sábado, 12 de enero de 2013

ESPACIOSO

EL NACIONAL, Caracas, 12 de Febrero de 1998
Eugene Fodor: espacio para Beethoven
ZAYIRA ARENAS

Mueve el brazo izquierdo como un contorsionista. Más de 37 años dedicados a la música le han permitido adquirir esa destreza. Con su mano derecho sujeta el arco, el mismo que acaricia, casi en tono suplicante, las cuerdas de su violín. ``­Oh, Beethoven es tan difícil!'', dice Eugene Fodor con voz casi imperceptible. Está en la habitación del hotel escudriñando, una y otra vez, lo que el célebre compositor alemán plasmó en la partitura.
No deja de ser curioso oír de boca de un músico experimentado como él, tal confesión. Así que, para evitar erradas interpretaciones, aclara lo ya dicho: ``Lo dije desde el punto de vista musical. La obra de Beethoven es una magnífica arquitectura sobre la cual uno debe poseer ideas profundas y mucha madurez. Es necesario haber vivido la vida y experimentado pasión, alegría, tristeza para poder recrearlo. Más que cualquier otro compositor, el fuego del corazón está presente en la música de Beethoven. No es complicado con las notas, pero la estructura es tan magnífica como el Monte Everest y tan conmovedora para el espíritu y el corazón. Por eso digo que es tan difícil''.
¨Y sobre Mozart, qué tiene que decir? Cuando algunos músicos aseguran que se necesita toda la vida para aprender a tocarlo . ``Es diferente. Beethoven está por encima de Mozart en lo que se refiere a la dimensión de la música. Claro que Mozart fue un gran genio, pero su dimensión no es como la de Beethoven. Realmente uno necesita toda la vida para tocar música''.
De hecho, la hoja de vida del violinista estadounidense Eugene Fodor es impresionante. Ha trabajado con directores como Eugene Ormandy, Seiji Ozawa, Sir Neville Mariner, Lorin Maazel y Ricardo Mutti, entre otros; además de presentarse en prestigiosos escenarios como el Carnegie Hall, el Lincoln Center y en el Royal Festival de Londres y el Festival de la Primavera de Praga. Ha tocado para dos presidentes norteamericanos en la Casa Blanca y en una presentación presidencial televisada en el Constitution Hall en Washington DC. Y como si fuera poco, también fue honrado con invitaciones presidenciales para presentarse en dos cumbres mundiales de conferencias, una en Virginia y la otra en la antigua Unión Soviética.
Su compromiso ahora es con el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, que celebra su XXIII aniversario. Mañana, a las 8:00 pm, en la Sala José Félix Ribas del Teresa Carreño, acompañado por la Sinfónica Simón Bolívar y bajo la batuta de Alfredo Rugeles, interpretará un programa dedicado a Beethoven. También intervendrán el pianista David Ascanio y el cellista William Molina. Este concierto estaba pautado para el domingo 15, en la sala Ríos Reyna, así que las personas que ya adquirieron sus entradas pueden canjearlas, este viernes, en la taquilla.
Fodor permanecerá varias semanas en el país. En su agenda, aparte de las clases magistrales que dictará, están previstas, para los días 22, 26 y 27 de este mes, otras presentaciones, en las que interpretará obras de Mozart, Paganini, Bach, Brahms y Tchaikovsky, entre otros.
Sí a los sacrificios
-¨Qué elementos son esenciales para que usted pueda hacer música?
-Vivir la vida, experimentar pasión, tristeza, alegría, como dije antes. Y yo seguro que la he vivido. Tengo 47 años de edad.
-¨Puede un intérprete ser cien por ciento auténtico, o en sus ejecuciones siempre salen a relucir las influencias?
-Nunca he imitado a nadie. He estudiado con los grandes violinistas de este siglo -Henrick Szeryng y Jascha Heifetz- y ellos tienen estilos tan individuales que me inspiraron para que yo tuviera mi propio estilo. Cuando toco, no pienso en las influencias, sino en la fuerza, la pureza de la música. Mientras uno más practica, más está construyendo y creando cosas maravillosos.
-¨Un intérprete realmente crea o sencillamente reproduce lo que está escrito en la partitura?
-Esa es la belleza de practicar muchas horas. Cuando joven, le dedicaba entre seis a ocho horas a la práctica; mientras crecía, también y, ahora, lo hago cada vez que tengo tiempo. Mientras uno más practica, más repite y más dibuja la arquitectura que el compositor deseaba. La música tiene dos partes: composición e interpretación. Ambas están unidas como las alas de las aves. El pájaro no puede volar con una sola ala. Beethoven no fue violinista, él no podía tocar sus piezas en el instrumento, pero sabía que algo había y lo creó. La responsabilidad del intérprete es tener la misma dedicación del compositor. A Beethoven le tomo meses y meses crear sus obras.
-¨Son necesarios los sacrificios para triunfar?
-Sí, y muchos. ¨Mis sacrificios? Cuando estaba en la escuela nunca fui a los bailes ni al cine, hasta que cumplí los 20 años. Todas las noches permanecía en casa y practicaba. Ese fue un gran sacrificio. ¨Qué sacrifico ahora? Podría quedarme en casa y hacer grabaciones, pero prefiero tocar en vivo. Así que viajo, tomo aviones y a veces hasta llegó a medianoche a las ciudades donde voy tocar, como pasó en Venezuela. ¨Y todos esos sacrificios para qué? Porque amo hacer música.
-¨Puede un artista vivir exclusivamente de la fama?
-Muchos actores y músicos lo hacen. Pero lo importante es la integridad. Para mí no hay ningún tipo de recompensa en la fama. Fama es sólo una gratificación para el ego y cuando uno toca música no hay espacio para el ego.


Fotografía: http://www.photosof.org/view/violin_on_black_and_white-wide.html

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