domingo, 14 de julio de 2013

EL MENOS MAQUIAVÉLICO DE TODOS: MAQUIAVELO (12)

EL NACIONAL - LUNES 11 DE DICIEMBRE DE 2000
El futuro de la política
José Antonio Rivas Leone *

La política como actividad y arte de gobernar y como proyecto e instancia de asociación y deliberación, ciertamente se torna ambigua. Desde Maquiavelo en adelante se deja bien claro el carácter realista, amoral y terrenal de la política. Lamentablemente debemos reconocer que ésta última ha sido desvirtuada, y hoy, lejos de ser vista como instancia y medio de consenso y receptáculo de grandes proyectos de vida y de sociedad, se le ve y asume como una actividad baja, ruin y desconcertante para el ciudadano común.
De tal forma que si bien es cierto que la política es esencialmente relaciones de poder, o como afirmara en su momento Clausewitz "la política es la continuación de la guerra con otros medio" no es menos cierto que unos determinados principios, cánones y reglas nunca estarán de más. De allí parte la tragedia que embarga a la política de hoy.
Apoyándonos en los más recientes planteos, libros e ideas de autores como Agapito Maestre, Luis Salazar, Roberto Esposito, Giovanni Sartori, Norbert Lechner y Fernando Vallespin tendríamos que la vertiginosa aceleración del tiempo histórico, la globalización de la economía, de los medios de comunicación, de las tecnologías, mercados , y de la democracia como tipo de ordenamiento político, coincide con un aparente agotamiento y vaciamiento de los mapas, marcos y tesis ideológicas que por largo tiempo dieron sentido, pertenencia y horizonte a los actores e instituciones políticas, y hoy nos encontramos como diría Anthony Giddens en "un mundo desbocado" definido por la incertidumbre, la complejidad, el riesgo, y donde los códigos y esquemas interpretativos y referenciales más o menos universales manejados ya no nos dan cuenta de la sociedad actual definida por Ulrich Beck como sociedad del riesgo.
Este vaciamiento y desprestigio de la política coincide con el surgimiento y renacer de cinismos, fundamentalismos, populismos de diverso tinte, que expresan y encarnan el hartazgo y exasperación lamentablemente frente a la política y particularmente frente a unas formas de hacer política. El problema mayor radica en que estas supuestas nuevas expresiones se siguen identificando y reproducen viejas prácticas y concepciones (incluyendo algunos vicios) que oscilan desde la corrupción, la pérdida de contenidos mínimos de acción, hasta la ineficiencia y la intolerancia fundadas en concepciones no democráticas, apartidistas, antipolíticas y hasta apocalípticas.
Frente a estos escenarios confusos, ambiguos y críticos, no pretendemos establecer disertaciones técnicas y vacías, o peor aún abstraídas de la realidad, o aferradas a reflexiones fatalistas y puritanas (condenatorias) de la democracia de partidos y de la política como tal. Todo lo contrario, estamos convencidos de que la propuesta a ensayar debe partir de la necesidad de precisar unas determinadas críticas de aquellas fallas y reiteradas disfunciones, tanto de nuestra clase política como de nuestras agencias partidistas y de nuestra política en general, para posteriormente transitar frente al desprestigio de la política, el camino por demás requerido de repensar y revalorizar a la política, y con ella sus actores, instituciones y prácticas.
Asimismo, frente a las tesis y posturas fatalistas, escépticas y posmodernas y frente a las propias tendencias de creciente personalización de la política y de vaciamiento institucional que define a la Venezuela contemporánea dominada por el chavismo, requerimos ensayar nuevos espacios, foros y propuestas que se encaminen a recuperar los contenidos de la política y de la democracia respectivamente. A la política hay que revalorizarla y volverle a dar el sentido de servicio y de proyecto común que en un comienzo tuvo. El momento y circunstancias actuales así lo demandan. Finalizamos convencidos de que repensar y redescubrir la política, implica precisar sus fallas, su problemática actual, proponiendo a la vez caminos y opciones de convivencia civil y de modelos de gestión y ejercicio gubernamental progresistas. Veremos.

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