lunes, 2 de marzo de 2015

LA NOTA DOMINICAL

EL NACIONAL, Caracas, domingo 01 de marzo de 2015
Alexis Cárdenas: “El socialismo del siglo XXI es un desconcierto”
Jolger Rodríguez

—¿Se bambolea Venezuela al son de un violín?
—Todos saben el origen del son que rige a Venezuela.
—¿El son de la “melodía endemoniada” de Dmitri Shostakovich que usted ha interpretado?
—Nuestros países latinoamericanos nunca dejarán de ser intensos y caóticos, eso marca su ritmo y melodía.
—Radicado en París, ¿Caracas bien vale una visita?
—La vida entera.
—¿Extraña la patria?
—Extraño a su gente, paciente y valiente.
—¿Y de su Maracaibo natal?
—El sol.
—¿Qué siente cuando viene por estos lares?
—El país que se nos va.
—¿Qué se dice del país en Europa?
—Que estamos muy mal.
—¿Hay poca tocata y mucha fuga en el talento venezolano? 
—Bach to the future (carcajadas).
—¿Algún flautista de Hamelín que haga regresar a los idos?
—Ya tenemos en Venezuela a Huáscar Barradas.
—¿Qué lo haría regresar? 
—Venezuela siempre está conmigo.
—Ha conquistado públicos de Francia, Japón, Austria, Canadá, Colombia, México…¿Se ha sentido más valorado en el exterior? 
—Lamentablemente debo decir que sí.
—¿Cuál instrumento desafina la orquesta que dirige el país? 
—Es que las orquestas no dirigen… Se dejan dirigir.
—Venezuela es un concierto de...
—Parranda.
—¿Y el socialismo del siglo XXI?
—Es un desconcierto.
—¿Y la oposición?
—Una orquesta sin director y muchos solistas.
—¿Su maestro?
—La música.
—¿Ganan bien los músicos venezolanos?  
—¿Gana bien alguien en el país?
—¿Su nota personal? 
—Sol mayor.
—¿Su primer recuerdo musical?  
—Mi padre tocando cualquier instrumento.
—¿Con quién compartiría? 
—Con Florentino y el Diablo.
—¿Compartirá nuevamente con Dudamel?
—Lo hemos hecho en muchas oportunidades. Hace un mes, en su cumpleaños, lo vi en París y me invitó a tocar con la Orquesta Simón Bolívar. Estoy esperando su llamada.
—¿Rockero? 
—Sin el violín.
—¿Entre hip-hop, reguetón y changa? 
—Me gusta el hip-hop, y entre el reguetón y la changa, mejor la música.
—¿El animal musical?  
—El pajarillo.
—¿La inspiración animal? 
—No solo un gallo canta en la mañana (carcajadas).
—¿Entra en trance o se transporta? 
—Las dos.
—¿Influencias extraterrestres? 
—Extrasensoriales.
—¿Ha soñado con una melodía desconocida para el oído humano? 
—Sí. La paz.
—¿Un mérito del “proceso” por la música?
—¿La francesa o la china?
—Luego de tocar con la Sinfónica de Viena, la Sinfónica de Montecarlo, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Francia y la Orquesta Sinfónica de Montreal, ¿qué dice del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles?
—Un trabajo visionario de hace ya cuatro décadas de un hombre que entendió el potencial musical de este país: José Antonio Abreu.
—¿Es Venezuela una potencia musical?
—La música y los músicos venezolanos podrían ser nuestro próximo oro negro.
—¿Una locura en el escenario? 
—Todos los días.
—¿Qué sería del mundo sin el violín?
—Tendríamos la música.
—De no ser músico...
—Poeta.
—¿El aroma y el sabor del sonido de un violín?
—Una copa de vino tinto Château Lafitte.
—¿Y de los aplausos?
—A algo pasado.
—Laureado en varios concursos internacionales, ¿la ovación inolvidable?
—La que me han hecho mis dos hijos.
—¿Su referencia musical universal? 
—Bach y Beethoven.
—¿Una ideología?
—Los valores de la libertad, lo único que nos permite la creación.
—¿Un lugar de inspiración?
—La Nature…
—¿A cuál instrumento se asemeja una mujer?
—Una mujer es una orquesta sinfónica.
—¿El instrumento del amor?
—La voz.
—¿Del buen humor?
—La inteligencia.
—¿Ha dado serenatas con el violín?
—Solamente en casos de emergencia.
—¿Calmaría el estrés de los venezolanos a punta de violín?
—Con desodorante, sí (carcajadas).
—¿Un fondo musical para las colas en automercados, farmacias, cajeros de banco, autopistas y etcéteras?
—Un raga indio.
—¿Para las cadenas presidenciales?
—Poesía non stop.
—¿A quién dedicaría un solo de violín?
—Sin duda, a todos los presos, desaparecidos o asesinados en Venezuela y a todo el mundo por defender sus derechos.
—¿Qué tal un violinista en el tejado de Miraflores? 
—Los invito a investigar lo que entraña la historia judía del violinista en el tejado. En mi primer disco aparezco en el tejado de la basílica de la Chinita… Y lo volvería a hacer.
—¿Qué pasaría en Venezuela si sus dirigentes estudiasen música?
—Nos entenderíamos, sin duda, un poquito mejor.

Fotografía: Manuel Sardá.

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