domingo, 31 de mayo de 2015

CAZA DE CITAS

"Los sujetos y las subjetividades que se construyen alrededor de 'sociedad civil' y 'revolucionario bolivariano' proyectan las ansiedades que le causan el Otro no reconocido. Ubicados ambos grupos en el contexto de la lucha por los espacios de poder, el no reconocimiento del Otro y su consecuente exclusión ubican el conflicto en el escenario de la violencia y de los opuestos irreconciliables: donde el que le pega al otro clama haber sido agredido"

Yolanda Salas

("La revolución bolivariana y la sociedad civil: la construcción de subjetividades nacionales en situación de conflicto", en:  Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, UCV, Caracas, nr. 2 de 2004: 107)

NOTICIERO RETROSPECTIVO

- Juan Bautista Meléndez. "Necesidad e importancia de la institución del registro civil". El Nacional, Caracas,06/07/1948.
- Eduardo Guzmán Pérez. "¿Se justifica la existencia del Ministerio de Justicia?" Resumen, Caracas, nr. 168 del 23/01/77.
- Ildemaro Lovera. "La ruta de a prostitución". El Nacional, Caracas, 05/02/50.
- Martín Toro escribe sobre mercado y corrupción. Economía Hoy,Caracas,17/07/89.

Fotografía: Blasco: "El Dr. David Morales Bello, abogado defensor del Dr. Serrano González, declara a nuestro reportero gráfico G. Vilchez, que el recurso de casación en este caso es improcedente". Vid. "Recurso Contra Libertad de Médico Anestesista"
Últimas Noticias, Caracas, 05/06/1958.

MORALEJA

¿Cuál radicalización?
Luis Barragán


“- ¿Cómo sabes lo que no hay en tu inconsciente? – le preguntó ella”
Philip Roth (*)


Frecuente amenaza, la radicalización del proceso revolucionario constituye la mejor retaliación empuñada frente a la más modesta resistencia.  Antes que entusiasta promesa, por encima de cualquier ilusión,  el gobierno únicamente tiene por aliento el revanchismo constante y enfermizo.

Chávez Frías y su angustiado sucesor, convirtieron la amenaza en una arrogante consigna a la que sistemáticamente apela el funcionariado del partido confundido con el Estado mismo.  Poco importan los consecutivos fracasos, por ahora, sintetizados en la escasez de los insumos básicos, la inflación,  la inseguridad personal, la censura y el bloqueo informativo,  pues la declaratoria es la de sobrevivir a cualquier costo en el poder.

Drástica y paradójica,  nos enfrentamos a una advertencia irremediablemente incumplida, pues,  el país  ha retrocedido a niveles antes impensables, tendiendo a reivindicar un pasado que se dijo el peor de todo nuestro historial republicano; y,  desmentida la revolución misma, ha fracasado la propuesta tildada de bolivariana, donde consumó su éxito el Pacto de Puntofijo, sin solución de continuidad. Incluso, literalmente ignorado por los propulsores que temen debatirlo, el desactualizado marxismo esgrimido, ha derivado en una burda conflictividad de la lumpemproletarización conquistada, prevaleciendo los instintos primarios.

Por consiguiente, la mentada radicalización ha significado siempre empeorar la situación, ejecutar definitivamente una sentencia condenatoria que la caprichosa bondad del gobernante ha postergado, profundizar el control del Estado así lo haya descalabrado, enriqueciendo al implementador  convertido en el inédito puntero de una temible mafia.  Por motivación, existe un amable repertorio de consignas, debida y recurrentemente coreado, capaz de ocultar la ansiedad y desesperación por preservar el poder o sus cuotas privilegiadas, alargando una tensa cuerda que puede reventar, si ya no lo ha hecho.

Amarga moraleja, la radicalización del proceso no sólo condena a los sentenciadores, quienes despilfarraron inmensos recurso y oportunidades, sino que aconseja su reversión de convenir en los principios y valores que el constituyente distraídamente sancionó, por todo lo visto y vivido en estos años. Inevitable, se le hizo tarde al régimen para rectificar.

(*) “Deudas y dolores” (1961), Mondadori, Barcelona, 2007: 624.

Fotografía: Cartel en la concentración opositora de Caracas (30/05/2015).
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2015/06/cual-radicalizacion/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=1091462

ESQUINAJES

Del selfie parlamentario
Luis Barragán


La estrategia de subestimación y minimización de los comicios parlamentarios, adeudada la propia fecha de su realización, por un régimen temeroso de la libre manifestación de la voluntad ciudadana,  agiganta el desafío para una oposición que, por cierto, ha de concebirlos como una tarea compartida con otras decididamente democráticas. Significa recuperar y reivindicar el debate mismo, ampliándolo y profundizándolo, en una sociedad constantemente amenazada y censurada.

Debate y parlamento constituyen un mismo fenómeno que no haya cupo en las dictaduras clásicas, empeñadas en la burda manufacturación de las leyes, la generosa aprobación de los créditos adicionales y la dócil autorización de los nombramientos que dice exclusivamente explicar al Poder Legislativo. Una campaña electoral ajena a toda polémica, entre propios y extraños, concuerda con el autoritarismo que abre una franca avenida para la experiencia totalitaria, anunciando lo que será la Asamblea Nacional para el próximo período constitucional, por lo demás, tan afín al desconocimiento que la institución gana en los estudios de opinión.

Digamos de una cierta campaña de preelaboración, pues, por una parte, a pesar de las nominales primarias abiertas que adelanta el oficialismo, la aparente representatividad de la plataforma prometida (jóvenes, mujeres, campesinos, etc.), la configuran como una maniobra destinada al absoluto control de la bancada por la promoción de nombres ajenos al oficio, cuyo único mérito – lo escribimos con todo respeto – es haber parido a un diputado lamentablemente fallecido, útil para agotarlo como un símbolo de agresión contra los adversarios;  compartimentados, de otros que tardarán en contar con una perspectiva global hasta del partido que los consagró como funcionarios; condicionados, preferibles ante el riesgo de una postura crítica que lleva al decisor de Miraflores a la facturación política preventiva de posibles corrientes o tendencias; y, sin mención de otros, concordante con el sobrepeso ejercido por el Ejecutivo Nacional y las prerrogativas reglamentarias de las que goza la junta directiva de la Asamblea Nacional, sin precedentes.

De una superior dificultad para preverlo y sellarlo, por otra parte, la oposición ganadora puede tender a la conformación y  reducción de sus grupos parlamentarios   que pocos se resistirán, ya que – si fuere el caso – por mayor audiencia y sintoniza que se tenga con el país, excepto logren una eficaz y duradera alianza, las individualidades no sobrevivirán a la creciente agregación de intereses que facilita la adhesión inmediata a los partidos predominantes. Enflaquecerá pronto el testimonio de una curul solitaria, por bulliciosa que sea, ante el irreductible fenómeno de la política que requiere de experiencia e imaginación, por modestas que se crean.

Todo autorretrato que se pretenda, no puede soslayar las realidades que cursan a los fines de un parlamento tan necesario a la transición democrática. Ésta sabrá del fracaso,   postergación o  resuelto empuje, tomando la debida atención a la conformación democrática de la propuesta opositora, o la evidentemente autoritaria de la oficialista.

Fotografía: Detalle de la llamada Esquina Caliente de Caracas, en la que difícil tomar espontáneamente una gráfica. Otrora referente de agitación urbana, quedó reducida a la exhibición de videos para todo aquél que desee sentarse a diluir el tiempo. Éste es el ideal de deliberación que anima al régimen.

