domingo, 17 de enero de 2016

MANIFESTACIÓN

El vino nuevo que nos trae Jesús
Marcos Rodríguez

Contexto
El evangelio de Juan que acabamos de leer, está fuera de contexto. Estamos en el ciclo B y debíamos leer a Lucas. El motivo es que antiguamente se celebraba el día de la Epifanía tres acontecimientos: la adoración de los Magos, el Bautismo de Jesús y las Bodas de Caná. Como el día de Epifanía se celebra hoy solo la adoración de los magos, la liturgia quiere recordar en los dos domingos siguientes, los otros dos acontecimientos. Por esta razón leemos el evangelio de Juan, que es el único que relata la Boda de Cana.
Si nos empeñamos en entenderlo literalmente, encontraremos muchas incoherencias. La primera podría ser que el mayordomo no hubiera previsto el vino suficiente y que no se diera cuenta que se estaba acabando, cuando era su principal cometido. Es difícil de entender que fuera una invitada la que se diera cuenta y se preocupara por solucionar el problema. Está dentro de toda lógica la respuesta de Jesús: “¿Qué nos importa a ti y a mí?”. A pesar de la respuesta negativa, ella manda a los servidores que hagan lo que él les diga. Tampoco es lógico que sea Jesús el que solucione el problema.
No es normal que en una casa particular hubiera seis tinajas de unos cien litros, dedicadas a las purificaciones. Por último, no tiene sentido que el maestresalas increpe al novio por haber dado el vino malo al principio, porque era él, el que tenía que ordenar qué vino se servía en cada momento.
Explicación
El relato no es una narración de lo sucedido en una boda. Como todo el evangelio de Juan, es fruto de una minuciosa y seguramente larga elaboración. No nos dice ni quiénes eran los novios ni qué relación tienen con Jesús. Lo que normalmente llamamos “el milagro” pasa casi desapercibido. Ni siquiera nos dice cuándo se convierte el agua en vino.
Como siempre, sería imposible separar lo que pudo suceder realmente, de los símbolos que envuelven el relato. Solo Juan lo narra, y ya sabemos que para Juan, lo importante es el mensaje espiritual, no los sucesos. Sin duda ninguna, Jesús asistiría a muchas bodas, y en cualquiera de ellas pudieron pasar cosas parecidas. Pero lo que hoy nos cuenta Juan, es teología.
La clave para entender los símbolos es el trasfondo del AT, y la “hora” de la glorificación de Jesús en la cruz. El relato empieza diciendo: a los tres días (primer símbolo).
Desde Os, la boda era el signo más empleado para designar la alianza de Dios con su pueblo. La idea de Dios novio y el pueblo novia se repite una y otra vez en el AT. La boda lleva inseparablemente unida la idea de banquete; símbolo de tiempos mesiánicos. El vino era un elemento inseparable del banquete. En el AT, era signo del amor de Dios a su pueblo. La abundancia de vino era la mejor señal del favor de Dios.
La Madre estaba allí. El verbo utilizado significa, en griego y en latín, "estar de pie", firme y plantado, destacando la importancia de la presencia. Ella es símbolo de la Alianza que está ya caducada. Jesús y los discípulos son el nuevo pueblo, que están allí de paso.
Es completamente inverosímil que María pidiera a Jesús un milagro. Nunca se había atribuido al Mesías hacer milagros. Pero es que Jesús aún no se había manifestado como tal. Menos sentido tiene (como se dice con frecuencia) que la petición de María adelantara la hora de hacer milagros. La hora a la que se refiere Juan es siempre la hora de la muerte.
El vino es símbolo del amor entre el esposo y la esposa. En la boda, (Antigua Alianza) no existe relación de amor entre Dios y el pueblo. La Madre, por pertenecer a la boda se da cuenta de la falta. No le llama hijo, ni Jesús le llama Madre. No se trata aquí de una relación familiar. María representa al Israel fiel que espera en el Mesías. Jesús nace del verdadero Israel y va a dar cumplimiento a las promesas.
El primer paso es mostrarle la carencia: "No tienen vino". No se dirige al presidente, ni al novio. Se dirige a Jesús, que para Juan es el único que puede aportar la salvación que Israel necesita.
Que Jesús la llame “mujer” no significa falta de respeto. Jesús lo utiliza para llamar a su madre (2,4; 19,24), a la Samaritana (4,21) y Magdalena (20,15). En los tres casos se trata, no de personas concretas, sino de símbolos.
·         La Madre simboliza la comunidad-esposa de la alianza antigua.
·         La Samaritana la esposa-adultera, que vuelve al esposo.
·         Magdalena, la comunidad-esposa, que con Jesús restablece la nueva pareja primordial.
Jesús invita a su madre a desenten­derse del problema. No les toca a ellos intervenir en la alianza caducada. Está indicando la  necesidad de romper con el pasado. Ella espera que el Mesías arregle lo ya existente, pero Jesús le hacer ver que aquella realidad no se puede rehabilitar. Jesús aporta una novedad radical.
Juan está constantemente haciendo referencia a la "hora" (la cruz). Jesús invita a la esperanza, pero la realización no va a ser inmediata. El vino nuevo depende de aquella hora. Pero al anunciar la hora, ha hecho ver a la madre-Israel que la salvación no está lejos. Interpretarlo como que Jesús adelantó la hora de hacer el primer milagro porque se lo pidió María no tiene ningún sentido. Para Juan, la "hora" no depende de la voluntad de Jesús, sino que es una decisión del Padre.
