miércoles, 12 de septiembre de 2012

JUGUETERÍA DE CAMPAÑA POR ESTRICTA NECESIDAD IDEOLÓGICA Y POLÍTICA

CIUDAD CARACAS, 11 de Septiembre de 2012
Chavito despierta furor en las calles

Las calles del pueblo venezolano han visto el caminar del presidente Hugo Chávez Frías desde su candidatura a la primera magistratura del país en 1998. Un hombre sencillo, humanista, que le estrecha la mano a todo aquel que se la extienda para expresarle su amor. Bajo ese espíritu, desde 2007 un Chavito de dos metros, hecho con goma espuma y mucha tela, también salió al ruedo.
Se trata de un muñeco creado por el comunicador social Vladimir Sosa, en el año 2005, bajo una necesidad estrictamente ideológica y política.
Otro factor que influyó en la creación del muñeco fue saber que el sector infantil se encuentra bombardeado por personajes y héroes foráneos. “Nuestros niños y niñas están influenciados por superhéroes extranjeros y desconocen a nuestros líderes, héroes y heroínas venezolanos”, dijo Sosa. Esta preocupación fue la que lo motivó a crear la Fundación Chavito, que con el transcurrir del tiempo incorporó a Javier Gibiaqui.
Fue así como también nació la necesidad de crear varios personajes caricaturizados que les dieran vida a los personajes históricos, indígenas y líderes latinoamericanos, como los presidentes Evo Morales (Bolivia) y Rafael Correa (Ecuador).
“Chavito es un proyecto educativo e ideológico”, señaló Sosa. En ese sentido aspiran a visitar las escuelas y los refugios para contar la historia de una manera divertida y fresca.
Para crear el muñeco definitivo hubo varios intentos fallidos. Vladimir Sosa dijo que recorrieron diferentes estados del país buscando costureras para diseñarlo, pero no se lograba lo que él quería. Fue en Sao Paulo, Brasil, que logró el resultado deseado, cuando conoció a un diseñador del famoso carnaval de Río de Janeiro.
EL HOMBRE DETRÁS DEL MUÑECO
Javier Gibiaqui es un muchacho de contextura delgada que se coloca el traje del muñeco para cada presentación, pero “no es cosa fácil”, confesó entre risas.
“A veces se me hace difícil hasta hacer una pausa para tomar agua.La gente no me permite quitarme el traje, ellos quieren más y más fotografías”, confiesa Gibiaqui.
Para él, interpretar al Presidente tiene mucho valor, siente que deja de ser él y pasa a ser el líder de la Revolución Bolivariana.
CONEXIÓN CON EL PUEBLO
En la actualidad Sosa y Gibiaqui agarraron el traje del Chavito y se han ido de gira a todos los rincones del país que ha visitado el jefe de Estado, Hugo Chávez, como parte de la campaña, acción que para ellos es un aporte a la revolución.
En esos sitios, el Chavito es recibido con mucha euforia. Lo toman de la mano, lo abrazan para retratarse con él, las mujeres y abuelas se le guindan por el cuello, furor que ha generado la pérdida de ciertas partes del atuendo del muñeco.
“A la gente se le olvida que dentro de él hay un hombre de carne y hueso, y un muchacho bastante delgado para la magnitud del traje”, cuenta Sosa.
Aseguran que la idea es multiplicar el muñeco por 24, para así llevar uno a cada estado del territorio nacional, y que cada pueblo sienta al Chavito como suyo para que los acompañe y sea parte de las actividades sociopolíticas.
ANÉCDOTAS
Son numerosas las anécdotas que los jóvenes han vivido a partir de la representación de Chávez. En una oportunidad se le cayeron los pantalones en vivo por VTV, mientras sostenían una llamada vía telefónica con el propio Presidente. “Los medios privados nacionales e internacionales trataron de aprovecharse para ridiculizar a Chávez, quisieron generar un hecho contrario a lo que realmente sucedió. Fue una situación cómica que no esperábamos, pero lo cierto es que el Presidente la disfrutó muchísimo”, contó Sosa.
Además, narraron que en La Guaira, estado Vargas, durante una concentración oficialista Gibiaqui quería trasladarse más rápido y les pedía la cola a los carros pero nadie lo ayudó. “Bastó que me colocara la cara de Chávez y ahí mismo se pararon como 15 motorizados y ya tenía transporte garantizado”, aseveró. El Chavito da ejemplo de esa conexión afectiva entre el pueblo venezolano y su Presidente.

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