martes, 7 de julio de 2015

UNA POLÍTICA DE ESTADO

El Esequibo como espectáculo
Luis Barragán


Ojalá Nicolás Maduro no falle de nuevo, pues ha sido necesario que fije una postura oficial sobre el problema del Esequibo. Él mismo eligió como escenario la Asamblea Nacional, aunque resulta inevitable apuntar a una evasión de sus responsabilidades con el diferimiento consecutivo que tampoco ha explicado.

Suele ocurrir, recientemente enunció que revelaría datos importantes de una supuesta conspiración con motivo de la cita.  Espectacularizarla no constituye el mejor camino para contribuir a la solución de tan específico asunto, pues, esa terca interpretación conspiratorial de la historia, la que ha sido útil para sobrevivir políticamente a la crisis que ha generado al interior de Venezuela, es inútil para afrontar los desafíos del no menos complejo universo exterior, difícil de domesticar a través de las consignas cada vez más baratas.

Urge una política de Estado que ordene la materia y concite una real como convincente unidad nacional,  absolutamente respetuosa de la pluralidad. Al no intentarlo siquiera, enfrascado en el dogma anacrónico, transmite toda la zozobra que, en este y en otros campos, irradia un gobierno radicalmente autosuficiente y, frecuentemente, auto-goleador que no permite la más modesta discusión parlamentaria que pueda darle luces,  esbozar y hallar un correcto sentido,  suscitando confianza en la ciudadanía.

Postergación reiterada, por cierto,  que provoca las más variadas conjeturas e,  inevitable, fuerza a un cierto ejercicio de adivinación que lo es, porque falta una política exterior de hondura y trascendencia.  Escenarios como el “malvinazo” o la asociación económica con Guyana, lucen consecuentes con el ejercicio.

Del uno, ya nos ocupamos a través de nuestra modesta intervención en el parlamento (http://lbarragan.blogspot.com/2015/06/intervencion-de-camara.html); y, del otro, nos remite un ya remoto e interesante texto de Isbelia Segnini (http://lbarragan.blogspot.com/2015/07/una-ya-lejana-interpretacion.html). En efecto, ella expuso brevemente la posibilidad de una explotación comunitaria de los recursos esequibanos entre ambos países, además de sugerir la necesidad de consensuarnos para un mejor contra-alegato frente a las razones jurídicas esgrimidas por el vecino  país. Valga acotar, , la fórmula de una explotación conjunta de recursos entre ambos países, pasa por etapas más avanzadas que sean consecuentes con nuestra justa reivindicación territorial y, en el particular caso venezolano, con la existencia de un Estado fuerte, ahora debilitado por un absurdo y paradójico gigantismo,  capaz de resistirse a las estratagemas de la Commonwealth, comenzando por un dato fundamental: el orden.

Al momento de escribir estas notas, el presidente David Granger y el canciller Carl Greenidge de Guyana, apuestan por una más enérgica diligencia en el seno de Caricom, considerada como opresiva e incómoda nuestra reclamación por medio siglo. Coincidimos con el diputado Freddy Marcano en torno a la necesaria prudencia que  debe caracterizarlos, aunque asumimos como naturales los esfuerzos que realizan y ponen a prueba la eficacia de nuestra cancillería.

Quizá huelga comentar que, al acudir a las instancias internacionales, esgrimiendo una solución pacífica a la controversia, no ha sido – precisamente – opresiva la postura venezolana. Es más, en los últimos años, debe calificarse de negligente y complaciente bajo el signo de la autodenominada revolución que no cesa de convertir toda vicisitud en un espectáculo.

Un discurso más

Cumpliendo con nuestra obligación de asistir a la acostumbrada sesión solemne de la Asamblea Nacional, escuchamos con atención al  Orador de Orden y constatamos de nuevo que no sólo el gobierno, sino Aristóbuo Istúriz que habló en nombre,  viven en otro planeta. Ocurrió ahora, el Día de la Independencia, en la Asamblea Nacional.

Agotadas las explicaciones que no intentan dar con sobriedad y convicción, echan la culpa a una tal  crisis del capitalismo mundial y, más que a la epopeya independentista, resaltan a Chávez y a Maduro como héroes de la patria, cuando ésta nació bajo el signo de la civilidad y la deliberación.  No asumen sus responsabilidades y dicen que culpa alguna tienen respecto a la concreta y venezolanísima crisis que padecemos, pues, por una parte, el régimen nos mata de hambre agudizándose la inflación y el desabastecimiento de los ínsumos básicos, y, por otra, permite que el hampa literalmente nos mate en las calles.

Por ello, la falta de entusiasmo que se sintió en el hemiciclo por más que los iniciales resultados del referéndum griego acudiesen en auxilio de esa emoción que les apaga, tras el empeño de confiscar la fecha patriótica que es de todos los venezolanos y no de la secta ideológica que gobierna.

Ilustraciones:
- Detallles de mapas, tomados de: Venezuela - British Guaina Boundary Arbitration. "The case on the United States of Venezuela before the Tribunal of Arbitration to Convene at París" (vol. 4). Baltimore, s/f.
- El Especulador. Ciudad Caracas, 01/07/2015. Desconocida la complejidad del problema, la pieza demuestra la banalización ideológica del reclamo.
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