lunes, 13 de octubre de 2014

EN DEFENSA MISMA DEL PARLAMENTO

Torrealba: “Necesitamos un cambio político urgente para acabar con las persecuciones”
El secretario ejecutivo de la MUD señaló que la movilización del 18 de octubre servirá para protestar por las violaciones de los Derechos Humanos de Ismael García, Juan Carlos Caldera, Carlos Berrizbeitia, Leopoldo López, Enzo Scarano, Daniel Ceballos y Carlos Villamizar. 

Prensa Unidad Venezuela (13.10.14).- El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad, Jesús Torrealba, indicó hoy que era necesario prestarle atención a los casos de persecución política del que son víctimas los trabajadores de Sidor, el estudiante Carlos Villamizar y los dirigentes políticos Ismael García, Juan Carlos Caldera, Carlos Berrizbeitia, Leopoldo López, Enzo Scarano y Daniel Ceballos. Igualmente recordó que ésta sería una de las principales causas protesta para la movilización del próximo sábado 18 de Octubre.
"Tenemos que protestar por las violaciones y la persecución a tantos ciudadanos, políticos de la oposición y los trabajadores de Sidor, a quienes expresamos nuestra solidaridad. Para todo esto es fundamental tener una nueva Asamblea Nacional y eso es lo que debemos hacer", sentenció el dirigente opositor.
Asimismo, indicó que era importante construir una amplia mayoría social para lograr hacer cambios dentro de la Asamblea Nacional.

“Nosotros vamos a hacer una amplia mayoría para lograr que el parlamento venezolano esté al servicio del país. Sistemáticamente el Parlamento omite los problemas de los venezolanos de manera descarada. Ellos saben que un sector del oficialismo que se ha dedicado a chantajear al pueblo, en las próximas elecciones no tendrá la mayoría", manifestó Torrealba. 
Agregó que el plan de movilización en realidad no se trata de una operación de centralización en un solo sector político sino en un esfuerzo para hablarles permanentemente a los sectores populares pero también a quienes aún están con el gobierno y a los opositores.
"Vamos a hacer público el Plan Nacional de movilización en la próxima reunión de la Asamblea de Ciudadanos de este sábado. La paz debe ser patrimonio de todos, sólo los que viven en su burbuja pueden no preocuparse por el panorama de inseguridad, económico y social que vive el país. Y esto no se trata de que nos centremos sólo en los sectores populares, nuestro esfuerzo es para ellos y también para todos los venezolanos", sentenció el Secretario Ejecutivo.
Con respecto a retomar el diálogo político con el Gobierno, se refirió a que la Mesa de la Unidad continuaba dispuesta, siempre y cuando esto no se convirtiera en una parodia.
"Nosotros estamos ejerciendo y viviendo el diálogo con el pueblo, ahora con el gobierno también es necesario y estamos dispuestos, es nuestro deber. Sin embargo, cualquier diálogo que parezca una parodia no contará con nuestro apoyo. Yo creo que hay una cierta trampa que no se corresponde con la actual crisis venezolana. El servicio que el país espera y necesita es lo que queremos, si hay un compromiso por parte del gobierno entonces habrá diálogo ", expresó Jesús Torrealba.
Además recordó que el objetivo de la Mesa era que hubiese un cambio político urgente que propiciara prontas soluciones.

"Insisto, nuestro objetivo es el cambio político urgente. Nosotros estamos dispuestos a propiciar la construcción de soluciones. Debe ejercerse una opinión importante sobre el Gobierno, ya que están actuando desde el miedo y la incoherencia. Hay demasiado desorden y falta de seriedad, y le exigimos al ejecutivo que gobierne y de soluciones. La crisis de gobernabilidad necesita de ellos para que se controlen sus propios grupos", indicó el dirigente opositor.
Por otra parte Torrealba destacó aspectos fundamentales de la movilización del sábado 18 de Octubre.
"La caminata partirá desde la estación del metro de los Cortijos hasta Petare, para respaldar todas las injusticias y violaciones a los Derechos Humanos que se vienen dando. Será una movilización por la paz nacional", sentenció.

Cfr.

domingo, 12 de octubre de 2014

CAZA DE CITAS

"Pero hay algo que trasciende la historia de América y España. No se trató absolutamente de una exigencia de la cultura extranjera sino de un himeneo en el que una y otra civilización resultó transmutada. Ambas quedaron quebrantadas en el acercamiento. Y, por consiguiente, de ello emergió una nueva forma de ser, espíritu y cuero, resultado de esa fértil cópula entre América y Europa, entre lo occidental y lo andino"

Betty C. Santos Montilla

("América y Europa en la identificación filosófica del Dr. José Manuel Briceño Guerrero", UNER-Tropykos, Caracas, 2009: 57)

NOTICIERO RETROSPECTIVO





- Pedro Galán Vásquez. "Retórica de la crisis. Crisis de la retórica". Últimas Noticias, Caracas, 02/12/1984. Suplemento Cultural.
- Gustavo Coronel. "Los cronistas del petróleo". Resumen, Caracas, nr. 26 del 05/05/74.
- Arturo Uslar Pietri. "La universidad y el destino de América Latina". El Nacional, Caracas, 04/02/90.
- Francisco Salazar Meneses. "¿A que no me conoces?". El Nacional, 15/02/50.

Reproducción; El Universal, Caracas, 24/08/1963.

VIOLENCIA VISUAL

De la atrilización urbana (y una coletilla satelital)
Luis Barragán 

Nuestros caseríos, pueblos y ciudades, añadidas las otrora grandes metrópolis, ahora en franco descenso, constituyen una suerte de represas para las inmensas oleadas de la propaganda gubernamental. No hay espacio público, por modesto que fuere, sin que las dactilares de una agresiva campaña complemente y explique, la estética y la ética misma del deterioro que convoca a los grafiteros de un precario empleo oficial, a los estrategas que trenzan los postes y clavan las vallas de sus ocurrencias justificadoras, a los cabecillas de sendos organismos públicos que intentan garantizar su supervivencia burocrática al transformar las sedes en un farallón del gusto madurista, como ocurre con la sede central del SAIME en Caracas.
Por estos años, hubo y hay piezas curiosas en el paisaje citadino, como el edificio en remodelación que está ubicado en la esquina de La Bolsa, antes fogadeado y ahora en manos del llamado Gobierno del Distrito Capital, que sirvió para colgar enormes pendones de promoción oficialista, frecuentemente deshilachados por el viento contaminado del casco histórico de Caracas. O como la Torre de David que, en trámite de desalojo,  rinde el mejor testimonio de la labor de un tal ministerio para la Transformación Revolucionaria de la urbe, pues, convertida en un gigantesco atril, exhibe dos extraordinarias sabanas que, a los costados, tapan alrededor de quince pisos, avisándonos que el extinto presidente vive a través del sucesor.

Seguramente, los empresarios de las vallas y afines envidiarán semejante colgadero de promoción litúrgica. Puede mirarse desde distintos ángulos de la ciudad, aunque un diseño tan convencional no lo deja ver, confundido con la inagotable metralla visual de la urbe: quizá algún adulador sacerdotal o un olfateador comercial, propondrá un enorme busto del fenecido que tenga la eficacia de la bola o de la tasa de las consabidas marcas de refresco y de café plantadas una vez en Plaza Venezuela, para que advirtamos definida y definitivamente la gestión del mito sobre el helipuerto que  coronó el sueño de los viejos dueños del inmueble.

Todo poblado está encaminado a convertirse en un compendio de avisos que, en lugar de participarnos de una obra en construcción, señalando el monto de la inversión y el nombre del ingeniero inspector, procura hallar los mejores atriles para la burda propaganda. Cada vez más imposibilitado de  exhibir el presupuesto público del que goza,  faltando las obras reales y específicas, el gobierno nacional opta por ocupar – como una hazaña cuasi marcial – cualquier tope y copete de la metrópoli para recordarnos que existe religiosamente, trastocada la estampita de bolsillo en un gulliveriano atril para las imágenes con las que constantemente nos agobia.

Coletilla:

Recomendamos ampliamente el artículo de William Peña: “Más satélites, menos redes y servicios” (http://www.opinionynoticias.com/tech/20705-mas-satelites-menos-redes-y-servicios). Está anuncianda la adquisición de un tercer y costosísimo satélite artificial por el gobierno venezolano y no hay  todavía una convincente explicación de la utilidad y ventaja de esta tan particular incursión espacial.
Fotografías: LB, desde el piso 15 del edificio "José Vargas", Bellas Artes, Caracas, 02/10/2014.

EL MISIL PERSONALIZADO

Berrizbeitia o la satanización automática
Luis Barragán   

Consabido, no hay régimen autoritario o totalitario que compita lealmente con quienes se le oponen. La trampa y la mentira los fuerza a particularizar una ventajista campaña que expone al desprecio público al más modesto disidente, autorizando de un modo u otro su espontánea persecución.

Ningún combate celebran contra los planteamientos, ideas e iniciativas: el oponente es un magnífico motivo para el  linchamiento – ante todo – moral. Con el tiempo, el mecanismo automático de satanización, ni siquiera requiere de una línea u orden política expresa, pues, generalizada la creencia, los afectos del régimen se convierten en abiertos vengadores.

Quien tenga la posibilidad y la paciencia de revisar los diarios de debate de la Asamblea Nacional, podrá constatar que, frecuentemente, no hay refutación de los argumentos dados por la bancada democrática, sino ocasión para un despiadado ataque verbal que, por momentos, tensa el ambiente, pudiendo arribar a la trifulca. En la boca del lobo, los diputados de la oposición soportan estoicamente esos feroces ataques, cuya única solución es quedarse y afrontarlos de la mejor manera posible.

Descontextualizada su intervención,  Carlos Eduardo Berrizbeitia emitió un legítimo  juicio político, luego de emplazar al presidente de la Asamblea Nacional para que revelase los nombres de quienes procuran o diligencian rectores y magistrados para el CNE o TSJ, pendientes. Una semana después, en fracciones de segundos, se atrevieron a exhibir un gesto a cámara lenta de Eduardo Gómez Sigala, suscitando la consabida interpretación  ante el macabro asesinato de un diputado del oficialismo que ha servido de pretexto para señalar y perseguir a la oposición democrática en Venezuela.

Por cierto, oposición que ha manifestado su pesar, pero los voceros más importantes del régimen la rechazan con la enormidad de sus arrogancias, sin que la respuesta hubiese variado en el caso de una abstención. Hoy es Berrizbeitia, como mañana pudiésemos ser otros, porque para eso está la maquinaria de descalificación y linchamiento moral, teñida de una irracionalidad que, al parecer, no tiene más límite que la propia descomposición de los linchadores.
Fotografía: LB, sesión plenaria de la Asamblea Nacional, Caracas, 07/10/2014.

