lunes, 29 de diciembre de 2014

RIQUEZA DE UN PILAR

NOTITARDE, Valencia, 28 de diciembre de 2014
“Caminando con Cristo”
La sagrada familia de Nazaret (Lc.2, 22-40)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

A pocos días de haber celebrado la Navidad y en las vísperas de recibir un nuevo año, la Iglesia celebra en este domingo la fiesta de la Sagrada Familia, para centrar su mirada en el hogar de Jesús, María y José que se convierte en modelo de toda familia cristiana. Con esta fiesta contemplamos a Jesús, el centro de nuestra fe, que vivió como niño, como adolescente y joven en medio de un hogar, como cualquiera de nosotros; eso es la expresión de su Encarnación en medio de la naturaleza humana. Pero no podemos dejar de contemplar y esto no le resta valor al puesto central que tiene Cristo en nuestras vidas, lo que Dios mismo eligió para nuestra salvación y es fijarnos también en la figura de La Santísima Virgen María y de San José, que unidos a Nuestro Señor Jesucristo, serán siempre recordados como aquellos que fueron fieles a la misión que Dios Padre les encomendó; como modelos de fe, como padres valientes y abnegados que educaron, protegieron y formaron la humanidad del Niño-Dios. Es esto lo que nos narra el evangelio de Lucas, que más allá de una presentación legal de Jesús ante las autoridades del Templo, ellos supieron acogerlo y formarlo con amor de padres. Vale destacar que esta familia, con la certeza que en medio de ella estaba el Redentor del mundo, no estuvo exenta de dificultades, de problemas, de necesidades materiales, de angustias, de lágrimas, de dudas, de miedos pero los sostenía la fe y las promesas de Dios y en esto son admirables San José y La Virgen María. Ellos sabían lo que el ángel a cada uno les había indicado de parte de Dios, ellos sabían que Aquel Niño era el Hijo de Dios sometido al tiempo, al espacio, al ritmo, a la historia de la humanidad; por tanto, Dios hablaría en el mismo lenguaje humano, en el mismo ritmo; no iban a estar exentos de sufrimientos, de luchas, como cualquier familia humana. Si bien, Dios hace milagros, esos acontecimientos sobrenaturales no serían siempre lo ordinario en la vida de la familia de Nazaret, sino que como cualquier familia y debido al hecho de la Encarnación del Hijo de Dios, todo entraría en el ritmo al que todo ser humano está sometido en cualquier cultura. Lo decisivo aquí sería la fe y la confianza absoluta en el amor y la promesa de Dios que no defrauda a quien se fía de Él.
Dios en su infinita sabiduría sabe y así lo demuestra la experiencia humana que para un niño crecer, formarse, educarse, tener valores, ser hombre o mujer de bien, que crezca feliz y rodeado de amor, necesita de unos padres que no sólo lo engendren o lo traigan al mundo, sino que a ejemplo María y José sean figura permanente que nutre con el amor, con los consejos y la palabra oportuna, con la protección y el cuidado, con el trabajo honesto que ayuda a crecer y aprender.
Con las distancias y características culturales del hogar de Nazaret, que es distinto de nuestras familias de ahora; debemos ver los valores que nos invita a reflexionar la liturgia de hoy, que son los valores que permanecen y permanecerán como modelo para toda familia y que nos vienen propuestos desde aquel humilde, pero santo hogar de Jesús, María y José. ¿Cuáles son esos valores? El amor que debe mediar en las relaciones interpersonales dentro de la familia; el amor es y será siempre el núcleo de toda familia, por el que se es capaz de perdonar y recomenzar de nuevo. El amor exige renuncia, entrega, sacrificio que supere el egoísmo personal y contribuya al bien de todos. La paternidad y la maternidad son otro valor hermoso y exigente; ya que los padres participan de ese poder creador de Dios que da vida y hay que ejercerlo con amor y responsabilidad con los hijos, por los hijos y para los hijos. La responsabilidad, la solidaridad, el servicio desinteresado, la fraternidad y el compromiso con los más débiles de la sociedad son valores que se deben inculcar al interno de cada familia cristiana.
Ida y retorno
A todos mis asiduos lectores les deseo un Año 2015 lleno de bendiciones para ustedes y sus familias. Que el recuerdo del Nacimiento de Nuestro Señor, Jesucristo, colme sus corazones de paz, alegría y amor en el año que comienza. ¡Feliz Año!

Cfr. José Martínez de Toda (SJ): http://radioevangelizacion.org/noticia/reflexion-al-evangelio-dominical-sagrada-familia-1
Pieza: Francisco Sobrino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario