lunes, 24 de febrero de 2014

CLARIDAD




NOTITARDE, Valencia, 23 de Febrero de 2014
"Caminando con Cristo"
Ser perfectos en el amor (Mt.5, 38-48)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

El evangelio de este domingo habla por sí solo, no habría que hacer ninguna explicación ante la claridad con la cual habla Jesús. Quizás, como le sucedió a sus apóstoles y discípulos, surge la perplejidad ante tales palabras que pronuncia Nuestro Salvador y Redentor. Jesús quiere que sus discípulos vivan la radicalidad del amor que supera los deseos más oscuros del corazón, que va más allá de cualquier cultura, como la de su tiempo que estaba marcada por la ley del talión, que consistía en el fondo en vivir en la venganza y el odio continuo: "Ojo por ojo y diente por diente".
La perplejidad ante las palabras de Jesús surge cuando lo más común para un ser humano, su instinto primitivo sea la venganza y ante una cultura que a diario y por todas partes predica el odio, la división, la confrontación, la guerra, el aniquilamiento del otro, la lucha de clases y la violencia como forma de convivencia. Y sabemos que la cultura, el país, la sociedad, la familia o la persona que vive de esta manera, realmente no vive en paz ni felicidad o lo que es peor, su vida no termina bien, muchas veces o la mayoría de las veces el fin es la desgracia.
La cultura del odio, de la venganza, de la división, de la violencia y la confrontación entre semejantes no lleva a nada, lo que trae es muerte, destrucción y aumento de violencia, que sobre todo perjudica a los más vulnerables de una sociedad. Los discursos, predicas y acciones que se enfocan en éste camino lo que dejan es dolor, angustia, miedo, tristeza y hasta colapso psicológico que al final se vuelca y regresa sobre sí mismo.
La propuesta de Jesús hoy a sus discípulos es vivir en el perdón para superar la venganza y el amor para superar el odio. Jesús no nos quiere tontos, por supuesto que eso no es lo que nos pide. Nos quiere inteligentes, pensantes, racionales y sobre todo llenos de amor para poder contrarrestar la cultura de los antivalores, la cultura de los bajos instintos y de todo aquello que al final destruye al ser humano y lo hace más esclavo e infeliz. La cultura del cristiano debe ser la del amor y a partir de aquí la del diálogo, del encuentro civilizado, de la apertura, de la prudencia, la búsqueda del entendimiento, de la fraternidad, que ejercitemos la escucha del otro, sabiendo que al final todo ser humano es mi hermano y si es cristiano con mayor razón. Jesús nos propone en fin, la cultura de la no violencia, que se construye a partir de lo que esencialmente es el ser humano, de lo que lo plenifica y realiza como persona, de lo que lo eleva y hace sabio, grande y dichoso: El amor.
Este evangelio que hoy la Iglesia nos propone para meditar y que recoge las palabras del Señor, nos llegan en un momento crítico y difícil que vivimos en Venezuela; donde todos sabemos y vemos a una sociedad que está dividida, que respira odio, que no encuentra salidas a los graves problemas y dificultades que la aquejan. Es el momento de mirar a Cristo seriamente, de escuchar sus palabras y ponerlas en práctica. Es el momento de apartar los egoísmos, los propios intereses y mirar al bien común, al progreso, desarrollo del país y, por tanto, de cada hermano venezolano, sin diferencia alguna, sin discriminación de color político, clase social ni religión. Jesús nos pide que en Venezuela ésta sea la hora del reencuentro serio, decidido, del reconocimiento mutuo, para la búsqueda de la solución de los graves problemas que nos afectan a todos. Oremos unos por otros, estemos abiertos al diálogo, aportemos soluciones, escuchemos, tendamos la mano, busquemos la unidad en la diversidad, respetemos las justas diferencias, trabajemos por la paz, el desarrollo y bienestar de todos. Es la hora de demostrar que somos un pueblo creyente, que ama a Dios, que sigue a Cristo como Salvador y Señor y que quiere seguir viviendo según sus preceptos. Pidámosle a Él que derrame bendiciones sobre nuestras vidas, sobre nuestra patria y nos ayude a construir la civilización del amor; que el perdón venza al odio y la indulgencia a la venganza, como nos dice la liturgia eucarística. Que nos mostremos ante el mundo como verdaderos discípulos de Jesús que viven amando y trabajando por una mejor sociedad humana, fraterna, unida, que mira al futuro con esperanza y enseña a las nuevas generaciones el camino, la senda que realmente nos hace humanos y cristianos. Sanemos las heridas y el dolor de tantos.
IDA Y RETORNO: Ayer, cuatro ex alumnos de nuestro Seminario fueron consagrados sacerdotes al servicio de Cristo y su Iglesia. Tres de ellos son de la Diócesis de Maracay: Cristian González, Tony Medina y Jesús Maldonado y uno de Puerto Cabello: José Sequera. Estas ordenaciones sacerdotales nos llenan de profunda alegría y gratitud para con El Señor que sigue llamando a jóvenes para que lo sigan con radicalidad en el camino del sacerdocio que Él dejó a su Iglesia. Felicitamos a estas Diócesis hermanas y pedimos a Dios que nos siga regalando vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales.

Fotografía: LB, Padre Javier. Colegio San José de Tarbes, El Paraíso (Caracas, 23/02/2014).

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