martes, 10 de septiembre de 2013

40 INEVITABLES (3)

EL NACIONAL, Caracas, 11 de septiembre de 1998
PINOCHET 25 años después del golpe
"Yo no tengo nada que ver con los desaparecidos"
Con algunas respuestas breves pero sugerentes, otras más explícitas y algunas que no contesta, el ahora general-senador, que recién protagonizó un acuerdo para terminar con el feriado del 11 de septiembre, habla de aquellos temas que, transcurrido un cuarto de siglo, lo siguen manteniendo en la primera línea de fuego
Blanca Arthur El Mercurio

-¿Hasta dónde se considera un personaje de este siglo?
-Esas preguntas no las contesto. Me enseñaron desde chiquitito y cuando era cadete de la escuela que uno nunca se puede autobombear. Es fea la palabra, pero es la pura verdad.
-¿Y a qué atribuye el interés que todavía despierta su figura en el mundo?
-Porque me trataron de desacreditar mucho. Todos los que se fugaron de aquí de Chile, que no eran unas santas palomas, se fueron a otras partes echándome la culpa a mí, que yo era el terrible, el hombre despiadado que estaba haciendo y deshaciendo a la gente de Chile y no se decía nada de lo que ellos habían provocado.
-Para usted lo que hizo fue liberar al país del marxismo, pero muchos aquí y en el exterior, consideran que fue un dictador muy duro. ¿Qué imagen cree que tiene ahora el mundo de usted?
-Parece que hubiera subido un poquito más la imagen, que se está nivelando. Porque se dan cuenta que no soy tan cruel. El otro día llegó acá un ex yugoslavo, un bosnio y me dijo "yo no me imaginé nunca que lo que decían de Chile eran mentiras y falsedades. Me he dado cuenta que usted es una persona que ha tratado de ayudar a su país, y no a flagelar al pueblo".
-Habiendo sido un hombre tan poderoso, ¿qué le costó más, desprenderse de la banda presidencial o del bastón de mando del Ejército?
-Ninguna de las dos cosas. Y no me costó -añade con su tono como "si quieren creen"- porque estoy acostumbrado a que cuando termina una misión, uno entrega toda su capacidad al que llega.
-Pero cuando entregó la banda presidencial usted quería seguir siendo presidente.
-¿Por qué?
-Porque postuló como candidato único al plebiscito el año 1988 para seguir otros ocho años.
-Pero no fui yo el que postulé, me llevaron de candidato.
-Pero usted esperaba ganar, perdió y (...) -Se perdió, pero se cumplió la Constitución y se entregó el poder.
-Quedó como Comandante en Jefe y enfrentó una acusación constitucional por haber transgredido la institucionalidad con presiones al gobierno democrático.
-Eso es falso. ¡Nunca transgredí la institucionalidad! y así fue reconocido. Si me hubiera salido de los marcos de la Constitución, ¿no cree que el presidente Aylwin habría actuado de otra manera?.
-Pero el presidente Aylwin reconoció que hubo presiones y que le llamó la atención (...) -El dijo que habría votado en contra de la acusación, lo que confirma que nunca pensó que había transgredido la institucionalidad.
-¿Y está arrepentido o contento de haberse incorporado al Senado, que era lo que esa acusación quería evitar?.
-Mire, estoy contento porque ésta ha sido una labor de trabajo, ayudando cuando puedo ayudar, haciendo cosas cuando se puede, porque no se olvide que soy uno más de los cuarenta y tantos, de los cuarenta y ocho (...) -¿Se siente, de verdad, uno más de los cuarenta y ocho?
-¿Y qué quiere que le conteste? -dice entre risas y con esos ojos vivarachos que hablan por lo que él calla.
-Sabe que es distinto, desde luego es el único vitalicio.
-Bueno ya (...) soy vitalicio entonces.