LA VIOLENCIA EMBOVEDADA

Una historia pendiente 
Luis Barragán

Paradójicamente, mientras debatía la Asamblea Nacional sobre el consabido y lamentable caso del diputado Serra, en las cercanías se libró un combate callejero entre algunos colectivos armados y las autoridades policiales. Por supuesto, en la sesión, el gobierno no se dio por enterado del suceso.

Ocurre que los  tales colectivos tienen años, incluso, convertida una populosa urbanización caraqueña en Ciudad-Estado, actuando bajo el consentimiento y aplauso de la actual dirección del Estado. Durante las protestas estudiantiles, se movilizaron y también aterrorizaron pueblos y ciudades, con el apoyo de la Guardia Nacional Bolivariana que, por lo menos, no los contuvo en las diferentes y difíciles vicisitudes que afrontaron los jóvenes.

Ahora, aparentemente, se sincera un enfrentamiento con los órganos policiales regulares cuando existe la también presunta intención del régimen para amainarlos o tranquilizarlos, pero nunca atenuarlos. . En una mezcla de hampa común con la política, luce natural igualmente un proceso de degeneración: la vlolencia engendra violencia y descomposición, por lo que no es nada fácil apelar a ella.

Todavía existe una historia oculta de los numerosos mecanismos y modos de los que se ha valido el gobierno, además, para atacar a la oposición en las barriadas. Los colectivos cumplen una tarea de amendrentamiento y contención de la protesta social, amenazados los sectores populares que incurran en la más inocente disidencia.

El día que superemos las actuales circunstancias, se sabrá de esa historia oculta, secreta o confidencial que también ha sostenido y manufacturado al régimen. El antiguo encapuchado, apedreador a las puertas de liceos y universidades, es el precedente exacto de un militante de la pretendida revolución que tiene por característica una pistola y una motocicleta, pero sin el menor rasgo de una inquietud política e ideológica que vaya más allá de las consignas que lo automatizan.

CULTURA DE LA VIOLENCIA

Estética carcelaria
Ox Armand  

Conocí tardíamente a Cúcuta, aún cuando son recurrentes nuestras visitas al estado Táchira desde hace más de treinta años, pero sobran los testimonios de una ciudad que fue referente del crimen, la prostitución, el desorden, la suciedad y la inseguridad que también sorteaban los venezolanos para adquirir los más variados bienes, gracias a la otrora ventaja del cambio monetario. Hoy, nos impresionó por sus ordenados espacios, la confianza rutinaria al transitarlos, e orden y la cordialidad, así como la fortaleza del peso que deja pálido al bolívar. Empero, dos cosas nos llamaron poderosamente la atención: la ausencia de rejas en casas y edificios y, además de su calidad gastronómica, la propia evidencia que muestra un restaurant que tiene por única puerta una lámina de madera y vidrios transparentes, huérfano de santamarias blindadas.

No hay territorio venezolano, por muy apartado que esté, que no exhiba sendos barrotes de hierro forjado, por añadidura, en kioscos y demás tarantines. . Antes, destacados sociólogos especulaban sobre la segregación social de nuestras urbes, pensándola como un abigarrado mapa donde los pobres, los menos pobres, los ricos y los menos ricos, estaban decididamente separados por rejas, muros, alcabalas, alambrados eléctricos, etc. Sin embargo, esto que se pensó como la irrefutable prueba de una citadina lucha de clases, ahora se ve como una expresión natural y compartida de la voluntad de supervivencia frente al hampa que no hace distinción alguna. Podemos aseverar que la aceptación del fenómeno es tal que lo aceptamos en términos claramente estéticos, colándose una concepción carcelaria de la vida cotidiana.

En efecto, en días pasados, me lo contaron y luego lo constaté, los vecinos de un viejo edificio caraqueño, por añadidura, declarado patrimonio arquitectónico de Caracas, pensaron en un ornamento adicional del pasillo común que, por supuesto, está presidido por una gruesa puerta de hierro. El asunto estriba en que, teniendo el enrejado interno de las ventanas que dan al pasillo, decidieron exhibirlo externamente. Mi amigo les argumentó que, detrás, sin que nada les impidiera abrirlos, los cristales le da una mayor vistosidad al pasillo, pues, lo ideal es que las ventanas se vean libres externamente de los barrotes. Y la cosa contribuiría a un disfrute algo minimalista del pasillo que es simultáneamente terraza. Pero no fue posible, y sus vecinos sacaron las rejas, las colocaron y las pusieron como muestra de una belleza adicional. Mi amigo dejó sus ventajas con los los discretos barrotes internos, por si acaso.

Como vemos, las rejas ya forman parte de nuestro sentimiento estético. Y, por más que, conceptualmente, un apartamento o casa tenga posibilidades seguras de una ventana que sea tal, se antoja inaceptable. Ya nos convencimos culturalmente: la estética carcelaria es parte de nuestras vidas.

Fuente:

UNA VERDAD QUE LLEGUE

Dios nos invita a invitar
Marcos Rodríguez
 
Contexto
La misma situación y el mismo esquema que el domingo pasado, una alegoría del AT que es interpretada por el evangelista. El domingo pasado el simbolismo se tomaba de la viña, hoy la imagen es el banquete.
También es un relato polémico que intenta acusar a los dirigentes judíos de haber rechazado la oferta de salvación que Dios les hace por medio de Jesús.
Mateo se dirige a una comunidad que tenía que superar el trauma de la separación de la religión judía, y el peligro de repetir los mismos errores. Insiste en el tema de la universalidad, que tantos quebraderos de cabeza produjo a las primeras comunidades.
Explicación 
El texto de Isaías es una joya (Is 25, 6-10). El profeta por antonomasia tiene que hablar a un pueblo que atraviesa la peor crisis de su historia. Lo hace con una visión de futuro increíblemente lúcida.
Creo que hoy el texto del Antiguo Testamento supera al evangelio, en belleza formal y en mensaje teológico.
Naturalmente que es un lenguaje simbólico. La prueba está en que no sólo habla de manjares enjundiosos y vinos generosos, sino de quitar el velo (luto) de todos los pueblos, de alejar el oprobio, de enjugar las lágrimas de todos los rostros, de aniquilar la muerte para siempre.
Se trata de una salvación total por parte de un Dios en quien confía el profeta a pesar de las circunstancias adversas. El intento de Isaías es que todo el pueblo soporte la dura prueba, confiando en un futuro que está en manos de Dios. Lo verdaderamente importante del relato de Isaías, el chispazo que tenemos que descubrir, es éste: Dios salva a todos. Y digo apuntado, porque también allí se ponen condiciones: los que no son judíos tienen que venir a este monte para encontrar salvación...
El banquete es utilizado en el AT con muchísima frecuencia para designar los tiempos mesiánicos. Jesús lo utiliza también para significar el Reino de Dios.
Un banquete no significa mucho para el que puede satisfacer su hambre todos los días; pero para los que acostumbran a pasar hambre diariamente, puede ser una ocasión única para quitar las penas. En concreto, el banquete de boda era la única ocasión que tenía el pueblo sencillo de celebrar una fiesta y olvidarse de la dura realidad de una vida cuyo primer objetivo era la pura subsistencia.
Naturalmente no se trata más que de una metáfora para indicar que Dios llama a saciar todos los anhelos del ser humano. Dios llama a todos a la mayor de las felicidades posibles, dentro de nuestras limitaciones y a pesar de esas mismas limitaciones. Todos estamos llamados a ese banquete.
El relato es una interpretación del texto de Isaías desde la perspectiva de la primera comunidad. También hoy, Mateo alegoriza el relato y lo enriquece con la segunda parte (vestido de boda) que no está en Lucas.
Es el Padre el que invita a la boda de su Hijo. Los primeros invitados son los jefes religiosos judíos que se negaron a aceptar el mensaje de Jesús. El prender fuego a la ciudad hace una alusión clara a la destrucción de Jerusalén. Los nuevos invitados son los gentiles, es decir, todos los seres humanos, sin importar ni raza ni condición social y, lo que es más escandaloso, sin importar si son buenos o malos.
Hay, sin duda, en el relato una distorsión del mensaje de Jesús. Se trata de la actitud de Dios que monta en cólera, y manda acabar con aquellos asesinos. Esto no tiene nada que ver con la idea que Jesús tiene de Dios, pero responde muy bien al Dios del AT que a su vez refleja la manera de ser del hombre, proyectada sobre Dios.
Tampoco el añadido del individuo que no llevaba traje de fiesta, tiene mucho que ver con el evangelio. La falta de toda lógica nos advierte de que es un pegote al relato. Si salen a los cruces de los caminos para llamar a toda la gente que encuentren, ¿qué sentido tiene que se le exija un vestido de boda? ¿Es que la gente va por los caminos vestidos de boda? Seguramente se trata de una parábola distinta que Mateo incorpora sin mucha lógica, a la principal.
Claro que la intención del evangelista es buena, pero se ha entendido literalmente y nos ha metido por callejones sin salida. Lo que intentaba decir es que no basta pertenecer nominalmente a una comunidad para sentirse salvado. Sólo el que de verdad se revestía de Cristo (Pablo), podía estar seguro de que había entrado en el reino.
Esto es cierto, pero no se trata de que Dios tome represalias contra el malo, sino de que se queda fuera sólo el que no quiere entrar y aceptar las condiciones del Reino.
Seguramente se trata, una vez más, de evitar malas interpretaciones de la pertenencia a la comunidad. Era muy fácil entrar a formar parte de la comunidad y aprovechar todas las ventajas, incluso sociales que eso importaba, pero sin cambiar las actitudes y vivir de manera acorde con el evangelio. Nada más fácil que confesarse creyente, pero nada más difícil que entrar en la dinámica del verdadero cristianismo. Mateo vuelve a alertar a los cristianos de una pertenencia formal y sin compromiso a la comunidad.
Aplicación
El mensaje de las lecturas de hoy tiene una acuciante actualidad. Dios llama a todos, hoy como ayer. El banquete es el mismo para todos.
La respuesta de cada uno puede ser un sí o un no. Esa respuesta es la que marca la diferencia entre unos y otros. Si preferimos las tierras o los negocios, quiere decir que es eso lo que de verdad nos interesa.
Todo el evangelio es una invitación, podemos responder que sí o que no. Pero, como la parábola de los dos hermanos nos recordaba hace unos días, sólo es válida la respuesta de las obras.
Cuando el texto dice que los primeros invitados no se lo merecían, tiene razón, pero existe el peligro de creer que los llamados en segunda  convocatoria sí se lo merecían. El centro del mensaje del evangelio está en que invita a todos: malos y buenos. Esto es lo que no terminamos de aceptar. Seguimos creyéndonos los elegidos, los privilegiados, los buenos con derecho a la exclusiva (fuera de la Iglesia no hay salvación).
Hay que tener mucho cuidado con las interpretaciones simplistas. De un banquete de los tiempos mesiánicos, se pasó con demasiada facilidad a un banquete para el más allá. Este salto nos lanza peligrosamente fuera de las fronteras del tiempo y deja todo para más allá de este mundo. No creo que fuese ese el sentir de Jesús que se interesó por las personas de carne y hueso que estaban tiradas en la sociedad que le tocó vivir.
Especial atención debemos poner en los motivos de los primeros invitados para rechazar la oferta. La llamada a una vida en profundidad queda ofuscada, entonces y ahora, por el hedonismo superficial. El peligro está en tener oídos para los cantos de sirenas que llegan a los sentidos, y no para la invitación que viene de lo hondo de nuestro ser y que nos invita a una plenitud más allá de lo sensible.
La voluntad da su adhesión a lo que la inteligencia le presenta como bueno. La tarea fundamental está en descubrir lo que realmente es bueno y separarlo de lo que es sólo aparentemente bueno.
No puede haber banquete, no puede haber alegría, si alguno de los invitados tiene motivos para llorar. Sólo cuando hayan desaparecido las lágrimas de todos los rostros, podremos sentarnos a celebrar la gran fiesta. No hace falta ser un lince para darse cuenta de que la realidad de nuestro mundo nos muestra muchas lágrimas y sufrimiento causados por nuestro egoísmo.
Seguimos empeñados en el pequeño negocio de nuestra salvación individual, sin darnos cuenta que esa salvación personal que no incorpora la salvación del otro, no tiene nada de cristiana.
Dios no es ningún rey dominador, ni ningún señor poderoso. No nos puede dar ni prometer nada, porque nada hay fuera de Él. Dios es DON, pero que no se da en un momento determinado, sino que está ahí, incluso antes de que nosotros empecemos a existir.
Nuestra propia existencia es ya parte del don. Ese regalo está muy bien envuelto, podemos desenvolverlo o mantenerlo escondido sin aprovecharnos de él. Esta es la cuestión que tenemos que dilucidar como cristianos.
El problema de los creyentes es que presentamos un regalo excelente en una envoltura que da asco. Para nada presentamos a la juventud un cristianismo que lleve a la felicidad absoluta, más allá de las trampas en las que hoy caen precisamente la mayoría de los jóvenes.
Más allá de la letra 
Efectivamente, es la mejor noticia: Dios me invita a su mesa. Pero el no invitar a mi propia mesa a los que pasan hambre, es la prueba de que no he aceptado, de verdad, su invitación. Una invitación no aceptada se volverá contra mí por desconsiderado.
Sigue siendo un peligro el proyectar la fiesta, la alegría, la felicidad para el más allá. Nuestra obligación es hacer de la vida, aquí y ahora, una fiesta para todos. Si no es para todos, ¿quién puede alegrarse de verdad?
Mucha gente sigue pensando que ser fiel a Dios es renunciar a ser feliz. Este sentimiento lo provocamos nosotros los tristes cristianos, que damos la impresión de ser menos felices que los demás, porque percibimos la religión como una serie de renuncias contrarias a nuestros verdaderos intereses.
Meditación-contemplación
Dios nos invita a invitar.
La mejor prueba de que no he aceptado la invitación de Dios,
es que no soy capaz de invitar a los que aún no participan.
Mientras haya una sola persona que no come,
nuestra pertenencia al banquete de Dios es ilusoria.
……………….
Una vez más puedo engañarme en mi religiosidad.
Me dedico en alma y cuerpo a preparar mi propio banquete
e invito al mismo Dios a participar en él.
Dios no puede aceptar un banquete donde haya excluidos.
…………………..
Soy yo el que tengo que pasar a participar de su banquete.
y trabajar pora que todos puedan disfrutar de la fiesta.
Soy yo el que tengo que eliminar todas las lágrimas.
Yo tengo que desvelar la verdad para que llegue a todos.
 
