domingo, 7 de julio de 2013

MISIONEROS

NOTITARDE, Valencia, 7 de julio de 2013
Envío de los setenta y dos (Lc.10,1-12.17-20)
Joel Núñez Flautes

Jesús cuando inició su vida pública en medio de Israel, sabiendo que venía del Padre, que traía la Buena Nueva de la Salvación a todos los hombres, eligió a doce hombres para que estuvieran con Él y para luego enviarlos a predicar; es la primera experiencia del discipulado y de apostolado. La experiencia de seguir a Cristo, el Mesías y Salvador, el Hijo eterno del Padre y la de ser enviado por Él para anunciar al mundo el inmenso amor de Dios que sana y redime a la humanidad. A medida que Jesús va predicando, que va eligiendo a sus apóstoles, que los va educando y formando, otros muchos que lo escuchan, que contemplan sus milagros y actuaciones con la gente, que son capaces de descifrar su manera de pensar y darse cuenta que su doctrina viene de lo alto y da sentido, coherencia y plenitud a todo lo que se había revelado desde entonces; se le van sumando, lo siguen y se disponen también para ser enviados. Éste es el caso del evangelio de éste domingo, que situando a Jesús en Jerusalén, lo presenta enviando a setenta y dos discípulos a los lugares a donde iba a ir Él; es decir, los envía como embajadores, para que preparen y dispongan los corazones para recibir la Buena Noticia del evangelio que no es cualquier mensaje o unas letras sagradas nada más; es la persona de Jesús, el Emmanuel, que viene a cumplir la misión que el Padre le ha confiado.
Jesús, antes de enviar a los setenta y dos discípulos, decide hacerlo enviándolos de dos en dos para que el mensaje que se anuncie no sea en nombre propio, ni según lo que piense o le parezca a alguien; sino el mensaje es aquel que le han escuchado al Maestro y que al ir de dos en dos se verificará si se es fiel o no al mensaje trasmitido por el Señor, si se vive en la verdad y al mismo tiempo el ir juntos significará en medio de los lugares que vayan que el Reino de Dios es preparado por una comunidad, que Dios quiere que los hombres vivan unidos, en familia, superando barreras y construyendo la paz. Jesús les dice a estos setenta y dos discípulos: 1. “La mies es mucha, pero los obreros pocos”. Ante el inmenso trabajo que hay, no se debe perder tiempo, mientras se va evangelizando, se va pidiendo al Señor que envíe más trabajadores a su Viña. Esta es la misión de la Iglesia de todos los tiempos; el trabajo es abundante, los que esperan y necesitan a Dios son muchos; los que lo hemos conocido y encontrado en Cristo necesitamos y debemos llevarlo con prontitud a los demás; ponernos en camino; esto es lo más importante y será siempre lo más importante en la Iglesia, la Comunidad de los creyentes en Cristo. 2. “No lleven bolsa…” es el método que Jesús les propone, la seguridad no debe estar en las cosas materiales que llevan, sino en quien llevan y de quien van a hablar. La fe y la confianza deben estar en Cristo y en aquel a quien Él ha venido a revelar al mundo. La predicación del evangelio no se hace con el dinero, el poder o los títulos; se hace desde la pobreza y humildad al estilo de Cristo que no tiene donde reclinar la cabeza. La Comunidad de los discípulos de Cristo no va dominando con el poder, va proponiendo el mensaje de salvación para que cada hombre y mujer, de todo tiempo y lugar, libremente abra su corazón a Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida para llegar al Padre eterno. La Iglesia impulsada y dinamizada por el Espíritu Santo va confiando no en los bienes que tiene, sino en Aquel que la sostiene y guía en medio del mundo para que dé testimonio de su amor. 3. El mensaje que lleva el discípulo es claro: El Reino de Dios se ha hecho presente en Cristo y abrir el corazón a ese mensaje trae plenitud a la vida, encuentra el amor fiel y esto trae paz y deja paz en quien se abre a la experiencia de Dios en Cristo. 5. Las dificultades del misionero serán muchas, es enviado como “cordero en medio de lobos”; en el mundo hay mal; el demonio trabaja también y la misión del creyente es liberar en nombre de Cristo a los hombres del pecado. El discípulo necesita pedir siempre “líbranos del mal”, como Jesús lo enseña en el Padre Nuestro, del mal propio y del mal que pueda venir desde el exterior. Los cristianos y el mensaje del evangelio pueden ser recibidos por muchos o rechazados por muchos. Seamos misioneros valientes, porque el mal siempre será vencido por Dios y su Iglesia.
IDA Y RETORNO: Ayer los seminaristas salieron de vacaciones después de un año intenso de formación, oración, estudio y trabajo; ahora se prepararán para las misiones en la parroquia San Juan Apóstol de Negro Primero para llevar el mensaje de Cristo a los miembros que conforman esa joven parroquia y al mismo tiempo prepararán la llegada del nuevo párroco que será designado por el Arzobispo. Que Cristo les bendiga y acompañe durante estas vacaciones y nos siga regalando vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y laical. Que los nuevos diáconos tengan éxitos en su nuevo camino de formación permanente.

Ilustración: Henry Alizo, "Exposición Milagrosa para el Amor entre Todos los Venezolanos" (2003). MAVHA, Barinas.

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