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/22679-del-selfie-parlamentario

UNA DISTINTA PRISIÓN DE CONSCIENCIA

Del Cuartel San Carlos a La Tumba
Luis Barragán


Luce evidente la distancia entre el Cuartel San Carlos y La Tumba, como recintos para la reclusión política.  En décadas pasadas, aquél acogió a sendos y experimentados procesados militares y ordinarios, dada la importancia de los hechos imputados,   siendo numerosos y espontáneos los testimonios gráficos de la prisión, mientras que sobre ésta, pesa un amargo silencio oficial respecto a la propia situación humana de los jóvenes que intentaron reivindicar la legítima y pacífica protesta en los tiempos que corren.

En nuestras modestas intervenciones en las plenarias de la Asamblea Nacional (07/04 y  05/05/15), enfatizamos la distinción al denunciar el injusto encarcelamiento de los muchachos, habida cuenta del eficaz mito que inspira al oficialismo en torno al viejo establecimiento militar, dizque resumen del peor período represivo en nuestro historial republicano. Además, tuvimos ocasión de visitarlo (http://analitica.com/opinion/opinion-nacional/de-una-visita-al-cuartel-san-carlos/), y, al integrar la Comisión Permanente de Cultura, hacer el debido seguimiento – por estos años -  a un inmueble de alto valor patrimonial, por lo que no nos sorprendió la discusión del reciente acuerdo alusivo a la desaparición física de Máximo Canales, aunque así lo pretendieron al colocarlo sin previo aviso en el Orden del Día.

En un extraordinario trabajo histórico,  Carmen Brunilde Liendo (“El Cuartel San Carlos y el ejército de Caracas 1771-1884”, Caracas, 2001), llama la atención sobre el centripetismo capitalino, la significación militar y destino de la edificación que refleja las distintas etapas vividas por el país, sumadas las de una prolongada ruindad y recuperación.  Muy a principios de los sesenta del siglo XX, fue sede del Batallón de Ingenieros “Francisco Avendaño” hasta que se decidió como lugar de detención, con el traslado de Jesús María Castro León y otras personas provenientes del Castillo Libertador, añadiendo a los activistas de la insurrección marxista de acuerdo a las reseñas periodísticas de entonces que avisan de una curiosa coexistencia ideológica de los aprehendidos.

Contrariando el mito, por ejemplo, Dámaso Rojas (Élite, Caracas, nr. 2077 del 17/07/1965) y Jesús Sanoja Hernández (Economía Hoy, Caracas, 07/2000), quien lo vio como un “vasto depósito del pensamiento revolucionario o subversivo”, señalan la ocasión que les dio a los reclusos para el estudio y la reflexión, activándose recreativamente. Sanoja Hernández reconoce que “las celdas se convirtieron en oficinas de correos”, trastocado el intenso debate en artículos publicados en diarios públicos y clandestinos, libros, ensayos y poemarios.

Américo Martín (“Memorias II 1960-1970”, Caracas, 2013), retrata su estancia en el cuartel, permitiéndose escribir,  recibir la debida atención médica, al igual que la visita personal y regular de familiares y relacionados, con el libre interés de la opinión pública. No obstante, nada parecido ocurre en el siglo XXI, abandonado a su suerte el San Carlos y remitidos los inconformes a La Tumba, El Helicoide y otros establecimientos a los que se les niega el natural centripetismo político, gracias a las retaliaciones, la  censura y el bloqueo informativo.

Variadas son las vicisitudes padecidas por los jóvenes presidiarios de la radical intolerancia oficial que clama a los cielos por antiguos carcelazos. A mediados de marzo del presente año, defensores de derechos humanos, familiares y relacionados, se dieron cita en la Universidad Central de Venezuela para ofrecer el directo y dramático testimonio de los problemas de naturaleza médica, farmacéutica, económica que, entre otros, sufren los muchachos constantemente amenazados con la transferencia a un centro penitenciario para delincuentes comunes, sumergidos en la tortura – por lo menos – psicológica que no admite la más inocente fotografía.

La madre que surca la carretera nocturna en el bamboleante autobús, con la esperanza de ver por escasos minutos a su hijo, le indignará que haya parlamentarios que evadan temerosos su caso y, faltando poco, dejando constancia de su ciega adhesión, rasguen sus vestiduras porque el Cuartel San Carlos sintetizó todo lo peor. Algún día descubriremos toda la tragedia que cursa, de la que poco sabemos y mucho intuimos cuando no es posible que un diputado de oposición pueda siquiera visitar a los valientes muchachos.

Reproducciones:

- Ilustración de John Moore para un texto de Jesús Sanoja Hernández. El Nacional, Caracas, 15/08/1982. Papel Literario.
- Ilustrador no identificado para un texto de Jesús Sanoja Hernández. Economía Hoy, Caracas, 07/2000.
- Fotografías para un reportaje de Dámaso Rojas.Élite, Caracas, nr. 2077 del 17/07/1965.
- Portada del libro de B. Liendo Gómez.
- Escenas del encuentro de la UCV (Caracas, 25/03/2015).

Fuente:
http://www.diariocontraste.com/del-cuartel-san-carlos-a-la-tumba-por-luis-barragan-luisbarraganj/

Breve reseña

Carmen Brunilde Liendo Gómez, es la autora del magnífico trabajo publicado por la Academia Nacional de la Historia (Caracas, 2001), tesis de ascenso en el escalafón docente de la UCAB (1996). Versa sobre los fuertes, cuarteles y estructuras militares urbanas (I), los hombres del cuerpo militar en Caracas (II), el Cuartel San Carlos (III) y su reconstrucción en la época republicana (III). Setenta y dos años después del terremoto de 1812, es reconstruida la obra de 1790, en un formidable contexto paisajístico como el de las sabanas de La Trinidad.
Nos llama la atención el desarrollo y  precisión de un trabajo que, además de utilizar con buen criterios las fuentes documentale, incluyendo las hemerográficas, tiene el tino de contextualizar el célebre cuartel en relación al centripetismo caraqueño y a la propia evolución del elemento militar que ha de reflejar, como lo reflejó, distinguiendo las milicias – un dato medioeval- del ejército regular. Por lo demás, especifica la naturaleza de la edificación y el cumplimiento de su uicación estratégica. Evitando la tentación de disgregarse a propósito de los factores que explican la construcción del inmueble, tardío frente a la prioridad del sistema defensivo de las costas, en forma concisa lo aborda iluminándonos sobre etapas que enuncia con la exactitud de la conocedora de etapas y problemas de un historial tan difícil como el venezolano, sobre todo por las consecuencias políticas, sociales y económicas de la guerra independentista.
LB 

REAPARICIÓN

Érase un país
Guido Sosola


Veinte años atrás, teníamos veinte años menos. Dejé el envío por fax de los artículos que siempre escribimos a máquina manual, con copia al carbón para el archivo, entregándolos personalmente en las sedes de los ya extintos El Globo y Economía Hoy.

Buen pretexto para caminar o tomar el tren de Plaza Venezuela a La Candelaria y, al coincidir con amigos, conversar de vez en cuando entre jugos de cebada, pimientos y chistorras. No constituía temeridad alguna, tomar un taxi a la una de la mañana, en plena avenida por los años noventa del siglo pasado.

Bastaba con competir en ambas publicaciones, al remitirles los textos, sin necesidad de cabildearlos asomando la recomendación de in influyente. Cordialmente atendidos, en El Globo coincidían las más disímiles plumas, varias veces agitada la redacción, aceptando también trabajos largos, mientras que el  recinto de Economía Hoy parecía más selecto, en el viejo edificio Di Mase, hoy invadido, hasta que la familia huyó del país con todos los auxilios financieros que les dispensaron, en la recordada debacle bancaria.