Cfr. 
Ilustración: Carlos Luis Sánchez Becerra, "Crucifixión criolla" (2014).

LENGUARACES

EL PAÍS, Madrid, 12 de octubre de 2014
LA PUNTA DE LA LENGUA
El anglicismo depredador
La riqueza del lenguaje que utilizamos depende de lo que decimos y también de lo que dejamos de decir
Alex Grijelmo  
 
Los anglicismos, galicismos y demás extranjerismos no causan alergias, ni hacen que baje el producto interior bruto, ni aumentan la contaminación ambiental. No matan a nadie.
No constituyen en sí mismos un mal para el idioma. Ahí está “fútbol”, por ejemplo, que viene de football y se instaló con naturalidad mediante su adaptación como voz llana en España y aguda en América. Se aportó en su día la alternativa “balompié”, y quedó acuñada en nombres como Real Betis Balompié, Albacete Balompié, Écija Balompié, Riotinto Balompié… o Balompédica Linense; pero la palabra “fútbol” acabó ocupando ese espacio y dejó “balompié” como recurso estilístico y tal vez como evocación de otras épocas.
“Fútbol”, eso sí, llegó a donde no había nada. Además, abonó su peaje; se supo adaptar a la ortografía y a la morfología de nuestro idioma, y progresó por él: “futbolístico”, “futbolero”, “futbolista”… Y venció ante una alternativa formada, sí, con los recursos propios del idioma pero que llegó más tarde.
Sin embargo, nos invaden ahora anglicismos que tenían palabras equivalentes en español: cada una con su matiz adecuado a su contexto. Ocupan, pues, casillas de significado donde ya había residentes. Y así acaban con algunas ideas y con los vocablos que las representaban. Se adaptarán quizás al español en grafía y fonética, pero habrán dejado antes algunas víctimas.
Llamamos a alguien “friki” (del inglés freak) y olvidamos “chiflado”, “extravagante”, “raro”, “estrafalario” o “excéntrico”. Necesitamos un password y dejamos a un lado “contraseña”, o “clave”. Se nos coló una nueva acepción de “ignorar” (por influencia de to ignore) que desplaza a “desdeñar”, “despreciar”, "desoír", “soslayar”, “marginar”, “desentenderse”, “hacer caso omiso”, “dar la espalda”, “omitir”, “menospreciar” o “ningunear”. Olvidamos los cromosomas de “evento” (algo “eventual”, inseguro; que acaece de improviso) y mediante la ya consagrada clonación de event se nos alejan “acto”, “actuación”, “conferencia”, “inauguración”, “presentación”, “festival”, “seminario”, “coloquio”, “debate”, “simposio”, “convención” y otras palabras más precisas del español que se refieren a un “acontecimiento” programado. Ya todo es un evento, aunque esté organizadísimo.
Elogiamos el know-how de una empresa y no recordamos “conocimiento”, “práctica”, “habilidad”, “destreza”, “saber hacer”. Se estableció “chequear” (de to check) y arrinconamos “verificar”, “comprobar”, “revisar”, “corroborar”, “examinar”, “controlar”, “cotejar”, “probar”… y tantos otros más adecuados en cada situación.
Se extiende ahora la palabra fake para descalificar un trabajo que falta a la verdad; y eso deja en el tintero expresiones como “manipulación”, “engaño”, “falsificación”, “embuste”, “farsa” o “patraña”. En los espacios sobre talentos musicales nos presentan a un coach, voz que se propaga en detrimento de “preparador”, “adiestrador”, “profesor”, “supervisor”, “entrenador”, “tutor”, “instructor”, “asesor”, “formador”...
Y en los últimos tiempos se expande entre los entendidos en la Red el anglicismo españolizado “banear”, que se relaciona con banns (amonestaciones) y to ban (prohibir). Su raíz no anda lejos del sustantivo “bandido” y del verbo “bandir”. El bandido era buscado a través de un “bando” (de ahí la palabra, con la que también se vinculan “contrabando” y “contrabandista”); y “bandir” equivale en su etimología a “proscribir”. Así pues, una persona “baneada” en Internet (porque insulta, calumnia, miente, altera el diálogo o usa palabras soeces) es alguien a quien se proscribe.
No pasa nada si pronuncian “banear” quienes se entienden con ese vocablo. Sí tendrán un problema si a causa de ello olvidan otras palabras más certeras para la ocasión: “vetar”, “expulsar”, “excluir”, “apartar”, “desterrar”, “sancionar”...
La riqueza de nuestro lenguaje depende de lo que decimos pero también de lo que dejamos de decir... y por tanto perdemos. El problema no es que lleguen anglicismos, sino que se rodeen de cadáveres.

EL PAÍS, Madrid, 5 de octubre de 2014
LA PUNTA DE LA LENGUA
Palabras en busca de diccionario
Estaribel, viejuno, cotolengo, vallenato, ojiplático, cabreante, pifostio...
Alex Grijelmo  
 