El acuerdo y Zaldívar
-¿Qué lo motivó a llegar al acuerdo con el presidente del Senado, Andrés Zaldívar para suprimir el festivo del 11 de septiembre?
-En primer lugar lo iban a eliminar. Y lo iban a eliminar ahora.
-O sea iba a perder de todas maneras.
-Iba a perder ahora, en cambio lo que pretendí fue que se cumplieran los 25 años y después lo eliminaran. Era yo el que había establecido el festivo, y quise ser yo el que lo derogaba.
-En la fundamentación de su voto, usted dijo que el 11 se celebraba la liberación de Chile y no hacerlo no contribuirá a la reconciliación. ¿No son contradictorias esas palabras con el acuerdo alcanzado al día siguiente?
- No hay contradicción. Hay capacidad de discernir -expresa llevándose el dedo a la sien. El día que defendí el 11 se votó dos veces y las dos hubo empate. Entonces me puse a pensar que si iba a haber otro empate o si íbamos a perder, no era mala la fórmula de reemplazarlo por un día de unidad nacional, porque lo que hicimos el 11 de septiembre fue, justamente, para recomponer la convivencia y la unidad de los chilenos.
-¿Le dolió llegar a ese acuerdo?
-Por supuesto que fue una decisión difícil para mí, que espero que sea comprendida.
Los gestos y los adversarios
-¿Se imaginó en estos 25 años que algún día iba a estar sentado frente a algunos de sus peores adversarios?
-Muchas veces lo pensé.
-Cuando los ve ahora ¿cree que eran capaces de llevar al país a una guerra civil, que es lo que usted sostiene de la izquierda?
-No me pronuncio.
-¿Saluda a los senadores socialistas?
-Sí -¿A todos?
-Puedo decir que a casi todos porque hay algunos que no me ven, (comenta levantando los hombros y entre risas, como una manera de decir que algunos de ellos no lo saludan a él).
-¿Cómo va a conmemorar usted este último 11 festivo?
-En una fiesta muy íntima con la Fundación Augusto Pinochet. Asistiré a una misa y después a un almuerzo en la casa del presidente de la Fundación y terminado, pues (...) -¿Respeta que otros conmemoren ese día la muerte de Allende?
-¿Por qué no voy a respetar?. Cada uno conmemora lo que quiere, porque es uno el que responde por sus actos.
-¿Le parece positivo que las Fuerzas Armadas se desliguen de esa fecha?. La Armada y la Aviación ya anunciaron que no conmemorarán el 11.
-Si no lo quieren conmemorar... Esa es responsabilidad de cada Comandante en Jefe. Si ellos la quieren suprimir ahora, que la supriman.
-Cuando entregó el poder después del triunfo de la Concertación ¿se imaginó que estos diez años iban a ser como han sido?
-En gran parte, sí.
-Se anunciaba que vendría el caos y no ha habido ningún caos.
-No pensaba en caos, pero en persecución sí, y en parte ha habido con quienes creen que tienen algún problema. Por ejemplo -agrega sin interrupciones- le pongo el caso del brigadier Lepe, que lo persiguen y lo persiguen, en circunstancias que él no tiene ¡nada!, ¡nada! en la justicia. No ha sido procesado, sobreseído, ¡nada! (...) porque la gente habla, habla, habla y el Gobierno tomó una medida que no encuentro de gran justicia.
Derechos Humanos
-Dígame una cosa, así como llegó a un acuerdo respecto a la fecha del 11 ¿estaría dispuesto a hacer lo mismo para resolver este tema pendiente de los derechos humanos, como se ha sugerido?
-¿Por qué voy a estar yo en eso cuando no tengo nada que ver con los derechos humanos?.
-¿No cree que podría ser positivo su aporte, por ejemplo, para ayudar a la búsqueda de los cuerpos de los desaparecidos que es lo más candente?
-¿En qué voy a ayudar?. Yo le he preguntado a gente amiga mía, pero nadie sabe nada. ¿Cree que me he quedado callado?. He preguntado, pero nadie sabe nada.