“Haced lo que él os diga”. Sólo en el contexto de la Alianza la frase puede cargarse de sentido.  El pueblo en el Sinaí había pronunciado la misma frase: "Haremos todo lo que dice el Señor". También el Faraón dice a los servidores: haced  lo que él (José) os diga. Se ve con claridad el trasfondo del relato  y lo que quiere significar. Como en el AT, el secreto de las relaciones con Dios está en descubrir su voluntad y cumplirla.
Las tinajas estaban allí como la madre. Personalizadas. “Colocadas” sin movilidad alguna. Con ello denota la importancia que van a tener en el relato y su carácter simbólico. El número seis (siete menos uno) es el signo de lo incompleto. Es el número de las fiestas de los judíos que se relatan en este evangelio. La séptima será la Pascua.
Eran de piedra, como las tablas de la ley, y están significando la Antigua Alianza. La ley de piedra es inmisericorde, sin amor (vacías, sin agua ni vino). La ley creaba un sentimiento de impureza que exigía incesantes ritos de purificación. La ley mostraba a un Dios cicatero que no perdía ocasión de alejar al hombre de sí. Toda relación con Dios estaba condicionada por el temor. La ley es la causante de la falta de amor (vino). Esa conciencia de pecado era consecuencia de la infinidad de preceptos, imposibles de cumplir. Jesús les hace tomar conciencia de que están vacías; es decir que el sistema de purificación era ineficaz.
Jesús ofrece la verdadera salvación, pero ésta no va a depender de ninguna ley (tinajas). El agua se convertirá en vino fuera de ellas. "Habían sacado el agua". La nueva purificación no se hará con agua que limpia el exterior, sino con vino que penetra dentro y transforma el interior del hombre. Sólo después de beberlo se da cuenta el mayordomo de lo bueno que es. Esta interioridad es la oferta original de Jesús. La acción de Dios no admite intermediarios. El vino-amor establece una relación inmediata e íntima.
Lo que sacan los criados de las tinajas, es agua. El mayordomo (que representa a la clase dirigente) no se enteró de la falta de vino. Significa que los jefes se despreocupan de la situación del pueblo. Les parece normal que no se experimente el amor de Dios, porque esa es la base de su poder. No conoce el don mesiánico, los sirvientes sí. El vino-amor como don del Espíritu, es el que purifica, lo único que puede salvar definitivamente.
El vino es de calidad. “Kalos” indica siempre excelencia. El maestresala reconoce que el vino nuevo es superior al que tenían antes. Pero le parece irracional que lo nuevo sea mejor que lo antiguo. Por ello protesta. Lo antiguo debe ser siempre lo mejor. Esta actitud es la que impidió a los jefes religiosos aceptar el mensaje de Jesús. Para ellos la situación pasada era ya definitiva.
Los detentadores del poder no ven la necesidad de que el viejo régimen mejore. Toda novedad debe ser integrada en la continuidad con el pasado o aniquilada. Hoy, seguimos haciendo lo mismo. No; al que innova se le debería premiar, aunque se equivoque, porque sólo en esa actitud, tendrá futuro la Iglesia.
Curiosamente el último versículo es la clave para la interpretación de todo el relato. Nos habla del primer signo de una serie que se va a desarrollar durante todo el evangelio. Además, como signo, va a servir de prototi­po y pauta de interpretación para los que seguirán.
El objetivo de todos los signos es siempre el mismo: manifestar “su gloria”. Ya sabemos que la única gloria que Jesús admite es el amor de Dios manifestado en él. La gloria de Dios y de Jesús consiste en la nueva relación que establece Dios con el hombre, haciéndole hijo, capaz de amar como él ama.
Aplicación
El mensaje para nosotros hoy es muy simple, pero demoledor. Ni ritos ni abluciones pueden purificar al ser humano. Solo cuando saboree el vino-amor, quedará todo él limpio y purificado. Cuando descubramos a Dios dentro de nosotros e identificado con todo nuestro ser, seremos capaces de vivir la inmensa alegría que nace de la unidad. Que nadie te engañe. El mejor vino está sin escanciar, está escondido en el centro de ti.
Meditación-contemplación
 (agua - vino)
Sacan de las tinajas agua. Llevan al mayordomo agua.
Sólo después de beberla, se convierte en vino.
El agua simboliza la Ley, la programación que sólo limpia por fuera.
Si no se interioriza y se hace Vida, no puede salvar.
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La única manera de interiorizar las formulaciones, las normas, los ritos,
es meditando, rumiando, saboreando...
hasta descubrir que se identifican con tu verdadero ser y surgen de él.
Si la exigencia que me llega de fuera es auténtica, está ya dentro de mí.
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Tienes que transformar el agua de la religión en el Vino.
Es muy fácil, sólo tienes que beberla y asimilarla.
Todo lo que llega a ti del evangelio, conviértelo en Vida
Sólo dentro de ti puede actuar el Espíritu.

Fuente:
http://www.feadulta.com/anterior/Ev-jn-02-01-11-MR-C.htm
Cfr.
José Enrique Galarreta: http://www.feadulta.com/anterior/Ev-JE_25_jn-02-01-11.htm
Ilustración: Vu Duc Toan.

Breve nota LB: No pudimos localizar la homilía actualizada de los Padres José Martínez de Toda (SJ), ni la de Joel uñez Flautes (incluso, da error al precisar la columna de Notitarde, Valencia):

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