Miles de palabras seguirán existiendo aunque no figuren en el nuevo Diccionario, que ya llega. Pero casi todos hemos caído alguna vez en la calamidad de decir “esa palabra no existe”, cuando el mero hecho de haberla oído certifica lo contrario.
El lexicón académico dejará fuera muchos términos cuyo uso, sin embargo, no suena extraño. Si alguien dice “esto es cabreante” no se nos ocurrirá corregirle: “Cabreante no está en el Diccionario”; aunque no esté (que no está). Se trata de una creación legítima, igual que “ilusionante” o “escuchante” (ambas entran ahora) o “murmurante” (que sigue fuera); formas todas ellas derivadas de “cabrear”, “ilusionar”, “escuchar” y “murmurar” (y que se han llamado “participios presentes”, “participios activos” o “adjetivos verbales”). No estarán algunas en el Diccionario, pero sí en la gramática. Porque la lengua tiene recursos creativos. Si de “anónimo” deriva “anonimato”, ¿cómo no dar validez a “seudonimato” a partir de “seudónimo”?
El idioma nos sirve para comunicarnos, y todas sus herramientas son buenas o malas en función de los interlocutores. Muchos vocablos expresan lo que tanto el emisor como el receptor entienden; y su ausencia del Diccionario no les resta eficacia.
El director del diario As, Alfredo Relaño, se refería en su periódico el 24 de agosto de 2013 al “estaribel” montado en el estadio Bernabéu (y luego desmontado) para la presentación del galés Gareth Bale. Muchos lectores se estarán extrañando ahora al saber por estas líneas que la voz “estaribel” no ha sido bendecida por la Academia como instalación provisional que se destina a un fin perecedero: por ejemplo, los tenderetes de feria, el escenario del grupo verbenero o el tingladillo que se monta en el estadio madridista en días de fichaje. Sin embargo, otros no la habrán oído nunca, porque no ha logrado un uso muy amplio.
 Han escrito “estaribel” autores como Pérez Galdós, Valle-Inclán, Luis Mateo Díez o Juan Madrid, pero ni siquiera los significados que le otorgan todos ellos parecen coincidentes, pues el vocablo puede interpretarse en unos casos como referencia a una instalación provisional y en otros como un lío o un embrollo. El sentido que le dio Relaño quizás sea el más extendido, y no resultaría mala alternativa esa palabra ante el anglicismo stand que se va colando en las distintas ferias comerciales.
“Pifostio” tampoco ha entrado en el nuevo Diccionario, y sin embargo miles de lectores entenderán la oración “se montó un pifostio”. Y no figuran igualmente “trantrán” (“ese camarero trabaja al trantrán”, es decir, sin correr demasiado, dejándose llevar) o “bocachancla”, expresión inventada para definir a la persona charlatana, indiscreta, cuya boca se abre y se cierra como la chancla en su chasquido contra el pie.
Otras palabras que siguen en su busca de diccionario pueden sorprendernos también desde sus rinconcillos: “Rompesuelas” (amante del senderismo), “vallenato” (género musical colombiano), “cotolengo” (asilo), “ojiplático” (sorprendido), “escaldasono” (calientacamas, palabra ésta que tampoco ha sido recogida), “analema” (fotos hechas desde un mismo punto para reflejar el movimiento del Sol), “viejuno”...
García Márquez lamentaba en 1997 que la voz “condoliente” (el que sufre junto a otro) aún no se hubiera inventado. Y tenía razón. No estaba documentada entonces, según se verifica en los bancos de datos académicos; pero era una palabra posible. De hecho, el corpus del siglo XXI ya registra cinco usos literarios (en autores de España, Ecuador, México, Guinea y Colombia).
El Diccionario, pues, no debe ser la única referencia para criticar el empleo concreto de una palabra. También se ha de analizar si las personas a quienes nos dirigimos la entenderán o no. Y eso resulta más fácil cuando el neologismo lo forman cromosomas reconocibles. Por ejemplo, en esta expresión oída a un adolescente: “Jo, tengo la pantalla de la tableta muy dedoseada”.
Tal sentido de “tableta” ya ha sido consagrado por la Academia. El verbo “dedosear” quizás deba acreditar todavía un mayor uso. Pero se entiende de maravilla.

LATENCIA IMPERECEDERA

SOL DE MARGARITA, 9 de octubre de2014
ASEDIOS
¿Qué tan lejos está ayer?
El traspaso de los apellidos siempre ha despertado sospecha. Un Ordaz indio, un Ordaz negro, un Ordaz ojos azules no tiene por qué "insolitarnos", diría Chevige Guayke.
Ramón Ordaz  

Hurgar en la partida de nacimiento de los pueblos no es un hecho que podamos determinarlo acudiendo al registro público, a esos archivos a partir de los cuales se empieza a establecer un canon de nacimientos y muertes en la comarca, de quién lindera con quién. Ese acto civilizatorio es muy posterior al acto de la sangre, cuando los vínculos tribales, luego comunitarios, han trasegado aquí y allá los mandatos de perpetuidad de la especie, cuando han transitado los más variados cruces genéticos y culturales, por lo que el testimonio de las estadísticas oficiales carece de castidad y/o pureza en cuanto a los orígenes de los habitantes.
El traspaso de los apellidos siempre ha despertado sospecha. Un Ordaz indio, un Ordaz negro, un Ordaz ojos azules no tiene por qué "insolitarnos", diría Chevige Guayke. Todo parece indicar que tales se legitiman, se notarían, más por intereses de herencia que por razones de sangre. La limpieza de sangre no fue más que un capítulo vergonzoso de la historia de España, que no fructificó en América como esperaban muchos de quienes nos colonizaron. De allí que aparezca en la literatura un Macondo fundado y refundado por los Buendía; de allí que en Guayacán, distante de la literatura, Pragedes Acosta haya fundado un pueblo en ese cabo de costa escarpada que está entre Pedro González y Manzanillo.
Alto, seco de carnes como un quijote del mar, arribaba por Los Hatos de vez en cuando a compartir sus faenas de pesca y sus pasiones políticas con Presente Quijada, labriego y pastor en las tierras del Sitio de Suárez, canijo y fantasmal como él, sujetos que si portaban alma, no acreditaban propiedad alguna. El pampatarense levantó una población en Guayacán, el "jatero" familias en esos fueros que la imprevista "modernidad" de la isla ha ido cercando con rótulos foráneos, porque una invasión silenciosa ha ido apropiándose de unas tierras que décadas atrás en los despachos jurídicos se pleiteaban muchas familias de Altagracia.
Nuestra infancia en Los Hatos quedó en nuestra memoria como latencia imperecedera. Marcada por un destino que nunca prefijamos, aunque nacimos en una zona petrolera, cada vez que regresábamos al solar de nuestros padres y abuelos, nos íbamos con la nostalgia de un pasado trunco que quedó sembrado en lo más recóndito del ser. Nos consumía una errancia que no nos propusimos. Con nuestro padre visitábamos el cementerio del pueblo para reencontrarnos con los mayores. En las humildes lápidas leíamos las huellas de ese fracaso que nos pertenece a todos sin distinción posible. La igualitaria muerte con sus omnímodos espejos en la superficie nos regalaba su común perfume. Los apellidos eran un triste mosaico donde no era posible establecer diferencias. No cabían las lágrimas porque en el horizonte la perra vida nos estaba ladrando.

GIROS

EL IMPULSO, Barquisimeto, 3 de octubre de 2014
De la Venezuela virtual a la real de Luis José Oropeza
Alberto Castillo Vicci
 
Bajo el título Venezuela: fábula de una riqueza. El valle sin amos, el abogado, escritor y economista, Luis José Oropeza acaba de publicar un ensayo de alto rigor científico en cualquiera de las ciencias que aborda: economía, sociología, política y antropología. En un lenguaje elegante y culto, el doctor Oropeza devela las fábulas y los mitos que han conformado una Venezuela virtual de creernos en algún sentido bendecidos por los dioses, con una descomunal riqueza que nos predestina a ser una potencia, que en el menor de los casos, sino mundial, al menos de nación líder entre nuestros pueblos hermanos de Latinoamérica. Una fantasía alimentada a través de cuatro siglos por colonizadores, autócratas, líderes políticos, escritores, académicos y pensadores a pesar de recurrentes desengaños, en que el actual, para las generaciones presentes, es el más calamitoso. De una Venezuela virtual donde se llevaría a cabo la sociedad utópica, como no pudo lograr la Unión Soviética en 75 años de intento fallido, a una Venezuela real empobrecida, endeudada, dividida, sin instituciones y sin Estado de derecho; donde los parámetros de comparación nos señalan como las de mayor inflación y entre las de mayor inseguridad en el planeta. La Venezuela real es un país asfixiado en el caos. Propone el doctor Oropeza, encontrar en la fragua formativa de nuestro destino, con una orientación más veraz y constructiva, en sus propias palabras, no ficticio, para construir una sociedad donde al fin sea posible convivir mejor en un mayor y compartido bienestar. ¿De dónde viene nuestra atrevida sobre valorada autoponderación? La respuesta nos la van dando página tras páginas el autor de Venezuela: fábula de una riqueza. Comienzan nuestras fantasías virtuales y fábulas de paraíso encontrado en el mito colombino, sigue con el Dorado de los conquista-dores hasta el valle avileño de amos de una tierra nuestra que por embrujo, designios providenciales y por imperativos de su historia está predestinada a la opulencia eterna como ninguna otra en el planeta. Alimentada con fines de vb subyugación por el cinismo político de los tantos caudillos que han ofrecido un patronazgo redentor, como lo plantea el autor, contra todo riesgo o desventura nacional. Pero, la realidad es terca, como lo devela la obra del doctor Oropeza: nunca fuimos ricos, pero tampoco lo llegamos a saber conscientemente. Venezuela: una fábula de riqueza, no es una crítica plañida al venezolano ni al Estado como ente de sostén republicano, sino al Estado que los venezolanos nos hemos dado con el autoengaño de un bienestar sin fundamentos firmes. La prosperidad, para que sea permanente, debemos sustentarla en el ascenso de la gente en los peldaños culturales de la sociedad y en su aptitud para asimilar los conocimientos y tecnologías más actuales y provechosas. Para desprendernos de creencias residuales falsas y crear riquezas fraguadas en los afanes del esfuerzo y el trabajo, como es la Venezuela posible que debemos construir. Por esto y por la erudita argumentación con que sostiene su tesis, evaluando el pensamiento económico de las más acertadas, en cada uno de sus tiempos, de las teorías sobre la riqueza de las naciones; y del análisis de nuestro pensar nacional, contrastado con el pensar y quehacer internacional secular, es de optimismo sensato al que nos reta esta obra, para encender así una luz al final del túnel.

¿ANOMIA FINAL?