Alrededor de veinte años atrás, el país estaba en la peor crisis, pero – desmitiéndola a la luz del amargo presente – la alta inflación no impedía el literal acceso a los bienes y servicios básicos, con anaqueles llenos como no imaginan las nuevas generaciones, distintas marcas de leche pausterizada o de café se exhibían en días de un mayor consumo que la de leche en polvo o de una taza confiada que no pudimos hacer en casa. No había la matazón anual que lamentablemente nos ha caracterizado, o alcanzaba para vestir decentemente, portar las prendas elementales y hasta escaparse a la libación y degustación en La Candelaria que tenía mejor mesa que el este de la ciudad capital.

La prensa, el parlamento y los partidos resonaban constantemente, sin las facilidades del medio digital que, parece mentira, en el presente tiene una rapidez que contrasta con la lenta pausa impuesta por la censura y el bloqueo informativo. Érase de otro país con alternancia en el poder, donde yo me permitía escribir en torno a los problemas que padecía, aunque también sobre temas variados y caprichosos: digamos, cada artículo era arbitrado, pues no fue otra cosa, sin palanca alguna, de vez en cuando aparecían mis textos hasta con envidiable ilustración, dependiendo enteramente del contenido.

Tenía veinte años menos, en una edad febril en la que necesitaba escribir tanto como respirar. Numerosos artículos quedaron en el tintero, pero – al verlos ahora – nos pega una nostalgia que es de futuro, porque hubo derecho al optimismo y a luchar por solventar los problemas, los del país y los míos.

Nada era perfecto y así como quedaron proyectos en el olvido, como el de una plaza para la estación de Sabana Grande de José Campos Biscardi, fueron muchas las ideas e iniciativas que no vieron concreción alguna. Sin embargo, había país y, simbolizado por los espacios públicos, en ésta década quedó sin hacerse la tal Plaza de la Revolución en La Hoya, cuyo diseño y maquetado se hundió – esta vez – como una promesa de Farruco Sesto en el farragoso terreno del despilfarro y de la improvisación de una impunidad dramática: él le costó demasiado a Venezuela y aquél, generoso y talentoso, es acreedor de nuestro agradecimiento.

Recomenzamos nuestro ejercicio, ahora de bytes. No quiero volver al pasado, pero tampoco deseo este presente. Empuñando el escudo de armas de la familia, por cierto, actualizado el diseño por mi amigo Rafael Mourad tiempo atrás, una manera de abrirse paso hacia el futuro es también opinando, fijando posturas, moviéndonos.

- Escudo de Armas.
- José Campos Biscardi: Maqueta de la obra ganadora del concurso del Metro para ser ubicada en Sabana Grande, cosa que nunca ocurrió (1981).
- Ministro Farruco Sesto: Proyecto para la Plaza de la Revolución en La Hoyada (2012).

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionnacional/22697-erase-un-pais

INDIGNACIÓN EN EL PAVIMENTO

Reposición de calle
Ox Armand


Claro que unos tratan de picar adelante mientras que otros de monopolizarla. No me parece que la Mesa de la Unidad sea, en sí misma, una experiencia del escándalo. Partamos del propio hogar doméstico, donde hay muchas y variadas diferencias, por lo que hay mejores o peores motivos para aquellas cosas – digamos – menos íntimas: desde una fiesta radial hasta un acto académico, o cualesquiera eventos gremial, partidista, laboral, etc.  La  noticia soslayada es el modo de tramitar esas diferencias o discrepancias. Simplemente, no se tramitan para correr la arruga.  La noticia subrayada es la celebración del avispado empinamiento de unos en detrimento de otros. Sencillamente, se festeja así rompa las reglas. Puede aseverarse que tenemos más de lo que creemos, de cultura política chavista a falta de una precisa adjetivación que trascienda al propio y extinto presidente. Valen más las descalificaciones personales y hasta el auto-engaño. Por ejemplo, de un lado parece lógico el escenario (adicional a dos o tres) de una ruptura de la Mesa, que después se reconfigure  por el necesario acuerdo entre dos o más tendencias separadas o institucionalizadas. Otra cosa muy distinta es que priven las descalificaciones personales, ridiculizándose a cuanto actor se interponga en el camino. Del otro lado, reconocido el éxito de la concentración del sábado 30 de los corrientes,  lo contaminemos innecesariamente enviando imágenes a las redes sociales de otras sonadísimas movilizaciones del pasado, revelando la propia inasistencia del remitente de la gráfica al reciente encuentro opositor. Hay ingenuidad y también malicia. Hay diligencias de los propios servicios de contra-inteligencia del gobierno. ¿Quién discute sobre la ordenación de estas convocatorias? ¿Cómo analizar su efectiva realización después de fracasado en febrero de este año tanto el acto de Voluntad Popular como el llamado a marchar de Chuo Torrealba? ¿Por qué no indagar sobre el remedio que se aplicó a partir de 1958 al fenómeno del canibalismo político, adecuada denominación que parece ajena a la Venezuela de hoy? Algunas de las preguntas que nos hacemos, reinventando el agua tibia, para una cogida de la calle, un reposicionamiento de la oposición activa que tiene con esta experiencia su mejor aporte a las elecciones parlamentarias, para los que desean y no desean esperar al 2019.

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/22675-reposicion-de-calle

SÍNTESIS DE UN LLAMADO


La cadena nacional de Maduro no pudo opacar la exitosa movilización de las fuerzas democráticas de la oposición

“La exitosa movilización ciudadana de Caracas y otras ciudades del país, en reclamo de una fecha electoral y a favor de los presos políticos, sintetiza un llamado a la unidad de las grandes mayorías democráticas”, refirió el diputado Luis Barragán, Sub-jefe de la Fracción Parlamentaria de los Independientes (VENTE) en la Asamblea Nacional.

“La sociedad plural y compleja que somos, se expresa a través de la oposición democrática y, por ello, lucen naturales las públicas diferencias en el difícil proceso de composición de nuestra plataforma electoral. No obstante, la reciente y multitudinaria movilización ciudadana demuestra la vigencia de los dramáticos problemas que denunciamos, expresando el malestar y la indignación generalizados; la gravísima situación de los presos políticos, retratando así la naturaleza del régimen; y el mandato superior de una unidad opositora por encima de las circunstanciales diferencias”.

Finalmente manifestó: “Una abusiva cadena nacional como la de Maduro, no pudo opacar la realidad de la calle que se siente burlada por él, haciéndonos creer que aquí no pasa nada. Ya no tienen fuerzas para las contra-marchas acostumbradas, pues, irritaría aún más a los empleados públicos que los muevan para responder a los eventos del sábado 30, conociendo que el CNE no ha fijado fecha para los comicios parlamentarios y que hay venezolanos injustamente encarcelados por defender la democracia y la libertad”.

