad, evitando la banalización de sus más urgidos problemas. Una vez, fuimos referentes para la nada fácil transición democrática que adelantó, como ahora lo somos para no perder los logros alcanzados: no pasará mucho tiempo para coincidir en una etapa de recuperación social y económica bajo el signo de la libertad que dignifica.

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