Venezuela anómica
Fernando Mires  
 
La horrible muerte del joven diputado del PSUV, Robert Serra, ha causado impacto. Pero todos saben en Venezuela de que no se trata de un caso de excepción sino, aunque parezca pavoroso, de perfecta normalidad.
Cientos, miles de personas son asesinadas en calles y casas venezolanas. De vez en cuando el cuchillo artero o la bala mercenaria alcanza a algunos personajes públicos. Puede ser una Miss como Mónica Spear o un político popular como Robert Serra. Entonces el país se conmueve y llora. Dura poco. La cosa sigue igual, nadie hace nada en contra, el gobierno menos, y los cadáveres continúan atestando los patios de la morgue. Al comenzar cada día, los medios dan a conocer la cantidad de asesinados como si fueran los números de la quiniela.
Todos saben que el crimen se ha apoderado de las calles y de que hay territorios controlados por maleantes, dirigidos no pocas veces desde las mismas cárceles. Y todos saben también que Venezuela es un país socialmente desarticulado y políticamente polarizado, es decir, uno que padece dos alteraciones colectivas –disociación y polarización– que si fueran individuales, bastaría para encerrar a alguien en una clínica.
Naturalmente, el concepto “sociedad” no pasa de ser en Venezuela un significante vacío; o un simple recurso retórico. Como la palabra “hampa” que de tanto ser usada ya no dice nada. “A mi sobrino lo mató el hampa” ya es casi lo mismo que decir “el pobre se murió de una pulmonía”.
Una sociedad en estado de no-sociedad es una alteración diagnosticada por la sociología clásica con el término “anomia”. El termino fue acuñado por Emile Durkheim y ha hecho exitosa carrera en los institutos de sociología. Anomia, en su acepción más general, define un estadio de desintegración entre normas y leyes con respecto a las conductas de los habitantes de una nación.
Importante es destacar que anomia no es igual a pobreza. Por cierto, la anomia encuentra condiciones óptimas para desarrollarse allí donde impera la pobreza extrema, o miseria. Sin embargo, hay naciones pobres que no son anómicas. Bolivia, por ejemplo, es un país pobre, pero el complejo tejido de unidades étnicas, y el enorme peso del sindicalismo obrero, hacen imposible hablar de una nación anómica. Venezuela, caso opuesto, está lejos de ser, aún bajo el imperio del “socialismo del siglo XXl”, una de las naciones más pobres de la región. No obstante, es la más anómica de todas.
En sentido estricto tampoco la anomia es sinónimo de alta criminalidad. La criminalidad puede llegar a ser una de las consecuencias más visibles de la anomia, pero no es su condición necesaria. Criminales hay en todos los países del mundo y como tales son designados aquellos que viven al margen de la ley. La diferencia es que en los países anómicos los criminales no viven al margen pues en ellos cumplir la ley es la excepción y su no acatamiento es la regla. El caso de Venezuela es aún más grave. Allí las leyes son órdenes que emanan desde el gobierno, es decir, la anomia ya alcanzó al, y viene desde el, gobierno. Es un caso único en América Latina.
En la Venezuela de hoy alguien puede ir preso sin haber cometido ningún delito (caso López, entre tantos). Más todavía, Venezuela debe ser uno de los pocos países del mundo en el cual sus autoridades dictaminan sentencias sin que existan investigaciones y juicios previos.
“Te voy a meter preso” era una de las frases preferidas del presidente muerto, quien, además, las cumplía. Sus herederos continúan el ejemplo. El caso del capitán Cabello es prototípico. Cuando se refiere a Capriles lo llama “el asesino Capriles” y todos sus seguidores piensan que referirse así a un gobernador elegido por alta mayoría es lo más natural del mundo. En un país no anómico, en cambio, Cabello habría sido destituido por calumnia, difamación y uso indebido de poderes.
Si hubiera que comparar la anomia con un fenómeno biológico podría decirse (aunque con cuidado) que la anomia es lo más parecido a un cáncer con complejas ramificaciones. En ese sentido Venezuela representa un caso de anomia radical. Por una parte, su condición rentista determina que gran cantidad de personas profiten bajo el alero del “Estado Mágico” (Coronil) sin crear entre sí relaciones sociales. Así, Venezuela ya no es, como son la mayoría de los países del mundo, un “estado-nación”, sino exactamente lo contrario: una “nación-estado”.
Por otra parte, la anomia venezolana –hasta la llegada de Chávez, una característica social– se ha transformado bajo el chavismo en anomia política, fenómeno nunca imaginado por Durkheim. Esa es la razón por la cual el Parlamento, la Justicia, así como los organismos estatales, incluyendo al Ejército, no adecuan su funcionamiento a la Constitución sino a decisiones de la cúpula estatal. El gobierno, bajo estas condiciones, no gobierna; solo manda. El gobierno es una simple jefatura.
Podría pensarse que la radical anomia política que vive Venezuela es resultado del avance populista producido por el chavismo. Sin embargo, si analizamos al fenómeno populista venezolano, tendríamos que concluir en que eso no es así. La razón es que el populismo es una forma de integración (Laclau) y no de desintegración política.
El populismo es una forma de la política. Una entre otras. Luego, lo que hoy comprobamos al observar el modo de funcionamiento del gobierno Maduro, no es un avance del populismo, sino su misma desintegración. Maduro es un gobernante anómico que no sigue el llamado de masas organizadas sino a una camarilla (oligarquía estatal) que actúa de acuerdo a su propia lógica. En ese sentido el Estado termina por convertirse en una mafia entre otras. El concepto “Estado mafioso” sugerido por Moisés Naím, calza perfectamente con las características del Estado venezolano a partir de la era Cabello/Maduro.
El concepto de anomia tampoco se refiere a una ausencia de democracia. Hay países no democráticos que no son anómicos. La integración social destinada a conformar una sociedad políticamente constituida es solo una posibilidad. Dictaduras militares, teocracias, e incluso sistemas tribales, pueden fungir también como formas de organización anti-anómicas. No es el caso del régimen de Maduro.
Cierto es que la ausencia de integración social y política ha sido intentada superar por Maduro con la instauración de un culto idolátrico a Chávez, pero ese objetivo interpela, cuando más,  a los sectores más duros del chavismo, no a toda la nación.
Por último debe ser dicho que la anomia se refiere a un fenómeno de desintegración nacional, pero no a la de grupos particulares. Los colectivos armados, los para-militares y los grupos clientelísticos que rodean al gobierno de Maduro, se encuentran muy bien organizados en sus interiores. Cada uno posee sus normas, sus códigos y sus relaciones de lealtad. Para decirlo de modo simple, en el mundo de la anomia cada organización trabaja por su lado, sin atender a la totalidad. Que entre estos diferentes grupos hay rivalidades e incluso ajustes de cuentas, es una verdad inapelable.
Así como ocurre con los trastornos individuales en los cuales la desintegración del alma se expresa de modo sintáctico (pérdida de la relación entre significantes y significados vigentes), en el caso de la anomia también tiene lugar una pérdida de la relación entre las palabras y las cosas. Las frases, medios de la política, pierden coherencia; cualquiera afirmación puede ser verdadera o falsa; nadie puede confiar en lo que se dice. El ejemplo viene de arriba.
Sin seguir el lema “gobernar es educar”, lo cierto es que los personajes públicos, sobre todo los políticos, son un ejemplo para sus seguidores. De este modo, si un presidente miente e insulta sin continencia, su ejemplo tendrá imitadores. Como suele suceder, al ser insultados, algunos opositores responderán con la misma moneda. Llegará así el momento en que el clima estará tan enrarecido que la práctica política se convertirá en algo imposible. Eso es lo que busca, y con insistencia, el régimen de Maduro.
La política es antes que nada su discurso. Sin discurso político no hay política. El chavismo, pero sobre todo el post-chavismo, ha terminado por destruir a la gramática de la política.
Sin política, la sociedad no puede constituirse políticamente. Allí donde no hay política solo impera la violencia; allí donde hay violencia solo triunfa la muerte. Quién sabe si la muerte del joven Serra es el triunfo de la anti-política, es decir, de la anomia política impulsada por el propio gobierno militar. Solo si partimos desde esa premisa podemos entender la brutal agresión llevada a cabo por Maduro en contra de la persona de Jesús ‘Chuo’ Torrealba.
Torrealba es uno de los políticos más correctos y queridos de Venezuela. Pero Maduro, sin mediar ofensa alguna, más todavía, inmediatamente después de que el representante de la MUD hubiera extendido sus condolencias al PSUV por la muerte de Serra, lo insultó con el epíteto de “basura”. Así no mas. Como si nada.
Fue en ese momento cuando ‘Chuo’ Torrealba mostró toda su clase política. Podría haber calificado de cobarde a Maduro pues este lo insultó guarecido detrás de sus esbirros, no cara a cara como hacen los hombres de verdad. Muchos esperaban esa reacción. Pero Torrealba no contestó con otra agresión. Por el contrario: intentó entender, casi de un modo psicoanalítico, la indigna ofensa de quien ejerce el cargo presidencial. Dejó en claro, además, que Maduro está desesperado, muerto de miedo. Que mientras el país se hunde en una crisis económica sin parangón, el mandatario busca destruir la política con sus palabras de odio persiguiendo el objetivo de reemplazarla por una confrontación violenta, es decir, por la anomia total. Maduro es definitivamente una víctima de sí mismo. O de su propia anomia. O quizás de Cabello, digno sucesor, no de Hugo Chávez sino de Mario Silva, el injurioso de La Hojilla, el predicador de la anomia final.
La verdad, mirando desde lejos el panorama venezolano, uno termina por llegar a la conclusión de que derrotar políticamente al gobierno de Maduro será una tarea fácil comparada con la inmensa tarea que significará devolver al país el don del habla, el discurso político, el imperio de la ley y la práctica diaria de la decencia cívica.
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Nota: Sobre el concepto de anomia ver:
Durkheim, Emile, La división del trabajo social, Ediciones Akal, Madrid 1987
Durkheim, Emile, El Suicidio, Ediciones Akal, Madrid 1989

Fuente:

BUENANA

EL PAÍS, Madrid, 12 de octubre de 2014
“Hay que morir alguna vez en la vida”
Con solo 16 años es un icono global contra el integrismo. Los talibanes le arrebataron su infancia a balazos. Sin miedo. Sin rencores. Esta es su historia
Rosa Montero
 