Fotografía:  Programa radial con Pablo Zambrano (Radio Sensación, Caracas, 16/03/15).
Fuentes:
http://www.opinionynoticias.com/noticiasenvenezuela/22676-barragan-qla-cadena-nacional-de-maduro-no-pudo-opacar-la-exitosa-movilizacionq
http://www.entornointeligente.com/articulo/6079796/VENEZUELA-Barragan-La-cadena-nacional-de-Maduro-no-pudo-opacar-la-exitosa-movilizacion

AMOR-SALVACIÓN

La idea de Dios desde nuestra cultura actual
Fray Marcos (Rodríguez)

En años pasados hicimos un pequeño repaso teológico sobre el dogma de la Trinidad. Este año me voy a dedicar a hablar simplemente de Dios. No es que sea más fácil, pero puede ser más útil.
Es verdad que la Biblia dice en las primeras líneas que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, pero, en realidad, es el hombre el que está fabricando a cada instante un Dios a su medida.
Es verdad que nunca podremos llegar a un concepto adecuado de lo que es Dios, pero no es menos cierto que muchas ideas de Dios pueden y deben ser superadas. Si ha cambiado nuestro conocimiento de la realidad, y ha cambiado nuestra manera de entender al hombre, será lógico que cambie también nuestra idea de Dios. El Dios antropomórfico tiene que dejar paso a un Dios cada vez menos cosificado.
Todas las teologías surgieron de una experiencia personal y de una elaboración racional que siempre se hace desde una filosofía de la vida, determinada por un tiempo y una cultura. También la primitiva teología cristiana se desarrolló en el marco de una cultura y una filosofía, la griega. Pudo ser muy útil a través de la historia, pero no tenemos por qué atarnos a ella y negarnos a buscar otras maneras de comprender a Dios.
Debemos superar la idea de un Dios “todopoderoso”, que tiene todo sometido bajo sus pies, y puede hacer y deshacer a capricho la realidad terrena. Un Dios al que debemos temer, porque guarda estrecha cuenta de nuestras fechorías.
Es falso el Dios que premia y castiga; en contra de lo que nos pide a  nosotros Jesús en el evangelio: “amad a vuestros enemigos”. Un Dios que premia a los amigos y manda al infierno a los enemigos, no tiene nada de extraordinario; eso mismo hacemos todos los seres humano.
No es cierto que Dios  nos pida humillación y sacrificios, sobre todo cuando hemos fallado. Falso un Dios que está al acecho para ver lo que hacemos, y según nuestras obras, reaccionará Él después.
En realidad, siempre que nos atrevemos a decir Dios es… estamos expresando una idea, es decir, un ídolo. Estoy cada vez más convencido de que el ateo sincero está más cerca del verdadero Dios, que los teólogos que creen haberlo atrapado en sus intrincados conceptos.
Hoy podemos comprender que Dios no se identifica con la creación, pero tampoco es nada separado de ella. De la misma manera que no podemos imaginar la Vida como algo separado del ser que está vivo. No podemos imaginar lo divino separado de todo ser creado, que, por el mero hecho de existir, está traspasado de Dios. En los últimos tiempos muchos pensadores llaman a esa conexión inextricable, “no dualidad”.
Tampoco podemos decir que está donde actúa, porque tampoco puede actuar de una manera causal a semejanza de las causas segundas. La acción de Dios no podemos percibirla por los sentidos ni ser objeto de  ciencia. Dios es acto puro y lo que hace se identifica con lo que es. Lo está haciendo todo de una vez, por lo tanto no puede empezar a hacer algo o dejar de hacer lo que está haciendo.
El Dios de Jesús no es el aliado de unos pocos que le caen en “gracia”. No es el Dios de los buenos, de los piadosos, de los religiosos ni de los sabios. Es el Dios de los excluidos y marginados, de los enfermos y tarados; incluso de los irreligiosos inmorales y ateos.
Esta es una verdad que nos cuesta mucho aceptar a “los buenos”. El evangelio no puede ser más claro al respecto: “las prostitutas y los pecadores públicos os llevan la delantera en el Reino de Dios.
El Dios de Jesús no aporta nada a los buenos que ya están salvados, pero llena de esperanza a los malos que necesitan salva­ción. "No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores". El mensaje de Jesús escandalizó, porque hablaba de un Dios que se da a todos sin que tengamos que merecerlo. Para todo el que se cree bueno, eso es una muy mala noticia.
Para nosotros, es sobre todo la experiencia que Jesús tuvo de su Abba, lo que nos debe orientar en nuestra búsqueda. Jesús no se propuso inventar una nueva religión ni un nuevo Dios. Lo que intentó con todas sus fuerzas, fue purificar la idea de Dios que tenía el pueblo judío en su época. Ese esfuerzo le costó la vida.
Jesús en todo momento quiere dejar claro, que su Dios es el mismo del Antiguo Testamento. Eso sí, tan purificado y limpio de adherencias idolátricas, que da la impresión de ser una realidad completamente distinta.
La forma en que Jesús habla de Dios como amor-salvación para los hombres se inspira directamente en su experiencia personal.
Naturalmen­te esa vivencia no hubiera sido posible sin hacer suyo el bagaje religioso heredado de la tradición bíblica. En ella se encuentran ya claros chispazos de lo que iba ser la revelación de Jesús.
La experiencia básica de Jesús fue la presencia de Dios en su propio ser. Descubrió que Dios lo era todo para él y decidió corresponder siendo él mismo todo para Dios. Tomó concien­cia de la fidelidad de Dios y respondió vitalmente a esta toma de concien­cia.
Al atreverse a llamar a Dios "Abba", Jesús abre un horizonte completamente nuevo en las relaciones con el Absoluto.  Descubrió el Absoluto, en cada una de sus criaturas, sobre todo en los oprimidos.
La base de toda experiencia religiosa reside en la condición de criaturas. El hombre se descubre sustentado por la permanente acción creadora de Dios. El modo finito de ser uno mismo, demuestra que no se da a sí mismo la existencia, por lo tanto, es más de Dios que de sí mismo. Sin Dios no sería posible nuestra existencia. El reconoci­miento de nuestra limitación es el camino para llegar a la experiencia de Dios. Él es el único verdadero y sólido fundamento sin el cual, nada existe.
Jesús descubre que el centro de su vida está en Dios. Pero eso no quiere decir que tenga que salir de sí para encontrar su centro. Descubrir a Dios como fundamento, es fuente de una inesperada humanidad. La experiencia personal de Dios será el camino para la manifestación de la más alta humanidad.
Esta idea de Dios supone un salto sobre la idea del Antiguo Testamento. Allí Dios era el Todopoderoso que hace un pacto al modo humano, y observa desde su atalaya a los hombres para ver si cumplen o no su “alianza”, y reacciona en consecuencia. Si la cumplen, los ama y los premia, si no la cumplen, los reprueba y castiga.

