miércoles, 19 de septiembre de 2012

LENGUARACES DE ALTURA

De la lenguarada pública
Luis Barragán


Se dirá que el problema es de vieja data, pero jamás el poder establecido había traspasado los límites tan impunemente. Ni siquiera la más férrea y holgada dictadura, como la de Gómez, habló tan soezmente, y es muy probable que el aporte original lo haya hecho el propio Fidel Castro desde su país, dándole otra característica al totalitarismo en este lado del mundo.

En un texto de muchos años atrás, Augusto Germán Orihuela llamó la atención sobre el lenguaje de la campaña electoral, acentuando su trascendencia cívica y pedagógica (El Nacional, Caracas: 05/05/83). Hoy lo escandalizaría el verbo miraflorino, pues, evidentemente existen algunas diferencias.

Digamos, por una parte, ausente una democracia convincente de alternancia, el lenguaje escatológico ha sido y es muy propio del régimen. Ya no se trata de Chávez Frías, sino del sectarismo y pasión de sus colaboradores inmediatos y seguidores más distantes, que pretenden acumular méritos imitándolo y hasta superándolo.

El contraste, por otra, ha sido la extrema la discreción del principal candidato opositor poniendo de relieve al terco agresor verbal. No existe un CNE efectivamente moderador del ventajismo presidencial, a pesar del insistente llamado de los más variados sectores del país para que ejerza las atribuciones que dice – ahora – no tener.

Y, para finalizar, tan procazmente lenguaraz, aparentemente no hay costo político, y hasta Castoriadis se queda corto cuando dijo que los políticos son prisioneros de lo que dicen. Además, pésimo medio de defensa, el oficialismo pretende que las críticas que naturalmente suscitaron las consabidas declaraciones de Germán Escarrá tienen por síntesis maldecirlo por obeso, agravando el problema.

Agudo el problema, dando el ejemplo, ya anuncia Capriles que la transición afrontará el del lenguaje del poder. Inevitable, excepto que cabalguemos hacia la demencia colectiva por las lenguaradas que la asoman.


Fotografía: Rayma (El Universal, Caracas)

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