Es diminuta pero posee una cabeza rotunda, una cabeza que destaca en la delicadeza de su cuerpo de elfo. Viste ropas tradicionales pastún de alegres colores y su cara está enmarcada en un bonito chal estampado de flores y colocado con gracia. Se le ve el cabello, detalle muy importante en la tremenda jerarquía de tocados musulmanes para mujeres, desde la siniestra y carcelaria burka hasta el ligero hiyab. Parece una figurilla de belén, una pastorcita de terracota. “Le voy a contar algo de mí”, le digo nada más sentarnos en la fea y burocrática sala privada de un hotel de Birmingham, que es donde se está celebrando el encuentro. “Verá, yo he hecho muchas entrevistas durante décadas, hasta que hace cuatro o cinco años me cansé y ya no hice más. Sin embargo, cuando me propusieron su nombre, inmediatamente dije que si. Así que usted es responsable de mi regreso a este género periodístico…” Malala me mira con una atención absoluta, con una concentración perfecta, una adolescente cautelosa y seria que lo controla todo. Empieza a darme las gracias, muy educada, como corresponde a lo que acabo de decirle. Le interrumpo: “En realidad no se lo digo para halagarle, aunque desde luego la admiro; se lo digo porque me quedé pensando en el enorme efecto que tiene usted en tantísima gente alrededor del mundo. ¿No le agobian las expectativas que todos parecemos tener sobre usted?”.
-No. Estoy entregada a la causa de la educación y creo que puedo dedicarle mi vida entera. No me importa el tiempo que me lleve. Me concentro en mis estudios, pero lo que más me importa es la educación de cada niña en el mundo, asi que empeñaré mi vida en ello y me enorgullezco de trabajar en pro de la educación de las niñas, y la verdad es que es una gran oportunidad tener esta entrevista hoy con usted. ¡Gracias!
Ha contestado con firmeza, con seguridad y con tanta profesionalidad que la última palabra la ha dicho en español. Me la imagino aprendiendo a decir gracias en todos los idiomas de sus entrevistadores. Una niña aplicada. En su libro Yo soy Malala (Alianza Editorial) cuenta con gracia una anécdota reveladora: “Mi profesor de Química [en Paquistán], el señor Obaidullah, decía que yo era una política nata porque, al comienzo de los exámenes orales, yo siempre decía: ‘Señor, ¿puedo decirle que usted es el mejor profesor y que la suya es mi clase preferida?”. El nivel de autocontrol de Malala me parece increíble: ¡tiene dieciséis años! Pero, como se ve en su escalofriante y conmovedor libro, lleva viviendo una vida extremadamente adulta y anormal desde los diez. Lo talibanes no lograron ni matarla ni callarla cuando le metieron una bala en la cabeza, pero le robaron una buena parte de su infancia.
-¿Ya está bien de salud?
-Estoy muy bien, y esto es por las oraciones de la gente, y también por las enfermeras y los médicos en el hospital, que me han atendido muy bien, y porque Dios me ha concedido una nueva vida. Hago fisioterapia una o dos veces al mes en el lado izquierdo de mi cara, porque el nervio facial que controla el movimiento de este lado fue cercenado por la bala y por lo tanto había dejado de funcionar, pero ya han cosido el nervio, ha empezado a reconstruirse y está recuperándose muy bien. Ha alcanzado un 88% de recuperación.
-¿Le han dado ayuda psicológica?
-Sí, los psicólogos del hospital me han ayudado. Vinieron y me hicieron muchas preguntas y a las dos o tres sesiones dijeron, Malala está bien y ya no le hace falta tratamiento… Además es muy aburrido.
La bala entró por debajo del ojo izquierdo y salió por el hombro. Le destrozó los huesos de media cara, cortó el nervio y rozó el cerebro, que se inflamó tanto que tuvieron que quitarle toda la tapa de la cabeza. Durante meses estuvo con el cerebro al aire y con el pedazo de cráneo metido, para su conservación, bajo la piel del abdomen (al final tiraron el hueso y le pusieron una pieza de titanio). También estuvo meses con medio rostro desplomado: no podía reir, apenas podía hablar, no podía parpadear con el ojo izquierdo y los dolores eran terribles. En su discurso a la ONU el pasado 12 de julio, el día que cumplió dieciséis años, se le notaban más las secuelas que ahora: la rehabilitación hace su efecto. Sigue siendo una chica guapa y sólo queda una ligera sombra de desequilibrio en su cara.
-Le pregunto todo esto porque usted ha pasado por una situación durísima, y ahora podría tomarse cierto tiempo para recuperarse. Pero no, inmediatamente ha sacado usted este libro, que le obliga a volver a dar entrevistas y a estar de nuevo en primera línea. Eso es una elección. Y parece dura.
Estar en primera línea es mi vida. Ya no puedo abandonar
-Es que esto ya es mi vida, no es sólo una parte de ella. No puedo abandonar. Cuando veo a la gente de Siria, que están desamparados, algunos viviendo en Egipto, otros en el Líbano; cuando veo a toda la gente de Paquistán que está sufriendo el terrorismo, entonces no puedo dejar de pensar, “Malala, ¿por qué esperas a que otro se haga cargo? ¿Por qué no lo haces tú, por qué no hablas tú a favor de sus derechos y de los tuyos?” Yo empecé mi lucha a los diez años.
-Lo sé. Cuando llegaron los talibanes.
-En aquel entonces vivía con mi padre en Swat, es nuestra región natal, y y los talibanes se levantaron y empezó el terrorismo, azotaron a las mujeres, asesinaron a las personas, los cuerpos aparecían decapitados en las plazas de Míngora, nuestra ciudad. Destruyeron muchas escuelas, destruyeron las peluquerías, quemaron los televisores en grandes piras, prohibieron que las niñas fueran a la escuela. Había mucha gente en contra de todo esto, pero tenían miedo, las amenazas eran muy grandes, así que hubo muy pocos que se atrevieron a hablar en voz alta en pro de sus derechos, y uno de ellos fue mi padre. Y yo seguí a mi padre.
El libro de Malala no es sólo sobre Malala sino, en gran medida, también sobre su padre. Un tipo singular y sin duda heroico, un maestro dispuesto a conquistar, por medio de la cultura, un futuro de justicia y de paz en un mundo en llamas. Y un hombre que, además, en una sociedad brutalmente machista como la pastún, apoyó a su hija mayor y le dio la misma libertad y la misma confianza que a un varón. El padre, Ziauddin, también está aquí, sentado al otro lado de la mesa. Bajito, de unos cuarenta años, con algo limpio y casi niño en su sonrisa. La gravedad de Malala contrasta con la ligereza juvenil de Ziauddin. Pero, claro, él no perdió su infancia ni tuvo que luchar contra todo su mundo para ser reconocida como persona pese a ser mujer. A los once años, en lo más negro del terror talibán, Malala empezó a escribir un blog para la BBC en urdú. En la primera entrada decía: “En mi camino a casa desde la escuela escuché a un hombre gritando: ¡Te mataré! Apresuré el paso… pero para mi gran alivio vi que estaba hablando por su movil y que debía de estar amenazando a otra persona”. Aunque firmaba con seudónimo, todo el mundo acabó sabiendo que era ella. Además empezó a acudir a las televisiones y a las radios, junto con su padre, a protestar por los abusos. Fueron casi los únicos en hacerlo.
-El libro tiene una parte que es como un cuento de terror. Dice usted: “Tenía diez años cuando los talibanes llegaron a nuestro valle. Moniba [su mejor amiga] y yo habíamos estado leyendo los libros de Crepúsculo y deseábamos ser vampiras. Y nos pareció que los talibanes llegaron en la noche exactamente como vampiros"...
- Lo importante es que si preguntas a los niños aquí de qué tienen miedo, te van a contestar que de un vampiro, de Drácula o de un monstruo, pero en nuestro país tenemos miedo a los humanos. Los talibanes son seres humanos pero son muy violentos y hacen tanto daño que cuando un niño oye hablar de un talibán le entra miedo, igual que si fuera un vampiro o un monstruo.
-Es un sistema perverso y demencial; prohibieron la música, prohibieron cantar...
-Nos prohibieron todo y si oían barullo y risas en una casa, irrumpían por si estabas cantando o viendo la televisión, y rompían los televisores. A veces se limitaban a amonestar a la gente, a veces la pegaban o la fusilaban o la masacraban. No nos dejaban ni jugar a las peluqueras con las muñecas.
-Ustedes terminaron viendo la televisión dentro de un armario. Era la apoteosis del absurdo,
El presidente Barack Obama, Michelle Obama y su hija Malia reciben a Malala Yousafzai en el Despacho Oval, el 11 de octubre. / PETE SOUZA (AFP)
-Sí, y con el volumen muy bajo, para que nadie más la oyera. Con tanto temor por todas partes la vida se hacía muy dura y pensábamos desesperadamente en nuestro futuro, en cómo íbamos a vivir con ese miedo, en lo peligrosa que era la situación…. Y aún así nos quedaba cierta esperanza en un rincón del corazón.
-Luego los talibanes empezaron a matar. Primero a los policías, asi que dejaron sus empleos y pusieron anuncios en los periódicos diciendo que ya no eran policías, para que no les asesinaran…. Después asesinaron a los músicos, y los músicos también pusieron anuncios diciendo que habían dejado el pecado de la música y que ya eran fervientes creyentes…. Eso de los anuncios me impresionó. Su propio padre, cuando le amenazaron, puso un anuncio que decía: “Matadme a mí pero no hagáis daño a los niños de mi escuela, que rezan todos los días al mismo Dios en el que vosotros creeis”.
-Sí, y luego estaba la radio de los talibanes, predicaban como dos veces al día. Y daban mensajes diciendo: “Felicitamos a Fulano, que se ha dejado crecer la barba y por eso va a entrar en el paraíso; felicitamos a Zutano, que ha cerrado su tienda de video y se ha arrepentido; nos congratulamos de que la niña Tal y Cual ha dejado de ir a la escuela”... Y a las niñas que íbamos a clase nos insultaban todos los días de forma muy fea y nos decían que iríamos al infierno.
-En los últimos años ustedes estaban convencidos de que su padre, Ziauddin, iba a ser asesinado. E idearon todo tipo de estrategias para evitarlo… Sus hermanos pequeños querían construir un túnel…
-Sí, y también pensábamos esconder a mi padre en un armario. Mi madre dormía con un cuchillo debajo de la almohada, y también dejamos una escalera apoyada en el muro de atrás para que mi padre pudiera huir si venían a buscarle. Algún tiempo después se coló en nuestra casa un ladrón gracias a esa escalera y nos robó la tele.
-De hecho, --interviene el padre desde el otro lado de la mesa, -- nos alegró mucho que se llevara la tele, porque de haberse llevado la escalera nada más, habríamos tenido miedo de verdad.
-- ¡Cierto! De modo que era alguien que, como ustedes, ¡quería ver la televisión!
-¡Sí, sí! (Malala y Ziauddin ríen) ¡Gracias a Dios ha sido un ladrón!
-¿Cómo podían aguantar ese miedo todos los días?
Los talibanes, que tenían fusiles y explosivos, eran más débiles que la gente con lápices y libros
-En aquel entonces el miedo nos rodeaba. Fue todo tan duro. No sabíamos lo que el futuro nos deparaba, queríamos hablar pero no sabíamos que nuestras palabras nos conducirían al cambio, que nos escucharían en todo el mundo. No estábamos enterados del poder que encierra un lápiz, un libro. Sin embargo, se ha demostrado que los talibanes, que tenían fusiles y explosivos, eran más débiles que la gente con lápices y libros.
-En el libro cuenta que hace poco, en un centro comercial en Abu Dhabi, sintió un repetino ataque de terror. Un comprensible ataque de angustia. ¿Le ha vuelto a pasar?
-Sí, me ha pasado dos o tres veces. Cuando vi a la gente a mi alrededor en Abu Dhabi, a todos esos hombres alrededor, de pronto pensé que estaban al acecho, armados, que me iban a disparar. Y luego me dije, ¿y por qué te da miedo ahora? Ya le has visto la cara a la muerte, ya no debes tenerle miedo, se ve que ya ni la muerte quiere matarte; la muerte quiere que vivas y trabajes en pro de la educación. De manera que me dije, no tengas miedo, sigue adelante, que Dios y la gente te acompaña. Hay que morir alguna vez en la vida.
-Pero usted es demasiado joven…
-Demasiado joven, demasiado joven –repite dolorosamente el padre, como un coro griego.
-Hay otra cosa que me parece muy importante de usted, y es que es creyente. Una intelectual argelina me dijo hace años que la izquierda argelina había fracasado en su intento de modernizar el país porque se habían enajenado completamente de su pueblo y de su sociedad. Eran laicos, rupturistas, demasiado modernos, demasiado occidentalizados para ser aceptados por la mayoría. Usted, en cambio, sigue perfectamente integrada en su cultura y en su religión.
Clamo por los derechos de las niñas en nombre del mismo Dios de los talibanes
-Amo a Dios porque me ha protegido, y creo que me va a preguntar el día del juicio, “Malala, veías el sufrimiento de la gente en Swat, veías cómo sufrían las niñas, que masacraban a las mujeres, que asesinaban a tantos policías. ¿Qué has hecho tú para defender sus derechos?” Sentí que era mi deber clamar por los derechos de las niñas, por los míos, por el derecho de asistir a la escuela, y lo hago en nombre del Dios por el que los talibanes me tirotearon.
-Cuando tenía usted once años y estaba escribiendo el blog, The New York Times hizo un precioso documental de televisión sobre usted y su padre. Le diré que, cuando lo vi, pensé que su padre era como más idealista, más alocado, y que usted era la sensata de los dos. Vamos, usted me pareció la madre de su padre, y usted perdone, Ziauddin.
(Los dos se tronchan de risa)
-¿Me vió asi? En la sociedad pastún, si una chica es muy madura y empieza a hablar muy pronto de cosas de la familia, digamos a los once años, le dicen niyá o sea abuela.
-Pues no sé si será usted una niyá, pero desde luego tiene un gran sentido práctico. Las dos primeras cosas que dijo en el hospital de Birmingham, tras una semana de coma inducido, fue: “¿Dónde está mi padre?” y “No tenemos dinero para pagar todo esto”.
-Por entonces estaba todavía muy aturdida, muy confundida. Cuando un médico hablaba con una enfermera, creía que le estaba preguntando cómo íbamos a pagar el hospital, y pensaba que me iban a expulsar y que tendría que buscar un empleo.
-En ese mismo documental usted decía que su padre quería que fuera política, pero que usted quería ser doctora y que no le gustaba la política…. Ahora ha cambiado de opinión.
Malala Yousafzai, durante su visita a la sede de Naciones unidas el 12 de julio. / ANDREW BURTON (GETTY IMAGES)
-Amo a mi padre y él me inspira, lo cual no significa que siempre esté de acuerdo con él. Discrepo con él en muchas cosas, él cree que la política es buena y sirve para cambiar el mundo pero yo antes quería ser médico. Pero luego pasó el tiempo y fui dándome cuenta de que el Gobierno no estaba haciendo nada, que su deber elemental era conceder derechos básicos al pueblo, proporcionarles electricidad, gas, educación, buenos hospitales. Y entonces por eso de repente pensé que sí que quería ser política para conseguir un cambio grande en mi país. Para que un día Paquistán esté en paz, para que no haya guerra ni talibanes y todas las niñas vayan a la escuela. Y no sólo quiero ser política, sino líder también.
-Líder social.
-Sí, líder social, y guiar a la gente, porque el pueblo en Paquistán anda descaminado, están divididos en muchos grupos, y llega un líder y forma un grupo, llega otro y forma otro grupo distinto, pero nunca he visto a alguien que sepa unir a la gente. Quiero hacer que toda esa gente se una, quiero que Paquistán sea uno solo, quiero ver la igualdad entre todos y la justicia.
-¿Y cree que usted los puede unir?
-Para lograr ese objetivo tengo que conseguir poder, y el verdadero poder consiste en la educación y el conocimiento. Además nos hace falta un escudo, que es la unidad del pueblo. Cuando la gente me acompañe, cuando los padres de las niñas me acompañen, cuando estemos juntos, me apoyarán con su voz, con su acción, con su compasión. Cuando nos apoyemos los unos a los otros, cuando nos eduquemos, cuando logremos ese poder, podremos con todo. Y entonces volveré a Paquistán.
-En su libro dice que, a los trece o catorce años, veía los DVD de la serie norteamericana Betty la Fea “que era sobre una chica con una ortodoncia enorme y un corazón también enorme. Me encantó y soñaba con la posibilidad de ir algún día a Nueva York y trabajar en una revista como ella”. Me parece una afirmación conmovedora. ¡La revista de Betty la Fea es de moda! Esa añoranza por una vida normal y sin el peso sobrehumano que acarrea usted sobre los hombros…
-Me gustaba ver la serie, me gustaba pensar en otro mundo en donde el mayor problema era la moda, quien viste qué ropa, qué sandalias, qué color de lápiz de labios usa tal chica… Mientras por otro lado las mujeres se mueren de hambre, y los niños también, y azotan a las mujeres, y aparecen cuerpos decapitados…
-Pero, en cualquier caso, lo que indica este texto es que por ahí abajo hay ese anhelo comprensible de una existencia liviana y normal…
Malala me mira fijamente, se toma un par de segundos y luego dice que sí con la cabeza. Ni siquiera se atreve a verbalizar su añoranza de otra realidad. Es una niña atrapada entre las ruedas de una responsabilidad colosal. Imaginen la situación: una realidad de violencia y abuso insoportables, un padre heroico que señala el camino y una niña inteligentísima, evidentemente superdotada, consciente de su propia dignidad y con una gran capacidad de compasión. Todo se conjuró en la vida de Malala para encerrarla en su destino de Juana de Arco. Las balas de los talibanes la han catapultado a una visibilidad mundial y es posible que, cuando ustedes lean esta entrevista, le hayan concedido el Nobel de la Paz, que se hará público mientras esta revista esté en imprenta. Yo he firmado pidiendo el Nobel para ella, pero ahora casi me preocupa que se lo den: sería otro peso más, otra exigencia. Malala, enardecida por haber sobrevivido y todavía muy joven, pese a su madurez, tiene ensueños grandiosos para el futuro de su pueblo. Ensueños inocentes y difíciles de alcanzar pero que quizá ella logre poner en marcha, porque esta pizca de mujer es poderosa. Tanto el padre como la hija tienen algo limpio, el corazón en la boca, una luz que encandila. Pero la luz de Malala está llena de sombras, es una estrella oscura llena de dolor y de determinación. A los dieciséis años está dispuesta a sacrificar toda su vida por su proyecto.
-¿Se ha enamorado alguna vez? Me refiero a esos amores infantiles, de un actor, de un vecino mayor.
-(Risas) Me encantan los jugadores de cricket. Pero eso es sólo parte de la vida, cuando te encariñas con alguien, y tengo cariño a tanta gente. Hay un jugador que se llama Shahid Afridi, que siempre sale eliminado sin anotar, pero sin embargo todos le queremos mucho. Está también Roger Federer. Hay muchos, pero eso no significa que me case con ellos.
-¿Pero piensa casarse?
-¡Tal vez!
-Interesante, porque, en su parte del mundo, todas las líderes políticas tuvieron sin duda que casarse: Benazir, Indira… Es una buena respuesta.
-Es una respuesta diferente.
-Pues nada más. Muchas gracias, Malala.
-Gracias a usted por su amor y su apoyo.
Y al escuchar su primorosa contestación final me siento como el señor Obaidullah, su profesor de Química.