En Jesús, Dios actúa de modo muy diferente. Él es don absoluto e incondicional. Él es ágape y se da totalmente. Es el hombre el que tiene que reaccionar al descubrir lo que Dios es para él. La fidelidad de Dios es lo primero y el verdadero fundamento de una actitud humana.
En las últimas décadas, los científicos en general han dado un vuelco en la manera de afrontar el problema de Dios. Del rechazo frontal de los últimos siglos, se ha pasado a la consideración de que la ciencia no lo explica todo, ni mucho menos. Detrás de todos los avances increíbles, sigue estando el misterio de los orígenes y de por qué la realidad es como es y no de otra manera. A pesar de todo, seguimos sin poder explicar el origen del universo, la vida, la inteligencia, etc.
Pero sería completamente falso el creer que Dios está ahí, porque lo necesitamos para explicar la realidad. Sería seguir en la dinámica de los seres del Paleolítico. Precisamente porque no necesitamos a Dios para cubrir nuestras necesidades materiales, estamos en mejores condiciones para encontrar al verdadero Dios.
Hoy se está debatiendo un tema interesante sobre Dios. ¿Es Dios persona? La mayor dificultad para hablar de Dios como persona, la encontra­mos en el mismo concepto de persona que lejos de ser una constante a través de la historia, ha experimentado sucesivos y profundos cambios de sentido.
Desde el "prosopon" griego, traducido al latín por “persona”, y que era en el origen la máscara que se ponían en el teatro para que “resonara” la voz; pasando a significar el personaje que se representaba. Al final terminó significando el individuo físico. El sentido moderno de persona, es el de yo individual, conciencia subjetiva, es decir, el núcleo más íntimo del ser humano.
En los últimos años se está hablando del ámbito transpersonal. Creo que va a ser uno de los temas más apasionantes de los próximos decenios. Si el hombre está anhelando lo transpersonal, es ridículo seguir encasillando a Dios en un concepto personal, que limita el propio ser.
La clásica definición de Boecio [individua sustantia, racionalis natura], es un poco ridícula, porque pretende aplicar a Dios la individualidad y la racionalidad propia del hombre.
Dios no puede ser un "tú" en el mismo sentido que lo es otro ser humano. Dios sería más bien la realidad que posibilita el encuentro con un tú; es decir, sería como ese tú ilimitado que se experimenta en todo encuentro humano con el otro. Pero a Dios nunca se le puede experimentar directa­mente como tal tú, sin el rodeo del encuentro con un tú humano.
No se trata pues, de evitar a toda costa el vocabulario teísta (nos quedaríamos sin lenguaje sobre Dios), sino exponer con suficiente claridad el carácter analógico de todo lenguaje sobre Dios. Toda nuestra vida religiosa quedará afectada por estas ideas que acabamos de exponer, desde la oración hasta la esperanza en la vida futura.
Meditación-contemplación
La mejor pista nos la da Jesús: “yo y el Padre somos uno”.
Bien entendido que esto lo dijo como ser humano.
Jesús sigue siendo Jesús y Dios sigue siendo Dios,
pero toda diferencia ha desaparecido.
…………………..
En su evangelio, Juan pone en boca de Jesús, uno y otra vez:
”Yo soy…”
Es la definición que da Dios de sí mismo desde la zarza.
Lo que sustituye, en cada caso, a los puntos suspensivos
no tiene importancia.
Lo importante es que ha descubierto su ser.
…………….
Este es el único camino para conocer a Dios.
Descubrir que lo que Él es y lo que soy yo se identifica.
Solo si llego a descubrir lo que soy,
puedo llegar a vivir lo que es Dios.

Fuente:
http://www.feadulta.com/anterior/Ev-mt-28-16-20-MR.htm
Cfr. José Martínez de Toda (SJ): http://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-trinidad
Ilustración: Josef Albers, "Homage to the Square: Early Yellow" (1951). Modificación (LB), mediante el escáner de mano. 

UNIDAD PERFECTA

NOTITARDE, Valencia, 31 de mayo de 2015
Creo en Dios Uno y Trino (Mt. 28,16-20) 
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flaute 

La Iglesia Católica celebra hoy la solemnidad de la Santísima Trinidad. Los cristianos católicos, todos los domingos, confesamos nuestra fe (el credo) en Dios que es Uno y Trino a la vez. Misterio no inventado por la Iglesia, sino que Jesucristo, viniendo al mundo nos reveló la existencia de un Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Él nos dio a conocer como es Dios en esencia y como se da a conocer al mundo. Es una realidad que solo por la fe podemos entender, ya que con nuestra razón limitada no podemos comprender a plenitud las verdades sobrenaturales. En el Nuevo Testamento vemos la presencia de la Trinidad (aunque no aparezca esta palabra como tal) manifestada en: la Anunciación en la que se percibe claramente la acción del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Lc. 1,30.32.35), la manifestación de Dios en el momento del Bautismo de Jesús (Mc.9,1-10), las palabras de Jesús sobre su Padre y El Espíritu Santo que enviará (Jn. 1,1; 10,10.38; 14,11;17,11.16.21.26, etc.) y como lo dice el evangelio de hoy donde leemos que Jesús envía a sus apóstoles a bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; es decir, en nombre de Dios Uno y Trino. San Pablo, el gran apóstol cristiano, el misionero por excelencia, confiesa su fe trinitaria (Rm. 8,9-11.15.26; 2Cor. 1,21-22; 13,13; Filp.2,6; Gál.4,6; Ef. 3, 14-20 etc.). El cristianismo, por tanto, manifiesta su fe monoteísta (un solo Dios) al reconocer el ser de Dios en una única esencia o naturaleza divina y tres personas que conforman esa unidad perfecta que llamamos Santísima Trinidad.
Ida y Retorno: Este miércoles 3 de junio, a las 9:00 am, en la FACE de la UC, miembros de la Capellanía nos reuniremos con parte del personal de esa facultad, que profesa la fe cristiana católica, para reflexionar, orar y diseñar un plan de acción pastoral.

Cfr.
José Antonio Pagola: http://www.feadulta.com/anterior/Ev-mt-28-16-20-Pag-B.htm
Isabel Vidal de Tenreiro: http://elimpulso.com/articulo/buena-nueva-4
Ilustración: Andres Hernandez (1886).

TONAL Y ATONAL

EL NACIONAL, Caracas,  31 de mayo de 2015
Podemos, la FIFA y la Filarmónica de Berlín
Moisés Naím

Se parece a la elección del Papa. Los 123 músicos de la orquesta Filarmónica de Berlín, quizás la mejor del mundo, se reúnen en lugar aislado y secreto, entregan sus teléfonos móviles y votan para elegir su próximo director, el sucesor de Herbert von  Karajan, Claudio Abbado y las otras luminarias que los han dirigido. En este secreto cónclave los músicos votan tantas veces como sea necesario para que uno de los candidatos alcance la mayoría de los votos. Hace unas semanas, y por primera vez desde 1882,  los músicos no lograron ponerse de acuerdo. Su fragmentación hizo imposible la mayoría necesaria y así, imitando un habito común  del Congreso de Estados Unidos, decidieron posponer la decisión para el año próximo. "Los músicos de Berlín orquestan él fin de la autocracia" escribió Shirley Apthorp, una crítica y continuó:  "La era del autócrata ha terminado; hasta orquestas menos democráticas que la de Berlín quieren tener más influencia sobre su destino. El estilo absolutista de Herbert von Karajan ya no tiene cabida en una sociedad igualitaria".
Esta afirmación es perfectamente aplicable a muchos ámbitos del quehacer humano.  Hasta a la  FIFA, por ejemplo.  ¿Alguien duda que estamos viendo el final de la manera corrupta, opaca y autoritaria como hasta ahora ha funcionado la organización que maneja el fútbol a nivel mundial?  Por más que Sepp Blatter, el hábil dictador "democráticamente electo"  de la FIFA  continúe actuando como siempre lo ha hecho, (y hasta haya logrado ser reelegido!) el fin de su liderazgo es tanto obvio como inevitable.
Esto no solo está pasando en la música o el fútbol.  En las últimas semanas los sorprendentes resultados de las elecciones en el Reino Unido, España y Polonia  han reconfigurado el orden político de esos países.  En el Reino Unido, El Partido Nacional Escocés, y en España Podemos y Ciudadanos irrumpieron en las elecciones, quitándole poder a los partidos tradicionales. En Polonia Andrzej Duda, un candidato que hasta poco era relativamente desconocido derrotó al presidente Bronisław Komorowski.   En todos estos casos, los expertos y las empresas encuestadoras fueron sorprendidos por los resultados.
Algo parecido ocurre en el mundo del dinero y los negocios.  La revista Fortune está por  publicar su famosa lista de las 500 empresas más grandes de Estados Unidos. 57% de las compañías que están este año en la lista no aparecían en 1995.  La rotación es aún mayor  en las listas de las mayores empresas del mundo.  Aparecen cada vez más empresas de países emergentes -especialmente China-- así como de sectores de negocios que no existían hace tan sólo unos años. Mientras que Alíbaba, la empresa China de comercio electrónico fundada en 1999 tiene un valor de 224 mil millones de dólares, muchas de las compañías europeas o americanas que antes dominaban sus mercados han desaparecido de la lista. Kodak, por ejemplo. 
Lo mismo está pasando con la lista de las personas más ricas.  Solo el diez por ciento de los estadounidenses que en 1982 estaban en la lista de la revista Forbes de los más ricos seguían en esa lista en el 2012. Es interesante destacar que de solo haber obtenido un rendimiento del 4% al año sobre su capital, la gran mayoría de los ricos de 1982 hubiese podido seguir estando en la lista 30 años después. Pero no lo lograron.  ¿Quién los reemplazó? Los asiáticos.
El " Reporte de los Billonarios del 2015" recién publicado por UBS/PwC encontró que un creciente número de personas con una fortuna personal de mas de mil millones de dólares reside y trabaja en Asia. De los 1300 súper-ricos incluidos en el Reporte, el 66% no heredó su fortuna sino que la creó.  Hace dos décadas esto era al revés. El 57% de los ricos del mundo lo eran gracias a que habían heredado un gran capital . Y hasta 1980, indica el Reporte, la abrumadora mayoría de los mil-millonarios se concentraban en Estados Unidos y Europa. Ya no. En el 2015 el 36% de los súper-ricos que no heredaron su riqueza son asiáticos y tan sólo el 17% europeos. El 47%  reside en EEUU.
La gran sorpresa no es que todas estas cosas estén pasando. Lo más sorprendente es la frecuencia con la cual los líderes tradicionales de la política, la economía o hasta los deportes y las artes creen que pueden seguir comportándose como siempre lo han hecho.  Sepp Blatter, el jefe de la FIFA, es un buen ejemplo de esto.  Después de su reelección, una bofetada a la gente decente del mundo,  Blatter dijo: "No necesitamos revoluciones, necesitamos evoluciones. Y yo arreglaré la FIFA." Pues no. El no la arreglará. La arreglaran los fiscales y jueces  Americanos que mandarán a la cárcel a los corruptos de la FIFA. Y esa es la revolución de la cual Blatter intenta salvarse.

