domingo, 3 de marzo de 2013

UNA MUY SIMPLE INDAGACIÓN

Inespecialistas en la materia, sometemos nuevamente a comprobación nuestra modesta hipótesis: tendencias artísticas como la del cinetismo, encontraron cauce en el diseño de los impresos desde mediados de los sesenta hasta languidecer a finales o principios de los ochenta.  No obstante, reparamos en la primera muestra,  firmada por Osuna (1036), y en la segunda, publicidad de una línea aérea (1987).

Obviamente, Osuna ni un medio como Fantoches pudieron convertirse en precursores del cinetismo, porque - sencillamente faltaba para que la escuela adquiriera una definición, identidad e independencia. Quizá presente la dinámica de líneas en las escuelas por entonces predominantes, el autor la tomó, o - mejor - atreviéndose al dibujo de los sucesivos automóviles, la descubrió o inventó.  ¿Es realmente cinética la muestra? Así lo creemos, porque esa sucesión cuasi-infinita de los techos,  es la que leemos, por lo menos, a primera vista en un magistral empleo de la perspectiva. Posiblemente, el efecto hubiese sido mayor de no sombrear la pieza, pero - sentimos - hay un esbozo cuando la corporeidad de las personas y de los propios automóviles requieren una mayor atención. Y, si bien es es cierto que no puede decirse de una influencia medioambiental, como ocurrió a finales de siglo, también lo es - comparada con la otra pieza - que los vehículos terrestres gozarían de un efecto semejante al avión, en el caso de orientarse en sentido contrario.

El vehículo aéreo contará con un efecto que les inherente, la movilidad, aunque la publicidad no la requiere necesariamente para llamar la atención. La nítida y - acaso - detallada  sucesión sucesión de la proa, suerte de fotogramas, trasmite - precisamente - esa idea de movimiento, celeridad, diligente cumplimiento del servicio principal de la empresa, pues - también - puede ofertar el confort y la atención personalizada por el personal de vuelo.  El trazo de cada ala delantera y trasera de inequívoca nitidez, nos coloca virtualmente en el aterrizaje del aparato. Y, si mal no recordamos, en comparación con los motivos de diseño y de publicidad de los impresos de entonces, ya más conservadores, la muestra en cuestión luce "anacrónica".

 Diríamos que una pieza es de un probable carácter precursor y, la otra, marca la decadencia del cinetismo en los medios impresos. Empero, reparamos en dos observaciones: el cinestismo necesita del indispensable movimiento del espectador, y - por mucho que manipulemos ambas muestras, no suscitan el efecto inherente a la escuela; o es demasiado difícil que ese efecto se logre a través de impresos de inevitable mala calidad en relación a la tinta de los periódicos y revistas, aunque - sabemos - de libros extraordinariamente editados que logran, esbozan o anuncian, descartando el último supuesto.

Por lo demás, si falta el movimiento, ¿no hablaríamos de un elemental ejecicio geométrico? 

LB

Fuentes:   Fantoches, Caracas, nr. 531 del 08/04/1936; y Zeta, Caracas,  nr. 681 del 01/09/1987.

Post-data LB:  Concluimos que es un comentario equívoco y ocioso el nuestro. Nos permitimos escribir a Julio Paheco Rivas, cuya respuesta fue suficiente para arribar a nuestra conclusión. En una pieza, hay un manejo de la perspectiva desde un punto de fuga; y, en la otra,  la reminiscencia parace llevarnos a Eadweard Muybridge (05/03/13).

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