viernes, 10 de octubre de 2014

CUADERNO DE BITÁCORA


Días de intenso trabajo. A veces no da tiempo, minimizando el activismo político. Por ejemplo, nos ocupan los aportes de Transparencia Venezuela sobre el sector Defensa 2013 y el Protecto de Ley de Comercio Electrónico. Incluso, ayer, estuvimos en la Cámara Venezolana de Empresas de Tecnologías de la Información (CAEDATOS), atendiendo la amable invitación del directorio. Además, nos permitimos sugerirles la invitación del presidente de la Comisión Permanente de Administración y Servicios de la Asamblea Nacional, pues, se trata de legislar y lo mejor y transparentemente posible. La fotografía es del Hotel Waldorff (Caracas), objeto de una reciente intervención en la plenaria parlamentaria. No ha dado tiempo de seguir en el trabajo de indagación: ¿remodelación o restauración? ¿Patrimonio o no histórico y cultural de la ciudad? ¿Intervendrá la Comisión Permanente de Cultura o no, a la cual ya no pertenecemos?

LB

miércoles, 8 de octubre de 2014

EL BYTE COMERCIAL

¿No es mejor una Ley de Promoción y Desarrollo del Comercio Electrónico?
Luis Barragán

En fecha  1ro. de octubre de 2014, la Comisión Permanente de Administración y Servicios consideró y aprobó la conversión del borrador en Proyecto de Ley de Regulación del Comercio Electrónico para su primera discusión en la sesión plenaria de la Asamblea Nacional, y, en fecha 8 de los corrientes, levantó la sanción a la espera del correspondiente estudio de impacto económico. En una ocasión, escuchó a distintos funcionarios de CONATEL, Ministerio Público, Defensoría del Pueblo, y de la Dirección de Desarrollo Legislativo del parlamento nacional; y, en otra, a representantes de un gremio del empresariado digital, como a un empresario independiente, además de otros funcionarios del Ejecutivo Nacional.

En la primera oportunidad, fijamos nuestra postura que, luego, reflejamos en una declaración pública, mientras que, en la segunda, respaldamos el levantamiento de la sanción. Es necesario aclarar la necesidad de evitar el discurso polarizador, lo cual no significa sacrificar la propia concepción que tenemos del mercado electrónico: el consenso básico y necesario ha de partir del reconocimiento de las diferencias para administrarlas y conquistar una normativa justa, sobria, equilibrada, eficaz y convincente.

Por lo  que respecta al suscrito, el comercio electrónico no requiere de una legislación predominantemente punitiva, sobre todo cuando hay leyes ordinarias  de factura relativamente reciente que contribuyen a corregir sus desviaciones delictivas.  Asumimos la posibilidad de un instrumento que también promueva y desarrolle la actividad privada en el medio, dándole un soporte jurídico firme y sistemático, pues, por una parte, como refirió un vocero del oficialismo, luce necesario superar la “buhonería electrónica”, y, por la otra, existen igualmente  normas específicas y  dispersas que aconsejan un esfuerzo de ordenamiento que, en última instancia, apunte a la seguridad jurídica.