-¿Le preocupan los juicios pendientes que hay en contra de miembros del Ejército?
-Me preocupan las injusticias. Eso me preocupa.
-¿Cree que todos son injustos?
-Muchos pueden ser injustos.
-¿Cómo siente usted el problema de los derechos humanos y los desaparecidos?, ¿como una carga que le pesa o cree que es una acusación injusta?
-Lo considero la acusación más injusta que le hayan hecho a un hombre. Yo no tengo nada que ver con esto. Cuando tuve algún problema de criminalidad, pasé todos los hechos a la justicia.
-Pero no todo lo que hizo la DINA, ¿hasta dónde usted puede sostener que actuaba sola en forma autónoma y que no lo hacía bajo su mando?
-Nadie entiende cómo funciona el servicio de inteligencia.
-¿Por qué Contreras trata de involucrarlo, declarando que obedecía órdenes?
-El obedecía órdenes ¡claro que obedecía órdenes mías!. No digo lo contrario, porque por ejemplo le mandaba a preguntar ¿cuántos camiones se han concentrado en tal parte?, cuando estábamos con problemas (...); ¿cuántos se han desplazado a tal otra?. Eran cosas que tenía que averiguar. Eso iba al plan de inteligencia. El "cómo" se hizo, eso ya no era problema mío, sino del jefe del servicio. Si él quería mandaba gente, un avión (...) -¿Admitiría que por parte de Contreras o de subalternos hubo violaciones a los derechos humanos?
-Esa es otra cosa. Yo no sé si hubo o no hubo. Es un problema que escapaba a mis manos. Eso es lo que no entiende la gente.
-¿Ni siquiera con el tiempo y las acusaciones que existen lo ha averiguado?
-No he querido averiguar nada.
-¿No tiene un problema de conciencia con las violaciones a los derechos humanos?
-No tengo ningún problema de conciencia. Si lo tuviera, lo diría. Y me confesaría sobre esa falta.
-Pero en casos concretos, como el del general Prats (...) -Mire -se adelanta-, lo del general Prats quiero que quede bien claro. En primer lugar, yo era amigo de Carlos Prats; en segundo lugar, él tuvo muchas relaciones con el gobierno de Allende, hasta fue Vicepresidente; en tercer lugar, hubo una concentración de damas frente a su casa para que se fuera y él le disparó a una señora que le sacó la lengua (...) -El problema es que (...) -Déjeme terminar ... En esos momentos, salió Allende y le dijo que se fuera a descansar. Eso le dijo Allende a Prats. Enseguida, cuando Prats se fue para su casa, lo llamaban, le gritaban y le mandaban permanentemente cartas al departamento donde estaba. Era tanto, que yo tenía contactos con él, porque era amigo mío ¿cómo lo iba a dejar abandonado?. Me pidió salir de aquí porque en realidad era hasta posible que lo mataran aquí en Chile (...) -Al final fue el departamento internacional de la DINA el que lo mató en Argentina.
-No sé, pues (...) -¿Y si piden que usted declare, como lo ha hecho la jueza, está dispuesto?
-Declaro lo que sé. Declaro que él se fue porque decía que lo iban a matar aquí. Lamentablemente, la gente que sabe estas cosas ha muerto, pero él se fue y se fue a Argentina y nunca quiso aceptar protección. Yo le di protección indirecta, porque no quería que tuviera problemas.
-¿Por qué él no figura en la galería de los ex Comandantes en Jefe?
-Ese no es problema mío.
-Ahora que convive con los políticos ¿ha cambiado la opinión que tenía de ellos cuando gobernaba?.
-En mi vida he convivido muchas veces con políticos.
-Pero siempre los denostaba.
-Conviví más de 50 años con mi suegro que era político, fue senador, ministro del Interior (...) -¿Cree ahora que hacen un aporte al país?
