sábado, 12 de julio de 2014

HOSPITALARIO HOMICIDIO, HOSPITALARIO

Matar pacientes
Nicomedes Febres

* Esto, que un grupo de delincuentes entren en un hospital a matar a un paciente no es nuevo, pero antes era un caso excepcional e irritaba en demasía al personal. Desde que se instaló este régimen, esto se ha vuelto cosa cotidiana. Afortunadamente, una bala no ha atinado a una bombona que puede hacer explotar el ala de un hospital y producir una mortandad. Los médicos y el personal están permanentemente expuestos a atracos en los estacionamientos, a secuestros para suturar o cuidar heridos fuera del hospital cuando uno de estos malandros recibe un balazo, incluso robos de materiales quirúrgicos y drogas anestésicas. Amén de eso, la contraloría social del hospital en manos de familiares de pacientes la emprenden contra médicos y pretenden imponerles a que paciente deben ver, y por supuesto, sus familiares son los primeros. Es decir, hay una total y completa impunidad en los hospitales, como en todo el país, además una falta de autoridad. Por supuesto que la policía sabe quiénes son los culpables de esos ataques pero presumo que no puede hacer nada porque la orden del gobierno es no pelear con los delincuentes. Ese problema en manos de un gobierno que quiera resolver la situación, se resuelve en un dos por tres con puño de hierro. El personal además está íngrimo frente al problema porque el liderazgo médico del gobierno, enmudece ante los problemas sanitario asistenciales y el opositor es de una mediocridad que abruma. El Dr. León Natera, adeco presidente de la Federación Médica Venezolana, tiene muchos años en el cargo porque los tribunales no admiten elecciones gremiales, entonces se debe llamar elecciones sin tomar en cuenta a los tribunales. La Federación Médica está en la capacidad técnica de hacerlo. Lo lógico es crear una crisis de grandes proporciones para que los problemas se resuelvan. De Bianco mejor ni hablo, pero en síntesis, el gremio médico chavista tiene en Edmundo Chirinos su mejor arquetipo.
* Hoy me fue imposible asistir al funeral de la madre de mi entrañable amigo Juan Ignacio Parra Schlageter, a quien le envío mis sinceras condolencias, en especial por ser Juan Ignacio un hijo excepcional, muy unido a su señora madre. Vaya también mis condolencias a los deudos de Raiza Gutierrez Bajares, hija del Mayor José Isabel Gutierrez, entrañable amigo de mi casa y uno de los militares de mayor valor personal que he conocido. José Isabel era uno de los jefes del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA) cuando Pérez Jiménez y era simultáneamente uno de los jefes de la conspiración que derrocó a ese gobierno. Como estaba muy vinculado al coronel Jesús María Castro León, fue parte de la élite militar que fue defenestrada por la Junta de Gobierno en 1958.
* Espero terminar hoy mi artículo sobre la Historia de las Lavanderas en Venezuela para el suplemento dominical de Tal Cual y enviárselo a mi querido amigo Fernando Rodríguez director encargado del periódico. Irá acompañado de las fotos de las lavanderas lavando en el Guaire, en la quebrada Anauco y las historias de las fumadas del tabaco Capadares con la candela “pa dentro” y las lavadas de la ropa fina en los conventos de clausura y la llegada de los chinos para conseguir el monopolio de las lavanderías. La foto del día es el saqueo de un botiquín restaurante de Caracas el 14 de febrero de 1936 que perteneció al general González, jefe del aseo urbano de la ciudad en época de Gómez.

Fuente: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10203891141579691&set=a.2324650196458.132741.1255727869&type=1&theater

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