martes, 28 de julio de 2015

ASPIRAMOS A COMPARTIRLO

El fracaso de mi blog
Hermann Alvino

El blog https://vivalapolitica.wordpress.com ha fracasado en su objetivo primordial –generar debate-, puesto que lleva años publicando una, dos y hasta tres veces por semana elementos sobre la realidad venezolana sin haber superado la barrera numérica de los pocos lectores que generosamente le regalan unos minutos al tiempo que ese número va disminuyendo vertiginosamente.
Los números están a la vista (ver figura anexa) y las causas pueden ser varias, pero ninguna parece diferente a la que todos podemos suponer.
Recordemos que un blog personal es un repositorio de reflexiones sobre aspectos de la vida que llaman la atención de su autor, y como para ello cada uno tiene filtros diferentes, pues también serán distintas las facetas de la vida que impregnarán sus sensibilidades. Todo dependerá entonces de la motivación que el autor pueda y sepa crear para ello sincronizando esas sensibilidades con las de los eventuales lectores.
Antes de la actual era digital las reflexiones se hacían sobre papel, en libretas que todavía se consiguen a montones en las buenas papelerías del mundo, con portadas y filigrana de autor cuales bitácoras de viajeros, de aventureros, arqueólogos y artistas. Quien sabe si tanta escogencia es porque nadie las compra y se van acumulando en el inventario, o porque solo esperan un monstruoso apagón digital para retomar su puesto de privilegio. Con la era digital se ha logrado cambiar esa imagen de esos diarios a cargo de niñas y adolescentes para asentar una normalidad en el uso de éstos por parte de todos, jóvenes, viejos, niñas, astrónomos, músicos y saltimbanquis.
Por supuesto que los objetivos de cada uno son diferentes, poco podríamos añadir para valorar a quienes simplemente comparten sus vivencias diarias con gente que ni siquiera conoce –una variedad que va desde la ingenuidad pura hasta el exhibicionismo y el narcisismo, pasando por prosa y poesía de altísima calidad. Tenemos también a quienes usan ese canal como medio de transmisión de su vivencia laboral –desde el periodismo serio hasta la indispensable difusión científica-, y aquellos que dedicados a alguna actividad pública no pueden dejar de hacer acto de presencia en la red.
Y por supuesto estamos quienes usamos un blog solo para intentar generar debate sobre realidades políticas que nos tocan directamente. Es evidente que de debate no ha habido ninguno, salvo uno que otro mensaje vía correo de algún atento lector. Pero más nada. Objetivo no cumplido pues mediante este blog estadísticamente marginal y políticamente insignificante.
Por otra parte todos sabemos que independientemente de quienes usan tanto el papel como el teclado para exponer sus pensamientos cual necesidad espiritual, y casi diríamos que también corporal, hay misiones difusoras cuyo objetivo primario es generar debate, pero si en determinados contextos –como el venezolano- no se está dentro del círculo mediático para proyectar esos elementos -en prensa escrita o audiovisual- pues solo quedan las redes sociales, que no son solo canales de expresión y exposición sino de interacción, elemento éste que desde el inicio ha sido la verdadera esencia de internet.
Las redes sociales entonces son el único camino que le queda al común de los mortales para intentar activar el intercambio y debate sobre cualquier asunto -desde la técnica ideal para que la tortilla de patatas quede cremosa, pasando por cómo mitigar la picazón post tatoo…-; pero este objetivo se basa en la premisa de que no solo será leído y que sus contenidos serán de interés para un segmento de la humanidad, sino de que también será criticado para bien o para mal, mejorado, alabado o descalificado, pero en todo caso difundido, porque de lo contrario todo quedará perdido en el ciberespacio.
Es sabido que la difusión por los canales tradicionales se basa primero en enterarse, lo cual a su vez dependerá de la imitación del receptor al percatarse de que otros sintonizan ciertos programas de radio o televisión, o leen ciertos periódicos, revistas y autores, o porque no queda más remedio -dada la porquería mediática que entre publicidad y publicidad trasmite uno que otro contenido banal, exceptuando algunos canales públicos como la BBC, France2, Rai3, PBS, o Deutche Welle, entre otros-. Como todo el mundo tiene aparatos de radio, televisión y compra prensa escrita, pues el enterarse de algo es casi un hecho que se da solo y por sentado. Las bases para su difusión están allí de antemano, y solo dependerá de la calidad de contenidos para que aumente la audiencia, o el número de compradores de cierta publicación.
Pero si bien en las redes sociales el recibir contenidos es igualmente un acto pasivo, el difundirlos dependerá solo de esos destinatarios-semilla iniciales para iniciar la cadena. Recibir entonces un contenido por correo electrónico, o toparse con éste en una red social es una condición necesaria para su difusión mas no suficiente, porque ese paso ya no corre por cuenta del transmisor inicial sino de los primeros destinatarios.