Condenamos las prácticas que van más allá de la deslealtad en el comercio digital, trastocadas en sendos estafas y otros fraudes, pero también de problemas muy particulares, inherentes a su  transparente desenvolvimiento, como el de la facturación electrónica. Incluso, renglón de extraordinaria relevancia en las redes, la banca comercial, pública y privada,  puede ilustrarnos de una inmensidad de situaciones, aspectos e incidentes capaces de ayudar a tomar las previsiones necesarias para que prospere una alternativa tan propia del siglo.

Señalamos en la aludida Comisión que, si se tratara de un enfoque exclusivamente punitivo, hay instrumentos legales de más o menos reciente data que tocan la materia, pues,  si hablásemos de un tema recurrente como el de los portales engañosos, un año atrás fue sancionada la Ley que Regula la Compra y Venta de Vehículos Automotores (pendiente todavía de la promulgación o devolución), está vigente la  Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, existe  la Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso para los Bienes y Servicios (con un capítulo específico relacionado con el comercio electrónico), por no citar la Ley de Mensajes de Datos y Firmas Electrónicas, al igual que un conjunto de resoluciones y providencias que, presumimos, resultan indispensables para una mínima regulación de la actividad. Por lo demás, no parece fácil innovar en ámbitos como el derecho penal, la criminología y la propia criminalística, si no existe – por lo menos -  una real y efectiva relación estadística  de los delitos recurrentes,  añadidas aquellas  actividades que puedan realmente considerarse novedosas y que escapen de la labor jurisprudencial.

Obviamente, hay motivos para pensar en un escenario indeseable como es el propio intento gubernamental de limitar, condicionar, bloquear o censurar el empleo de la red de redes en Venezuela, como ocurre ya en otros ámbitos muy reales y convencionales, aunque el diputado oficialista Claudio Farías, presidente de la Comisión, lo desmintió en la más reciente sesión.  Sin embargo, hallamos países que ni siquiera se plantean el problema de la brecha digital, porque la interconectividad prácticamente no existe, como en Cuba, o, existiendo, está bajo un fortísimo control gubernamental, como en la China de un pujante desarrollo capitalista.

Más que una Ley de Regulación del Comercio Electrónico, pensamos en una orientada a su decidida promoción y desarrollo que contemple, sistematice y particularice el aspecto penal, innovándolo, como una faceta más en el contexto de metas más ambiciosas. A propósito del proyecto de marras, las comunidades de usuarios y proveedores tienen la palabra.
Ilustración: Mario Radice, 1934.

lunes, 6 de octubre de 2014

PROYECTO DE LEY DE REGULACIÓN DEL COMERCIO ELECTRÓNICO


NOTA LB: En la sesión de la Comisión Permanente de Administración y Servicios de la Asamblea Nacional del miércoles próximo pasado, fue considerado y aprobado el borrador convertido en Proyecto de Ley de Regulación del Comercio Electrónico, destinado a la primera discusión por la plenaria de la Asamblea Nacional.
NOTA ADICIONAL LB: Solicitada la versión digital en la sesión de la semana pasada, ayer nos llegó a nuestro correo (08/10/14):

PROYECTO DE LEY DE COMERCIO ELECTRONICO

Capítulo  I
Disposiciones Generales
Objeto
Articulo 1. La presente ley tiene por objeto establecer normas que regulen los actos de comercio electrónico y proteger el acceso de las personas a los bienes y servicios  para evitar la especulación, el fraude electrónico y la oferta engañosa.
Finalidad
Articulo 2.La presente ley tiene como finalidad:
1. Fijar normas específicas que permitan regular el comercio electrónico, para que el mismo sea un medio que coadyuve al orden económico, cumpliendo las normas que regulan al comercio tradicional.
2. Proteger el precio justo de los productos, bienes y servicios que se comercialicen por vía electrónica.
3. Sancionar la perpetración de la especulación, el fraude y la defraudación que sean realizados a través del comercio electrónico, medios impresos y de comunicación.
Sujetos de aplicación
Articulo  3. Son sujetos de aplicación de la presente ley, las personas naturales y jurídicas de derecho público o privado, nacionales o extranjeras que desarrollen actividades de comercio electrónico en el territorio de la República Bolivariana de Venezuela.

Orden Público
Articulo 4. La disposiciones de la presente Ley son de Orden Público y de interés nacional.

Capítulo II
Ente Ejecutor  y Obligaciones
Ente Ejecutor
Articulo 5.  Además de las establecidas en el Decreto con Fuerza de Ley sobre  Mensajes de Datos y Firmas Electrónicas,  son también competencias de la Superintendencia de Servicios de Certificación Electrónica:
1. Llevar un Registro de las personas naturales y jurídicas de derecho público o privado, nacionales o extranjeras que desarrollen actividades de comercio electrónico en el territorio de la República Bolivariana de Venezuela.
2. Supervisar el funcionamiento eficaz y la eficiente prestación de servicios vinculado al Comercio Electrónico.
3. Otorgar autorización para la prestación del servicio vía internet.
4. Inspeccionar y auditar a los prestadores de servicios de comercio electrónico.
5. Revocar o suspender la Autorización a los prestadores de servicios de comercio electrónico.
6. Imponer sanciones que correspondan en caso de incumplimiento de las obligaciones derivadas de la prestación de servicios de comercio electrónico.
7. Supervisar la observancia de las disposiciones constitucionales y legales sobre la promoción de la competencia sana,  prácticas comerciales leales y protección del consumidor.
8. Impartir instrucciones sobre el adecuado cumplimiento de las normas a las cuales deben sujetarse los prestadores de servicios vía internet, medios impresos y de comunicación.
9. Las tasas que se generan de la aplicacion de esta Ley  formen parte de los ingresos de la Superintendencia de Servicios de Certificación Electrónica.

Obligaciones
Articulo 6. Obligaciones de las  personas naturales y jurídicas de derecho público o privado, nacionales o extranjeras que desarrollen actividades de comercio electrónico:
1. Deben estar debidamente inscritas y autorizadas por la Superintendencia de Servicios de Certificación Electrónica para poder operar en la Republica  Bolivariana de Venezuela.

2. Deben llevar un Registro de sus anunciantes oferentes de bienes y servicios debidamente identificados y registrados.

3. Deben verificar a través de medios idóneos que la oferta de bienes y servicios se realice ajustada al ordenamiento jurídico vigente a precio justo y sin especulación alguna de conformidad con el precio fijado por el Estado.

4. Deben conservar la integridad del mensaje de datos transmitidos en las transacciones electrónicas de bienes y servicios, siendo estas corresponsables de los ilícitos cometidos por sus anunciantes; asimismo deberán colaborar con las autoridades en caso de alguna denuncia para la investigación.

5. Deben provean en sus webs datos esenciales como el Certificado Electrónico emitido por la Superintendencia de Servicios de Certificación Electrónica, numero de Registro Mercantil si es el caso, nombre de la empresa, nombre y apellido del responsable, número de teléfono, dirección física del oferente, fecha en la que caduca la oferta, indicar si la empresa que ofrece el producto no lo dispone en stock o si ofrece mercancía procedente de otros países deberá informar al  consumidor si dispone del producto que ha elegido, y señalar la fecha en la que le llegará a su destino.

6. Podrán  con autorización de la Superintendencia de Servicios de Certificación Electrónica al bloqueo de sitios nacionales o extranjeros de venta de bienes o servicios que afronten procesos administrativos o judiciales en la República Bolivariana de Venezuela.

7. En caso de que el producto por el que el contratado vía internet no le llegue al comprador, el oferente se obliga a reintegrarle su dinero sin perjuicio del pago por los daños y perjuicios causados y las sanciones que les corresponda de conformidad con esta Ley y el ordenamiento jurídico vigente; de igual forma se debe establecer el plazo para la entrega de los bienes adquiridos y de los servicios contratados.

8. El oferente de los bienes y servicios contratados, realiza un Contrato Electrónico ajustándose a las normas tradicionales que en materia de contratos establece el Código Civil Venezolano y otras leyes que regulen la materia; y si el contrato es realizado entre comerciantes se regirá en lo que corresponda a las normas establecidas en el Código de Comercio; el oferente se obliga a enviar al adquiriente de el bien o servicio contratado la correspondiente Factura Electrónica cumpliendo con los debidos extremos de Ley, vía Internet debidamente identificada con su correspondiente Acreditación, Firma Electrónica y/o Certificado Electrónico emitido por la Superintendencia de Servicios de Certificación Electrónica.


Capítulo III
De las Sanciones

Sanciones
Artículo 7.  Superintendencia de Servicios de Certificación Electrónica, de acuerdo con el debido proceso y el derecho de defensa, podrá imponer según la naturaleza y la gravedad de la falta, las siguientes sanciones a las personas naturales y jurídicas de derecho público o privado, nacionales o extranjeras que desarrollen actividades de comercio electrónico:
1. Multa hasta por el equivalente a un mil unidades tributarias (1.000 U.T.) y personales a los administradores y representantes legales de las entidades, hasta por trescientas unidades tributarias (300 U.T.), cuando se les compruebe que han autorizado, ejecutado o tolerado algún hecho  tipificada en la Ley como falta o delito relacionada con el comercio electrónico, si menoscabo de otras sanciones civiles, penales  y administrativas a que haya lugar contempladas en el ordenamiento jurídico vigente.
2. Suspender de manera temporal todas o algunas de las actividades del infractor por la comisión de algún hecho ilícito, delito o falta en el comercio electrónico.
3. Ante la reincidencia de algún hecho ilícito, delito o falta, de el infractor en la prestación de servicios en el comercio electrónico, podrá Revocar la autorización para operar en la Republica Bolivariana de Venezuela.

Prevalencia
Artículo  8. La presente Ley se aplicará sin perjuicio de las normas vigentes en materia de protección al consumidor.
Disposición Transitoria
La Intendencia de Comercio Electrónico contará con un término de seis  meses, contados a partir de la publicación de la presente ley, para organizar la función de Registro, inspección, control y vigilancia de las actividades realizadas por las entidades prestadora de servicios vía internet, medios impresos y de comunicación.

Disposición final
La presente entrara en vigencia a partir de la  fecha de su publicación en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
Dada, firmada y sellada en el Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional, en Caracas a los _________________    días del mes de ___________ de dos mil catorce. Año 000º de la Independencia y 000º de la Federación.

Proponente:
CLAUDIO FARIAS
PRESIDENTE COMISION PERMANENTE DE ADMINISTRACION Y SERVICIO