(http://www.el-nacional.com/moises_naim/Podemos-FIFA-Filarmonica-Berlin_0_637136450.html)

AGRADECIMIENTO

EL PAÍS, Madrid,31 de mayo de 2015
PIEDRA DE TOQUE »
La batalla de un hombre solo
Simon Leys se enfrentó a una corriente colectiva de eminencias intelectuales con el propósito de disipar la maraña de mentiras sobre la "revolución cultural" de Mao, aquella locura inspirada por un viejo déspota
Mario Vargas LLosa
En los años setenta tuvo lugar un extraordinario fenómeno de confusión política y delirio intelectual que llevó a un sector importante de la inteligencia francesa a apoyar y mitificar a Mao y a su “revolución cultural” al mismo tiempo que, en China, los guardias rojos hacían pasar por las horcas caudinas a profesores, investigadores, científicos, artistas, periodistas, escritores, promotores culturales, buen número de los cuales, luego de autocríticas arrancadas con torturas, se suicidaron o fueron asesinados. En el clima de exacerbación histérica que, alentada por Mao, recorrió China, se destruyeron obras de arte y monumentos históricos, se cometieron atropellos inicuos contra supuestos traidores y contrarrevolucionarios y la milenaria sociedad experimentó una orgía de violencia e histeria colectiva de la que resultaron cerca de 20 millones de muertos.
En un libro que acaba de publicar, Le parapluie de Simon Leys (El paraguas de Simon Leys), Pierre Boncenne describe cómo, mientras esto ocurría en el gigante asiático, en Francia, eminentes intelectuales, como Sartre, Simone de Beauvoir, Roland Barthes, Michel Foucault, Alain Peyrefitte y el equipo de colaboradores de la revista Tel Quel, que dirigía Philippe Sollers, presentaban la “revolución cultural” como un movimiento purificador, que pondría fin al estalinismo y purgaría al comunismo de burocratización y dogmatismo e instalaría la sociedad comunista libre y sin clases.
Un sinólogo belga llamado Pierre Ryckmans, que firmaría sus libros con el nombre de pluma de Simon Leys, hasta entonces desinteresado de la política —se había dedicado a estudiar a poetas y pintores chinos clásicos y a traducir a Confucio—, horrorizado con esta superchería en la que sofisticados intelectuales franceses endiosaban el cataclismo que padecía China bajo la batuta del Gran Timonel, se decidió a enfrentarse a ese grotesco malentendido y publicó una serie de ensayos —Les Habits neufs du président Mao, Ombres chinoises, Images brisées, La Fôret en feu, entre ellos— revelando la verdad de lo que ocurría en China y enfrentándose con gran coraje y conocimiento directo del tema al endiosamiento que hacían de la “revolución cultural”, empujados por una mezcla de frivolidad e ignorancia, no exenta de cierta estupidez, buen número de los iconos culturales de la tierra de Montaigne y Molière.
Los ataques que recibió Simon Leys por atreverse a ir contra la corriente y desafiar la moda ideológica imperante en buena parte de Occidente, que Pierre Boncenne documenta en su fascinante libro, dan vergüenza ajena. Escritores de derecha y de izquierda y las páginas de publicaciones tan respetables como Le Nouvel Observateur y Le Monde lo bañaron de improperios —entre los cuales, por cierto, no faltó el de ser un agente y trabajar para los americanos—, y lo que más debió dolerle a él siendo católico fue que revistas franciscanas y lazaristas se negaran a publicar sus cartas y sus artículos explicando por qué era una ignominia que conservadores como Valéry Giscard d’Estaing y Jean d’Ormesson y progresistas como Jean-Luc Godard, Alain Badiou y Maria Antonietta Macciocchi consideraran a Mao “genio indiscutible del siglo XX” y “el nuevo Prometeo”. Nunca tan cierta como en aquellos años, la frase de Orwell: “El ataque consciente y deliberado contra la honestidad intelectual viene sobre todo de los propios intelectuales”. Pocos fueron los intelectuales franceses de aquellos años que, como un Jean-François Rével, guardaron la cabeza fría, defendieron a Simon Leys y se negaron a participar en aquella farsa que veía la salvación de la humanidad en el aquelarre genocida de la revolución cultural china.
La silueta de Simon Leys que emerge del libro de Pierre Boncenne es la de un hombre fundamentalmente decente, que, contra su vocación primera —la de un estudioso de la gran tradición literaria y artística de China fascinado por las lecciones de Confucio—, se ve empujado a zambullirse en el debate político en el que, por su limpieza moral, debe enfrentarse, prácticamente solo, a una corriente colectiva encabezada por eminencias intelectuales, para disipar una maraña de mentiras que los grandes malabaristas de la corrección política habían convertido en axiomas irrefutables. Terminaría por salir victorioso de aquel combate desigual, y el mundo occidental acabaría aceptando que la “revolución cultural”, lejos de ser el sobresalto liberador que devolvería al socialismo la pureza ideológica y el apoyo militante de todos los oprimidos, fue una locura colectiva, inspirada por un viejo déspota que se valía de ella para librarse de sus adversarios dentro del propio partido comunista y consolidar su poder absoluto.
Leys se atrevió a desafiar la moda ideológica imperante en buena parte de Occidente
¿Qué ha quedado de todo aquello? Millones de muertos, inocentes de toda índole sacrificados por jóvenes histéricos que veían enemigos del proletariado por doquier, y una China que, en las antípodas de lo que querían hacer de ella los guardias rojos, es hoy una sólida potencia capitalista autoritaria que ha llevado el culto del dinero y del lucro a extremos de vértigo.
El libro de Pierre Boncenne ayuda a entender por qué la vida intelectual de nuestro tiempo se ha ido empobreciendo y marginando cada vez más del resto de la sociedad, sobre la que ahora no ejerce casi influencia, y que, confinada en los guetos universitarios, monologa o delira extraviándose a menudo en logomaquias pretenciosas desprovistas de raíces en la problemática real, expulsada de esa historia a la que tantas veces recurrieron en el pasado para justificar enajenaciones delirantes, como esa fascinación por la “revolución cultural”.

