lunes, 15 de octubre de 2012

¿TIENE UN LÍMITE LA DISCRECIÓN?

Metáfora de una resignación inaceptable
Luis Barragán


Perdiendo la obviedad que alguna vez tuvieron, las llamadas “defensas” de nuestras avenidas y autopistas experimentaron un cambio que las estadísticas no suelen reflejar. Esto, porque – además – los siniestros viales, a veces trágicos, no advierten el demoledor impacto con las piezas de concreto armado o hierro forjado, sembradas bajo el pretexto de una inagotable provisionalidad.

Refieren los especialistas que los artefactos de aluminio o cualesquiera otras conquistas de las tecnología de la aleación, tienden a amortiguar o absorver el choque o impacto de un automóvil, igualmente producto de la más reciente – digamos – ingeniería de las eventualidades. Sin embargo, masivamente desdentada, nuestra vialidad ostenta la huella indeleble de la delincuencia, pues, el mercado negro de los más elaborados metales constituye una fuente de supervivencia de los sectores asombrosa y radicalmente empobrecidos de esta otra Venezuela Saudita.

El Estado tan fuerte exteriormente, capaz de reprimir el descontento espontáneo e inmediato que sus actuaciones y omisiones provocan, es de una inmensa debilidad interior,  incapaz de ejercer sus responsabilidades punitivas y – menos -  de responder a la evidente injusticia social que ha generado – paradójicamente – en nombre y en representación de la pobrecía que manipula insaciablemente. O, peor, ausente, los hechos hablan de una política social que es de una insólita perversión.

Lo peor es que, quizá conscientes de las consecuencias que trae tal suerte de piedras blindadas en nuestro camino cotidiano, nos hemos resignado. Así, en la punta de nuestra nariz, ya no vemos – mirándolas – estas “defensas”  que se levantan sobre el cadáver de los viejos tornillos de la modernidad urbana que dejamos atrás.

Algo parecido ocurre con los recientes resultados electorales, porque – sabiendo justa nuestra causa opositora – tendemos a desmoralizarnos y desmovilizarnos por el hábito inoculado culturalmente, gracias a un régimen inescrupuloso. Así como las referidas “defensas” forman parte del paisaje cotidiano, a pesar de la peligrosidad que acarrean, por obra de un gobierno ineficaz, por no aseverar que deliberadamente ineficiente, aceptamos las cifras oficiales con una conformidad no menos asombrosa, molida por la mitomanía presidencial.

Seis millones de votos constituyen una extraordinaria plataforma para concebir y desarrollar una política opositora sobria, coherente y convincentemente alternativa en el marco de la unidad eficaz. No hay motivo alguno para acomplejarse y resignarse, a pesar de dos circunstancias preocupantes.

Por una parte, que esa mayoría relativa que respaldó a Chávez Frías seguirá sufriendo los rigores de la delincuencia, el alto costo de la vida, el desempleo, etc., y está a tiempo de rectificar con motivo de las elecciones regionales.  Ha de asumir que esta “defensa” luce inaceptable, sobre todo cuando nos acercamos a las severas medidas de ajuste que la equivocada política económica demanda, por no mencionar el cercenamiento de las libertades públicas que le meta más  sinceridad aún al régimen.

Por otra, ejercicio que antes caracterizaba a los partidos políticos, concediéndole el respeto y la credibilidad indispensables, urge una consideración a fondo de los resultados electorales, intentándolos contextualizar política y socialmente. Nos parece inadmisible pasar rápidamente la página, como ha ocurrido en anteriores eventos, afianzando prejuicios y caprichos, lo cual no significa – por cierto – una larga y autoflagelante discusión.

La resignación es el dato fundamental de nuestras dolencias, costumbre que se hará un burdo costumbrismo. Nos miramos, sin ver, inflamándose el ombligo de las vanidades que, apenas, nos permiten.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/10/metafora-de-una-resignacion-inaceptable/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=911843
Fotografía: LB, Caracas (11/10/12)

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