Todos hemos recibido los contenidos virales sobre los perritos disfrazados de arañas, o sobre el apaleamiento de estudiantes opositores al chavismo, y de acuerdo a la motivación que dichos mensajes nos han causado, pues los hemos retransmitido, o no, por ello hay que partir del supuesto que el destinatario inicial lee los mensajes del transmisor, y no los pasa directamente a la papelera -cuando no los tiene catalogados de antemano como correo basura-, y que al toparse con éstos en alguna red social los lee para informarse y no solo por curiosidad, o por algún sentido morboso que a veces ronda hasta en las cabezas de los más ingénuos. Y luego hay que esperar que esa lectura lo motive a su difusión.
¿Por qué los contenidos del blog no se difunden? En primer lugar porque no se leen, y ello es así porque la gente está ocupada en sus cosas, en su trabajo, en su rutina para llegar a final de mes pagando las facturas, y llega a casa no precisamente para enterarse de lo que una persona relativamente desconocida quiere decirle. Sus prioridades personales son otras, y su filtro informativo casi siempre es la gente más conocida y más famosa que ha logrado saltar esa barrera que impide a la mayoría de escribidores convertirse en una referencia. Las razones para que lo hayan logrado son demasiado disímiles para abordarlas aquí. Pero todas son válidas puesto que han sido exitosas.
En segundo lugar porque tal vez los contenidos sean muy malos, mediocres, o incluso buenos pero algo largos, porque se sabe que en estos tiempos solo hay tiempo para píldoras conceptuales, aun a riesgo de quedarse en la frivolidad superficial, puesto que las ideas complejas por más que se presenten con sencillez no siempre pueden resumirse, ni mucho menos simplificarse, y menos en contenidos sociales en los cuales la información es la base de las hipótesis, y por tanto cada una de éstas debe presentarse junto con su información de soporte para reforzar la credibilidad; y ello supone más y más párrafos.
Por otra parte los contenidos a veces se toman como asunto personal, más en el caso venezolano, donde quien critica legítimamente a la oposición –como en este blog- es casi vetado hasta en los correos personales, perdiendo así gran parte de la audiencia inicial, porque en parte hemos llegado a una desesperación opositora que induce a mucha gente a escuchar solo lo que quiere oir, para pasar un buen rato dentro de la horrible rutina que ha impuesto el chavismo, en vez de disponer de un argumentario alterno para intentar saber qué diablos pasa realmente con el país y sus dirigentes de bando y bando. Es comprensible, pues que quien siembra esperanza u optimismo, aun pastoreando nubes y sin ninguna base objetiva, tenga mayor recepción que aquel que aquellos que se atreven a contar lo que hay en el otro lado de la medalla.
Esas recompensas espirituales entonces pueden conseguirse en muchas otras partes y de fuentes más expertas en la materia, mientras que dentro un debate realista sobre Venezuela ya no es tan sencillo encontrarlas. Dentro de ese contexto de refrescarse espiritualmente solo queda concluir que éste es más bien maloso, o su temática interesa poco, lo cual se confirma en parte luego de comprobar cómo se disparan los like o los me gusta si se cuelga en la red una foto del Ávila mientras que ideas que a veces –modestamente- quedan muy bien presentadas, pues son sometidas a una profunda indiferencia.
Quienes hemos estado durante décadas dentro de la dinámica política, antes de la explosión digital generábamos debate estando presentes en cualquier evento de interés. Algunos lo lograban más que otros –y de allí se iban decantando los liderazgos-. Para quienes siempre mantendremos esa cercanía con la realidad política es más que obvio que de mantenerse aunque sea mínimamente activos, las red y la tecnología que inquietantemente la diversifica cada vez más, es un canal indispensable para activar el debate.
Como eso no se ha logrado pues solo queda dejar de incordiar a los receptores, tanto los receptores de correos como los que se pasan por las redes sociales, mientras se seguirá escribiendo, ya no con ese objetivo, sino para aclararse uno mismo.
Que no es poco. Por ello, este blog sigue vivo y actualizado, pero pasa al anonimato
Gracias a los pocos lectores y difusores por su generosidad. De veras.

Fuente: https://vivalapolitica.wordpress.com/2015/07/28/el-fracaso-de-mi-blog/

Nota LB: Esto le escribimos a HA en el Facebook: "Nos incluimos en ese fracaso, Hermann, aunque – puede decirse – el tuyo es más fracaso rato largo que el mío. Citas algunas razones, pero creo las más poderosas dos : fracasas porque tu blog es inteligente, incisivo, interrogador. Y fracasas porque reconoces y celebras el fracaso. Yo quiero fracasar así. Mientras el blog este vivo y actualizado, no hay problema". Así, aspiramos a compartir el fracaso.

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