Una cultura en la que las ideas importan poco condena a la sociedad al fin del espíritu crítico
No hay que alegrarse por el desprestigio de los intelectuales y su escasa influencia en la vida contemporánea. Porque ello ha significado la devaluación de las ideas y de valores indispensables, como los que establecen una frontera clara entre la verdad y la mentira, nociones que hoy andan confundidas en la vida política, cultural y artística, algo peligrosísimo, pues el desplome de las ideas y de los valores, a la vez que la revolución tecnológica de nuestro tiempo, hace que la sociedad totalitaria fantaseada por Orwell y Zamiatin sea en nuestros días una realidad posible. Una cultura en la que las ideas importan poco condena a la sociedad a que desaparezca en ella el espíritu crítico, esa vigilancia permanente del poder sin la cual toda democracia está en peligro de desmoronarse.
Hay que agradecerle a Pierre Boncenne que haya escrito esta reivindicación de Simon Leys, ejemplo de intelectual honesto que no perdió nunca la voluntad de defender la verdad y diferenciarla de las mentiras que podían desnaturalizarla y abolirla. Ya en el libro que dedicó a Revel, Boncenne había demostrado su rigor y su lucidez, que ahora confirma con este ensayo.

Ilustración: Giuseppe Veneziano.

sábado, 30 de mayo de 2015

BITÁCORA

¿Cómo no constatar a Rafael Barrios, hoy, a propósito de la concentración de protesta?
 Circulos de la cuadratura.
Río vertical.
Libertad de opinión. A veces, ingenua porque Leopoldo López - si mal no recordamos - solicitó su ingreso a la IS. Bemoles del proceso político venezolano.
 Preámbulos de la concentración. Oportunidades para expresarse.
Es difícil, ante las escasas alternativas de comunicación, mantener viva la memoria. El esfuerzo de recordar permanentemente la situación actual de los presos políticos,en medio de otros y numerosos problemas (inflacón, etc.), incluye la de aquellos que llevan años tan injustamente encarcelados. Digamos, hay un diseño perverso del régimen que lleva a la fragilidad de la memoria mediata e inmediata. Contrastante, por cierto, con la tarea rutinaria del gobierno como es la de recordarnos, martillarnos a diario, sobre un pasado remoto y reciente, pues Alberto Lovera combina perfectamente con Robert Sierra para ese ensayo enfermizo y continuo de estigmatizar a la oposición. Cuenta con todos los recursos materiales y simbólicos del Estado. Hoy, por ejemplo, en cadena nacional, Maduro habló de la candidatura parlamentaria de la madre de Sierra. Con todo el respeto que nos merece la señora madre de Sierra, luce obvia la triple intención: convertirla en vivo símbolo del "martirio" que ayude a agredir a la oposición, tratando de acomplejarla; la conformación de una bancada no sólo inexperta, sino muy agradecida con el adedador que la designa; y la facturación interna de aspirantes.
 No quisimos subir a una tarima extremadamente poblada en la concentración de hoy, difícil de reciclar. El problema no residió en hacerlo, dada la condición de parlamentarios, sino esa dura competencia de "pescueceo" varias veces inútil, pues la noticia no es la de ocupar esa tribuna. La noticia es la de movilizar a la ciudadanía, como ocurrió hoy.
 Otros medios.
Concentración de hoy, frente a El Lido, en reclamo de una fecha electoral y a favor de los presos políticos. 

viernes, 29 de mayo de 2015

LIQUIDACIÓN

EL NACIONAL, Caracas, 22 de mayo de 2015
Derechos humanos en el idealismo alemán
Eduardo Vásquez

En toda la historia de la filosofía, esto es, del pensamiento humano en su nivel más encumbrado, el idealismo alemán ocupa el sitio más alto. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano transformó toda la reflexión filosófica. La filosofía política de Kant y Hegel está penetrada por esta declaración. Se toma como una declaración de derechos. En el idealismo alemán fue vista como una exposición de la libertad humana. Desde Rousseau quedó establecido que el hombre es un ser libre, nace libre, pero está encadenado. Para que la libertad sea efectiva tiene que encontrar su realización en el mundo y en sus instituciones. Así como sabemos lo que es cualquier ser, esto es, por sus determinaciones, así mismo sabremos lo que es la libertad por sus exteriorizaciones, por la manera en que aparece. Lo que se exterioriza y aparece en el derecho son las determinaciones de la libertad. Por tanto, la libertad es el fundamento del derecho. Suprimir el derecho es suprimir la libertad. El sujeto que realiza sus actos conforme al derecho está realizando su libertad.
En Hegel, el derecho sustituye a la moral. La libertad, lo que debe hacer el sujeto, no se hallará en la moral, como pretendía Kant, sino en el derecho. En el § 4 de la Filosofía del Derecho, se encuentra desarrollado lo que venimos exponiendo: “El campo al derecho es, en general, lo espiritual y su lugar próximo y punto de partida la voluntad, la cual es libre, de modo que la libertad constituye su sustancia y sus determinación, y el sistema del derecho es el reino de la libertad realizada, el mundo del espíritu producido desde el mismo como una segunda naturaleza” (Editorial Biblioteca Nueva, Madrid 2000, traducción Eduardo Vásquez). El método de Hegel es partir desde lo indiferenciado (en este caso, la libertad sin determinaciones) hacia lo diferenciado (las diferencias o determinaciones). En el § 6, Hegel explica su procedimiento: “Así mismo, el yo es el tránsito desde lo indeterminado indiferenciado hacia la diferenciación, el determinar y poner una determinidad como contenido y objeto”.
Ya en la Fenomenología aparecía ese método (partir de lo indiferenciado a las diferencias, engendradas por la negatividad). Allí nos decía Hegel que son diferencias que no son diferencias, y no lo son porque son la libertad misma en la totalidad de sus determinaciones. El derecho, por ser la exteriorización de la libertad, es lo sagrado sobre la tierra: “El derecho es algo sagrado en general, únicamente porque es la existencia empírica del concepto absoluto, de la libertad autoconsciente” (§ 30). Los gobiernos que anulan el derecho anulan la libertad de los hombres. Entre estos derechos se encuentran la propiedad privada de la tierra y de las cosas la cual es justificada como un requisito absoluto de la libertad. El derecho de propiedad es una exigencia de la razón, y no es sólo una exigencia empírica, y por eso posee un valor práctico absoluto. La llamada libertad de expresión, no es sólo el derecho de expresar una opinión; es la exteriorización de lo que es el individuo en la comunidad, el intercambio de ideas acerca de los problemas que surgen en la comunidad. Vemos, pues, lo importante que son los derechos humanos. Vulnerarlos, lesionarlos, es destruir la libertad, la cual es el derecho fundamental y el fundamento y origen de todo derecho. Como decíamos, el idealismo alemán, (Kant, Fichte, Hegel) desarrolló y profundizó esos derechos. Como ya hemos dicho, la cátedra sobre Hegel, en la Escuela de Filosofía (U.C.E.) liquidó la filosofía de ese gigante del pensamiento.                             

