jueves, 25 de diciembre de 2014

CONTRASTE

El Troudi, ¿tú sabes algo?
Nicomedes Febres

* El señor El Troudi, con su cara de nerd y habiendo sido ex presidente del Metro, y uno de los pocos que fue fugaz ministro de planificación de este régimen, donde laboró destruyendo el país el sempiterno Giordani, debe ser ahora ministro del poder popular para la reconstrucción del puente de Santa Cecilia en la autopista del este, pues siempre aparece declarando sobre el tema. Soy usuario cotidiano de ese mamotreto, que no aumentó el número de canales, donde pusieron los canales con el peralte al revés y cuando uno quiere ir hacia la izquierda parece que el carro se va a voltear; que trancó la autopista por meses y construyó las bases del puente frente a La Carlota a ambos lados, los cuales no van a ningún lado y del elevado cercano de la Francisco de Miranda, donde, porque tiraron las bases sin colocar drenajes, cada semana se levanta el pavimento y hay que reparar la vía. Pero ayer, lo del señor El Troudi fue de antología por la autopista cerrada al tráfico, las vías alternas colapsadas, desde Puente Veracruz, donde había que superar el embotellamiento dominguero causado por el Sambil y sus millones de visitantes llegados del oeste de la ciudad. Haciendo un aparte, no sé si Salomón Cohén, presidente del centro comercial registró en el CNE, como nombre de partido político la palabra Sambil, porque arrastraría más devotos que el gobierno y la oposición juntos. Aquello era una riada de gente presurosa metiéndose en el local y colapsando las vías alternas. Si el señor Cohén se lanza a presidente que cuente con mi apoyo pues logró conciliar el oeste con el este, que la gente del oeste haga un viaje de ficción a Mayami sin agotar sus dólares ni usar el cupo de CADIVI, y le dio un tatequieto a cualquier ilusión socialista contra el mercado, un verdadero milagro del señor Cohén, pues.
Volviendo a la querella contra El Troudi, la avenida Francisco de Miranda, la Rio de Janeiro, el Boulevard de El Cafetal, en fin todo el este de la ciudad, día domingo antes de navidad, fue ayer un verdadero pandemonio de carros. Como diría un conductor compañero de infortunios a mi lado: “En esta vaina lo único que falta son los corredores de un maratón dominical”. De modo que el reto que le falta a El Troudi, para superarse, es trancar la autopista a las 7 de la mañana un viernes de quincena para ver como se ve la ciudad embotellada. Por eso la pertinencia de la pregunta: El Troudi, mijo, tú sabes algo de algo?

* La foto del día es del padre Carlos Borges, capellán del ejército gomecista y uno de nuestros grandes poetas eróticos, que en estos días es mejor obviar y cuya obra más conocida y púdica es La Confesión, alguna de cuyas estrofas dicen así:

Acúsome, padre, de un mal pensamiento
que en las Ursulinas me inspiró Satán,
al ver en el vasto jardín del convento
pasearse una monja con el capellán.

Padre, en el espejo miro con orgullo
de virgen intacta mi piel de satín,
el mórbido seno de erecto *******,
los hombros torneados color de jazmín.

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Más fantasía, por favor
Nicomedes Febres

* Que la desaprobación del régimen por el pueblo llano no vaya acompañada de un proporcional ascenso de apoyo a la oposición tiene dos lecturas, más allá de la hegemonía comunicacional del régimen. La primera es que, como el gobierno vive equivocado creyendo que esto es una revolución, la oposición no se hace sentir para que el gobierno se siga equivocando y al final, por simple inercia, la gente se volcará contra el mal gobierno. Esta lectura es posible y efectiva, siempre y cuando la oposición este haciendo el trabajo organizativo. La otra lectura es que la oposición no sabe vender fantasías al pueblo llano, lo cual es nefasto. El meollo del éxito en la política es saber vender fantasías, no importa si son posibles o no, no importa si son verdaderas o no. Especialmente después de un vendedor tan fantasioso, reiterativo y mentiroso como el difunto que se pasaba todo el día ofreciendo sueños en la pantalla de televisión. Pero cada fantasía debe estar a la altura del nivel del iluso. Por eso la conexión con el pueblo es vital. En reuniones estratégicas me he encontrado con gente inteligente y preparada que no abandona sus prejuicios de clase media y se abrazan a la estrategia de “decir la verdad”; una verdad que el pueblo llano ni entiende ni le interesa y con frecuencia no comparte, pues sus necesidades son más inmediatas y más urgentes. No se trata que el pueblo llano es malo o ignorante, se trata que algunos valores como la justicia, el amor a la patria, el futuro, la libertad, no tienen el arraigo cultural entre ellos y que sí tienen en la clase media, poseedora de los más profundos valores de una sociedad. De allí la pertinencia de nuestro filósofo mayor Eudomar Santos que lo define: Como vaya viniendo le vamos dando.

No es desde la crítica, el lamento y la quejadera que se construye la fantasía de un mundo mejor que supere la fuerza de la inercia existente. Se debe dibujar un mundo mejor, posible, feliz y a la medida del ilusionado. Pongo como ejemplo la seducción amorosa para, quizás, hacerme entender mejor. No se puede seducir a una muchacha de los sectores marginales hablándole de un hipotético viaje romántico a París callejeando por los bulevares de la ribera izquierda del Sena y desayunando en el mercado de Saint German antes de visitar galerías y anticuarios en la Rue de Seine o la Bonaparte; o de las delicias de un paseo en la cubierta de un barco, a la hora del ocaso, por el Danubio entre Buda y Pest y oyendo a una orquesta de cámara tocar los valses de Strauss y tomando champán. Parece más atractivo y comprensible hablarle de una semana de amor y lujuria desenfrenada frente al mar en una posada cercana a playa Culito en el litoral central, comiendo parguito frito y tostones con una Polar bien fría. O amancebado entre el sexo y la laxitud en un motel de El Junquito, caminando entre pinos y hortensias en medio del frío del páramo de Ño Pastor y desayunando chicharrón, cachapa y cochino frito.
Pero, para que esto se haga realidad debe haber unidad en el mensaje, neutralizarse a los arrechitos de tablero y sifrinos que restan y no suman y hacer entender a la gente la naturaleza del juego político. Acabamos de ver un espectáculo como pocos en la vida con la caída por inocente del señor maduro por parte de los Castro. Les aseguro que los Castro le dijeron a maduro, así, como de pasadita y de salida, y como algo sin importancia, lo de las conversaciones con los gringos, pero el tipo no cayó en cuenta por estar en las nebulosas pensando en la “revolución”. No hay peor sordo que el que no quiere oír ni ciego que el que no quiere ver.
* La foto del día es una tarjeta de presentación de la librería del maestro Prieto Figueroa a comienzos de los años 1940. La mayoría de la gente joven no sabe hoy quién fue el maestro Prieto, quién nunca fue santo de mi devoción, pero era un hombre honorable.

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