lunes, 23 de noviembre de 2015

ALGO MÁS QUE EMPAÑADO

Del precio injusto
Luis Barragán


Ironía calamitosa, los que tan injusta y deliberadamente nos trajeron al actual drama que nos aqueja, ejercen un inmoral arbitraje del precio de los bienes y servicios. La regulación caprichosa y políticamente al intencionada, distante de las realidades económicas,  goza de un eufemismo descarado: el “precio justo”.

Tamaño rótulo esconde tres circunstancias inmediatas: la evasión de toda responsabilidad en la debacle económica, también negándose sistemáticamente a revelar las altas tasas de inflación, por cierto, una formalidad más dada la vivencia y el sufrimiento cotidiano por el encarecido costo de la vida;  el castigo a los empresarios privados que quedan, condenándolos a cifras insinceras que los orienta a su literal desaparición; y el incontestable terrorismo psicológico ejercido sobre la población, procurando infructuosamente que vea al Estado como el único e irremediable defensor con el que cuenta. Empero, he acá la más poderosa pedagogía de la crisis, esa misma población que la presumen estúpida, frágil y resignada, intuye y sabe que el régimen es el exclusivo responsable de sus calamidades, que la regulación misma es garantía de la escasez, que la producción nacional está en el suelo a favor de los suculentos y privilegiados negocios de las importaciones de baja calidad y para las cuales ya no hay con qué recursos hacerlas.

Apenas, los operativos de mercadeo de alimentos se asoman tímidamente cuando desean promover a los candidatos oficialistas que, luce obvio, no se atreven a recorrer los sectores populares, pues, los atemoriza explicar lo inexplicable junto a sus guardaespaldas y empleados. Valga acotar, al arrancar la campaña electoral hace poco, esos candidatos pretendieron exhibirse en la principal plaza de Palo Negro, amparándose en la venta estatal de pequeñas bolsas de comida que recibió una modesta cola de los aragüeños que esperaraban por el paso de la caravana de la Unidad Democrática y, cuando ésta llegó, procedente de otros municipios, multitudinaria, pacífica y emotiva, los oficialistas recogieron sus macundales y huyeron, pues sus circunstanciales clientes corrieron a aplaudir a los candidatos de la oposición que transitaron un lugar que les estuvo vedado por muchos años.

Existe otra dimensión del precio injusto que los venezolanos pagamos, y muy lo ejemplifica el diario Ciudad Caracas.  Supuestamente gratuito, porque lo entregan a quien desee recibirlo sin costo alguno, lo cierto es que los caraqueños lo sufragan con sus impuestos de cada día: nada institucional, es un vocero descarado del madurato que ni siquiera se molesta en guardar las formas, reseñando y promoviendo grotescamente a los candidatos rojo-rojitos, a todo color, con la tinta y el papel que ha faltado a los medios independientes.

Peor todavía, a guisa de ilustración,  en la edición del 20/11/15, como suele ocurrir, se refiere a los abanderados gubernamentales de un circuito de Caracas que exclusivamente compartieron con diez comunas y 25 consejos comunales de inequívoca afiliación partidista, a favor de una campaña de reducción del consumo eléctrico, promoviendo la sustitución de bombillos casa por casa, en una actividad efectuada en la sede del INCES de Caricuao. Evidentemente, velan por un inconstitucional poder popular mientras puedan financiarlo, incurren en peculado de uso y pretenden injustamente legitimar el subconsumo eléctrico que compense el colapso de una industria que los tiene por responsables directos: así como un diputado de la capital dijo que los insumos básicos reaparecerán luego del 6-D, los aspiran a una curul hacia el oeste caraqueño ensayarán un chantaje con bombillo en mano.

Fuente:
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/24560-del-precio-injusto

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