(http://www.el-nacional.com/eduardo_vasquez/Derechos-humanos-idealismo-aleman_0_632336923.html)

CUPO

EL  PAÍS, Madrid, 29 de mayo de 2015
TRIBUNA
El lugar de la utopía en el siglo XXI
El pensamiento utópico no está de moda; se identifica con falta de realismo. Pero resultaría muy útil tener una imagen de nuestra sociedad ideal para contrastar los programas electorales con los objetivos que nos proponemos
Olivia Muñoz-Rojas

Hace una década el sociólogo Zygmunt Bauman constataba con sorpresa que la palabra utopía en Google daba 4,4 millones de entradas. Hoy la misma búsqueda resulta en más de 63 millones, pero su impopularidad sigue siendo la misma. Utopía y utópico sirven ante todo para descalificar una propuesta por su impracticabilidad y a su defensor por su falta de realismo. Si nos preguntaran cómo imaginamos en concreto la sociedad en la que nos gustaría vivir es probable que no supiéramos responder. Estamos más acostumbrados a examinar críticamente la sociedad en la que vivimos y a exigir o plantear medidas inmediatas para resolver los problemas que detectamos en ella que a tratar de imaginar cómo sería nuestra sociedad ideal, nuestra utopía.
Tras el aparente fracaso de los grandes proyectos transformadores del siglo XIX y XX, hablar de utopía puede parecer fútil e ingenuo, incluso peligroso. La mayoría de los ciudadanos de hoy desean propuestas políticas realistas y realizables y cuando perciben que ni estas llegan a cumplirse, es comprensible que todo aquello que parezca difícil de materializar genere escepticismo y rechazo. El peso de nuestra historia reciente, el miedo a un futuro incierto y nuestra consiguiente dificultad para imaginar mundos mejores son palpables al observar la proliferación de distopías en la literatura y el cine contemporáneos. Libros y películas nos presentan sistemáticamente una sociedad futura en la que nuestros recursos naturales se han agotado, no podemos reproducirnos, triunfan toda suerte de dictaduras o la inteligencia artificial se ha impuesto sobre la humana, es decir, sociedades en las que no nos gustaría vivir. Sin embargo, ¿no resultaría útil tener una imagen de nuestra sociedad ideal a la hora de valorar, por ejemplo, los diferentes programas electorales que se nos ofrecen, una especie hoja de ruta con la que contrastarlos? Por ejemplo, ¿cómo imaginamos una sociedad ecológicamente sostenible? ¿O una ciudad inteligente? ¿O las familias del futuro?
La tradición utópica está íntimamente ligada a los orígenes del pensamiento de izquierdas. Varias generaciones de pensadores y escritores contribuyeron al utopismo con obras literarias y proyectos reales a pequeña escala: desde los míticos Saint-Simon y Fourier hasta Cabet y William Morris. Para las incipientes ciencias sociales, el concepto de utopía se convirtió en el equivalente del laboratorio para las ciencias naturales. El género literario utópico sirvió para ensayar nuevos principios sociales con gran lujo de detalles —desde la emancipación de la mujer (Charlotte P. Gilman) hasta una economía colectivizada (Edward Bellamy). Algunos de esos principios, como el sufragio femenino, la abolición del trabajo infantil o la educación universal, pertenecieron en su momento al género utópico. Hoy, sin embargo, son realidad en un buen número de países del mundo.
Hay que preguntarse si la izquierda actual sigue luchando contra la falta de imaginación
Lo que caracteriza a la tradición utópica es, precisamente, su realismo. Esto la diferencia tanto del pensamiento premoderno como del religioso. La tradición utópica atribuye al ser humano la capacidad de actuar sobre su entorno y cambiarlo. Desde sus orígenes, explica el sociólogo Krishan Kumar, el género utópico ha demostrado sobriedad, un deseo de no distanciarse de la realidad presente. Aunque busca pensar más allá de los límites convencionales del pensamiento social y político y dibujar la imagen de una sociedad buena, incluso perfecta, lo hace dentro del margen de lo posible, esto es, partiendo de las realidades psicológicas, sociales y tecnológicas existentes. Hasta que no existieron bocetos de máquinas para volar, por ejemplo, la literatura no imaginó la posibilidad de viajar a la luna.
Fueron Marx y Engels quienes calificaron de utópicos a Saint-Simon y otros socialistas decimonónicos por su falta de realismo al no identificar la lucha de clases como motor del cambio social y creer en la transformación de la sociedad por medios pacíficos. El enorme potencial explicativo del socialismo científico impulsado por Marx relegó rápidamente al socialismo utópico a un segundo plano. Han sido numerosos los pensadores que desde entonces, y aun reconociendo el valor explicativo (incluso predictivo) de la teoría marxista, acusan su falta de imaginación a la hora de concebir cómo sería esa sociedad ideal que seguiría a la abolición de las clases sociales y la desaparición del Estado.
Es legítimo preguntarse hasta qué punto la izquierda actual sigue batallando con esa ausencia de imaginación. Desde los medios y la academia se incide cada vez más en la necesidad para la izquierda de hacer gala de creatividad y audacia política para abordar los grandes retos contemporáneos, desde la crisis económica hasta la migración y el cambio climático. ¿Es posible para la izquierda imaginar una utopía, una sociedad ideal del siglo XXI, que sirva de referente e inspiración para políticos y ciudadanos, asumiendo que es inalcanzable? En otras palabras, ¿es posible conjugar un proyecto utópico con un programa político de aplicación más inmediata?
La historia demuestra que los sueños de hoy pueden ser las realidades de mañana
Si al pensamiento político le faltan herramientas para ello, la literatura, el cine y otras artes han demostrado ser poderosos medios para imaginar sociedades futuras o alternativas, hacerlas tangibles e inspirar con ello la conciencia y acción política. La última gran generación de obras utópicas pertenece a los años 1970, coincidiendo con la emergencia del ecologismo (véase, por ejemplo, Ecotopia de Ernest Callenbach). Desde entonces, el género literario utópico se ha visto desplazado más y más por obras distópicas, a veces en un movimiento dialéctico, como las novelas de Aldous Huxley (no es casual el hecho de que la distópica Un mundo feliz sea mucho más conocida que la utópica La isla).
En la charla que Bauman daba en 2005 con el título Living in utopia (Vivir en la utopía), y en la que se sorprendía del volumen de entradas asociadas a esta palabra en Google, planteaba que utopía se entiende hoy de un modo distinto a antaño. En lugar de meta ideal, compartida y, en principio, inalcanzable, la utopía hoy sería una huida hacia adelante sin meta definida; una huida en la que el individuo busca evadir la incertidumbre y alcanzar una felicidad más permanente con el solo hecho de comprarse ropa nueva o irse de vacaciones. ¿Significa eso que estamos ya en el mejor de los mundos y no es posible imaginar uno mejor? Para Bauman y probablemente la mayor parte de los ciudadanos la respuesta es no. Significa, eso sí, que la utopía, como intento de imaginar una sociedad mejor o ideal, no está de moda. Salvo excepciones, el imaginario utópico vive sus horas bajas. Poner de moda la utopía es reconocer que sin la imaginación humana no se hubiera producido ninguno o muy pocos de los avances sociales, políticos y tecnológicos que hoy conocemos. La historia demuestra que los sueños de hoy pueden ser las realidades de mañana.
(*) Olivia Muñoz-Rojas es doctora en Sociología por la London School of Economics e investigadora independiente. Su blog es www.oliviamunozrojasblog.com.
Cfr. OMR. "Notas para una sociedad utópica": http://oliviamunozrojasblog.com/2015/04/20/notas-para-una-sociedad-utopica/