-Creo que todos hacen un aporte al país. Los que estamos aquí en el Senado, en la Cámara de Diputados, todos luchamos por favorecer al país.
-¿Estaría dispuesto a que su tarea en el Senado culmine con un acuerdo para reformar algunos aspectos de la Constitución que no generan consenso?
-Yo no puedo entrar a reformar lo que reformó el pueblo.
-¿Cuál diría que es el principal legado que dejará a Chile?. ¿Cómo cree que lo recuerde la historia?
-Que me recuerde como un chileno que amó a su patria y luchó por hacerla más grande. Nada más pido.
Vestido de político
Sorprende lo contento que se le ve en su cargo de senador vitalicio, metido ahí, en el club de los "señores políticos", como los llamaba denotándolos cuando era gobernante. Formado en la disciplina, asiste a las sesiones y baja temprano para marcar asistencia, avanzando por los pasillos muchas veces prácticamente inadvertido.
El tiempo ha transcurrido desde aquel 11 de septiembre en que tomó el poder derrocando al Gobierno de la Unidad Popular. Luego de los 25 años que median entre entonces y ahora, el país y el mundo son otros, pero Pinochet, a pesar de sus 82 años, y de no gozar del mismo poder de antaño, sigue siendo el mismo: un personaje.
-Tengo un problema en la columna, una hernia que me molesta para caminar, pero nada más -comenta complaciente, mientras entre risas, toma un texto con letra pequeña que lee sin anteojos.
-Ve que estoy bien -dice- aunque muchos quisieran lo contrario.
De su humor, su socarronería y de esa astucia -que le reconocen hasta sus más enconados adversarios- no ha perdido nada. Y él lo sabe. En el piso 9 del edificio del Senado tiene su pequeña oficina, igual a la del resto, aunque es de las que miran al mar. Pocos objetos personales la adornan ... Una Virgen del Carmen que le regaló un empresario minero y un poema enmarcado que le dedica "un grupo de agradecidos" que le llegó cuando asumió su nuevo cargo. ¿Ve que queda gente que todavía agradece?, apunta.
Quiérase o no, a pocos deja indiferentes este hombre que, tras derrotar al gobierno socialista de Salvador Allende, ejerció con mano firme y dura el poder casi total durante tres décadas Recuerdan a Allende Varias ofrendas florales quedaron instaladas ayer a un costado del palacio gubernamental de La Moneda, sobre una ventana que hace 25 años fue la puerta por donde soldados sacaron los restos del presidente Salvador Allende, que prefirió suicidarse antes que rendirse a los militares. Unas 80 personas caminaron pacíficamente por la calle Morandé, hasta la ventana que reemplazó a la hoy simbólica puerta, y depositaron las ofrendas de claveles blancos y rojos, y con las iniciales de las juventudes del Partido Socialista y otra que decía "Allende vive". El lugar es hoy centro de una fuerte disputa entre el gobierno y el Partido Comunista y agrupaciones de familiares de detenidos-desaparecidos y de ejecutados políticos. La autoridad les negó permiso a marchar hoy frente a la clausurada puerta. Los únicos que podrán acercarse al lugar serán la viuda de Allende, Hortensia Bussi, y algunos de los que fueron colaboradores del mandatario socialista. El coronel de carabineros Sergio Apablaza advirtió que la policía no permitirá a los manifestantes acercarse a La Moneda. Como un anticipo de los problemas que espera el gobierno, jóvenes encapuchados se enfrentaron nuevamente ayer con policías, que los reprimió con bombas lacrimógenas y carros lanza agua. Los incidentes se han repetido toda la semana en las cercanías de universidades públicas y privadas.

Fotografía: AFP / El presidente de la junta militar chilena, el general Augusto Pinochet, sonríe en Santiago en septiembre de 1973 tras el golpe con ayuda de la CIA que derrocó al presidente electo constitucionalmente Salvador Allende.

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