domingo, 7 de septiembre de 2014

PASAJEROS SOMOS (1)

Parecía posible la efectiva coincidencia entre el partido de gobierno y el más decidido de la oposición: Diógenes Escalante, presidente de una República para la ordenada transición. Aunque Eleazar López Contreras lidiaba muy duro los votos del Congreso Nacional que  debía elegir. Sin embargo, el 4 de septiembre de 1945 se dio la noticia del retiro de Escalante con motivo de una grave enfermedad que así lo justificaba. "Su estado de salud es tan delicado que según el parte médico expedido ayer se verá obligado a renunciar a la candidatura presidencial", refería la nota de El Nacional de entonces. Fallecerá en Miami, por 1964, enterándose los venezolanos a través de un cable internacional publicado en un espacio marginal de la prensa de entonces. A principios de los sesenta, como ahora, pocos imaginaban  la relevancia adquirida por el desajustador y acaso remoto  hecho: arterioesclerosis cerebral que enredó abismalmente el juego político de mediados de los cuarenta, sellando el siglo XX. El medinismo (PDV), nunca se recuperó de la tragedia, menos, con la candidatura tan criticada de Ángel Biaggini, mientras Acción Democrática halló una mejor ventana para entrar a la historia.

Apenas, el 7 de agosto había llegado a Venezuela el reputado embajador venezolano en Washington, aclamadísimo.  Sonó como presidenciable hacia 1931, no pudo imponerlo López Contreras en 1941 y, ahora, sonaban las campanas para el tachirense de pueblo remoto: cubrir el período constitucional 1946-1951. Demasiado corto el tiempo que se acortó aún más para Biaggini, el ministro de la reforma agraria que tampoco se imaginó el raro destino.

Andrés Stambouli (“Crisis política Venezuela 1945-58”, Ateneo de Caracas, 1980: 50 ss.), apunta que Medina Angarita anduvo presionado por los elementos más conservadores, en guardia frente a la legalizada AD y el apoyo del PCV en las elecciones municipales de 1944, partido recientemente legalizado, más la reforma constitucional de 1945. El presidente estuvo dispuesto a renunciar a los viejos apoyos, en aras de los nuevos y modernizadores. Por ello, aceptó la coincidencia con AD que, en mayo, acordó la búsqueda del consenso. En junio, el PDV respondió afirmativamente, prosperando la candidatura de Escalante y distanciándose de López Contreras. AD había convencido a la logia militar de aguantarse y aceptar esa salida.  ¿Cuándo comienza a “manifestarse intensamente la crisis de legitimidad del régimen medinista”? Con la enfermedad repentina de Escalante y la decisión inconsulta del PDV de respaldar a Biaggini el primero de octubre. Para el 14 de éste mes, López Contreras lanza su candidatura presidencial: “… Pensamos y observamos que no fue que Medina se retractara en su proyecto de democratización, sino que el manejo que hizo de la situación, luego de retirado Escalante, provocó el disgusto frente a Biaggini y la entrada activa de López Contreras en el proceso; ambas circunstancias deterioraron las relaciones entre AD y el PDV, e intensificaron el malestar de la UMP”, concluye Stambouli.

El caso está en los hechos absolutamente impredecibles, en los súbitos acontecimientos que tuercen el curso normal de las cosas. Nadie pudo adivinar semejante problema.

Por cierto, que son pocas las ocasiones para una fiel, acertada y celebrada representación de las personalidades políticas e históricas. Así como Cayito Aponte lo hizo con Carlos Andrés Pérez y Rafael Briceño con Juan Vicente Gómez, poco tiempo atrás, Javier Vidal nos deleitó co su versión de Escalante en una estupenda pieza teatral.  Puede decirse que, mientras mejor sea la representación, más difícil es distinguir la copia del original. Algo más curioso, tiene mayor cédito la una que el otro.

Pasajeros, momentáneos o efímeros, somos todos…

LB

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