lunes, 4 de febrero de 2013

AL SON QUE NOS TOQUEN

Pachanga y violación de autonomía
Luis Barragán


El gobierno nacional no ha necesitado todavía de meter los tanques y soldados a la UCV, asumiendo clara y abiertamente las consecuencias. Sin embargo, emplea vías tan deplorables como la lenta y segura puñalada sonriente.

El gobierno nacional ejerce la violencia directa e indirecta, complacido cuando sus partidarios deciden alguna acción que incluye el destrozo del patrimonio, como el espectáculo infaltable, o consiente que la delincuencia común haga de las suyas en la casa de estudios. Extraña que hasta la protesta más modesta de los gremios inconformes que se autoproclaman “chavistas”, a pesar de saber que el déficit presupuestario es imputable al propio gobierno, exhiba sendos artefactos lacrimógenos que – suponemos – nade adquiere en el kiosco de la esquina.

La asfixia económica de las universidades es el camino más expedito y silencioso, resignadas las comunidades a tamaño castigo, desmoralizadas e indiferentes, aunque el sabotaje de los actos académicos ayuda también a la faena, pues, saben del silencio al transcurrir los días. Esos trabajadores que se dicen oficialistas, están conscientes de la necesidad de las puertas que ha impedido la Defensoría del Pueblo, pero – lo que es peor – reconocen que si el “chavismo” gobernase la UCV, ésta tendría sus murallas como cualquier sede gubernamental, aterrorizada interiormente para neutralizar y liquidar toda disidencia.

La otra modalidad de la violación de la autonomía universitaria es la pachanga, y – así – Desorden Público dio un concierto en Tierra de Nadie tiempo atrás, sin que lo supiesen las autoridades universitarias previamente. En nombre de la alegría, de la tolerancia y demás hierbas, recientemente la alcaldía de Caracas y su promotor cultural por excelencia, pretendió hacer algo parecido con Los Cadillac’s y el merenguero Omar Enrique, pero – imaginamos que nada gratuito – tuvieron que hacerlo en las afueras de la universidad: no aceptarían involucrar la marca comercial en la lidia política, aunque “tapiaron” la puerta Tamanaco, obstaculizando el tránsito.

Preocupa que so pretexto de cantar a Chávez Frías, hablar de concordia y amor, insistan en escenificar sendos actos de provocación, con sobradas y claras intenciones políticas. Y – también – que, a fuerza de pachanga, haya un estudiantado que le importe un bledo y se deje – así de simple – comprar.

Fuente:http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/8878758.asp

Post-data: El compositor y las cantantes ninguna culpa tienen, pero es evidente que bailamos al son que nos tocan. La comunidad universitaria, indiferente !!! Años atrás (¿décadas?), estuvieron muy de moda la canción y las intérpretes, y tanto que  a un señor le dio un infarto en medio de un show canino, si mal no recordamos la nota de prensa (LB)

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