domingo, 26 de mayo de 2013

TRINITARIOS

NOTITARDE, Valencia, 26 de mayo de 2013
"Caminando con Cristo"
La Santísima Trinidad (Jn.16,12-15)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

Hay un saludo paulino (aparece en una de las cartas de Pablo) que utilizamos en la Santa Misa que dice: "La gracia de Nuestro Señor, Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo esté con todos ustedes". (2 Cor. 13, 13), que pone de manifiesto la fe en Dios Uno y Trino; es decir, se presenta al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en unidad de ser y diversidad de funciones o lo que es lo mismo un Dios en tres personas distintas (como lo dice el dogma católico: Dios es uno en esencia y naturaleza, pero trino en personas, una sola naturaleza divina, por tanto, un solo Dios, pero en tres Personas distintas de igual dignidad, gloria y categoría); misterio fundamental del que parte toda la Revelación cristiana y que sólo podemos tratar de comprender por la fe y por medio de lo que Cristo en su vida pública nos reveló al hablarnos del Padre y del Espíritu Santo.
Dios Uno y Trino ha querido venir a contactar con el hombre creado por Él a su imagen y semejanza, se le ha manifestado en Cristo encarnado para ofrecerle su amistad, su amor, comunión y para asegurarle la realidad de una vida sin fin que se alcanza por la fe y la vivencia de la caridad.
Toda nuestra vida cristiana está marcada por el misterio de la Trinidad; desde niños aprendimos a santiguarnos o a hacernos la señal de la cruz en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; en la Santa Misa, fuente y culmen de nuestra fe cristiana católica, al inicio y al final de la misma se hace una directa referencia a la Santísima Trinidad y durante toda la Eucaristía hay una alabanza a Dios Padre; a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo.
Se debe dejar claro, como lo he escrito en otras oportunidades, que si bien en la Sagrada Escritura no aparece la palabra Trinidad (porque es una acuñación de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia); como lo vemos en el evangelio de hoy siempre en boca de Jesús aparece la referencia al Padre y al Espíritu Santo. Sólo basta leer el evangelio de San Juan con detenimiento para darnos cuenta de esta realidad trinitaria que el evangelista nos presenta; recordemos los pasajes del evangelio de Juan que en los domingos pasados hemos venido comentando, llamados "discursos de despedidas" que van del capítulo catorce al diecisiete que hablan del Espíritu Santo Consolador, no como una fuerza de Dios, sino como una Persona que viene a ocupar el puesto de Cristo y a continuar el trabajo realizado por Él. Lo más grande del misterio (en teología católica una acepción de "misterio" es aquello que no podemos comprender a plenitud por nuestra mente limitada, y que no es algo tenebroso o terrorífico) de la Santísima Trinidad es que nos anuncia la realidad de un Dios cercano al hombre, que sale a su encuentro, que se reveló en Cristo Jesús para manifestar el inmenso amor que Él siente por cada ser humano, que lo acompaña, que lo guía, que lo alienta y todo esto lo realiza desde dentro del hombre mismo; porque desde el bautismo Dios habita en el alma humana.
Cristo nos enseñó a amar a Dios Padre, a llamarlo Padre Nuestro, a abrirle el corazón para que viniera a hacer morada en nosotros por medio del Espíritu Santo. Por eso, la mejor manera de entender el misterio trinitario es viviéndolo, sumergiéndose por la fe en esto que Dios mismo nos ha revelado en su Palabra; es decir, es aprender a vivir como hijos de Dios que nos salvó y adoptó como hijos en Cristo y por medio de su Espíritu Santo mora en nosotros. No caigamos en un intelectualismo de la fe, porque la fe más que intelecto es vivencia. No caigamos en los errores que algunos profesan, que por combatir la fe cristiana en la Trinidad revelada por Dios mismo, presentan a Jesús como un semidiós, no igual al Padre (¿entonces cuántos dioses serían? ¿Cristo sería verdadero Dios? O decir que el Espíritu Santo es la fuerza de Dios es tirar por el suelo todo lo que el mismo Cristo habla acerca de Éste sobre todo en el evangelio de Juan). Sólo quien conoce y ama Dios, puede conocer verdaderamente al ser humano en su plenitud. Es decir, del encuentro de Dios trinitario salimos al encuentro del hermano, a vivir la comunión y solidaridad, porque Dios mueve a la caridad, a la fraternidad.
IDA Y RETORNO: ¿La Iglesia Católica no hace nada contra la inseguridad? Hay que decir rotundamente que la inseguridad no se combate con armas; por encima de esto están la educación y los valores y en esta materia la Iglesia ha hecho, hace y seguirá haciendo a favor de la sociedad venezolana y del mundo entero, porque es parte de su misión, de su razón de ser, cuando fue fundada por Cristo. En Venezuela hay 18 seminarios mayores que forman a los futuros líderes espirituales del país que cuando egresan van a las parroquias que mayoritariamente están en las zonas populares; la Iglesia promueve y mantiene los Hogares Crea de Venezuela, tiene sacerdotes capellanes en las cárceles, tiene colegios de Fe y Alegría y otros en zonas con mayor necesidad. Esto por mencionar sólo algunos ejemplos de actuación de la Iglesia Cristiana Católica en Venezuela.
Ilustración: Alejandro Dafunchio. 

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