Index librorum prohibitorum
Ox Armand
El diario “El País” de Madrid, publicó una lista de los que considera los mejores libros del año en lengua española. Se trata de un score natural en los países de libre mercado, siendo francos. No es posible intercambiar y discutir sobre las listas de tan exigente renglón, en países como Venezuela donde el gobierno tiene tinta, papel y máquinas para editar solamente lo que le da la gana, Sin embargo, al leer la versión digital del periódico ibérico, sentí una enorme tristeza. Ninguno de los títulos en cuestión los he leído. Malo, malo. Lo que es peor, nunca llegarán a este lado del mundo porque las divisas no son para libros, así de simple. Muy difícilmente se imprime y distribuye independientemente por estos lares. De modo que no pueden hablar de sustitución de importaciones, a lo CEPAL. Además, las librerías que son tales, y no expendedoras de material escolar, están quebrando.
Bordeando la depresión, me refugio en los viejos narradores que tengo en casa o descubro en los remates de libros. Para comprar algo interesante en los pocos establecimientos formales, si lo encuentro, debo sopesar muy bien la compra porque cuesta un ojo de la cara tratar de leer alguna novedad. No era como antes, que me compraba dos o tres autores a ver si en definitiva me enganchaba y seguía la ruta de uno de ellos. Por eso, salvando lo que me queda del cupo de dólares, encargue una tableta con capacidad para los E-books. La preferí antes que el Kindle. No sé si hice bien. No sé si podré comprar algunos títulos por las redes. No sé en qué va a terminar este país.
Me avergüenza no haber leído ninguno de los diez libros. Me angustia no saber más que de los que tengo en casa.
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