jueves, 23 de agosto de 2012

BIZARROS

EL NACIONAL - Jueves 23 de Agosto de 2012     Opinión/9
A primera vista
Debates socialistas
JUAN BARRETO

Por fortuna se ha iniciado un debate sobre cuál socialismo.
Creo que dicho debate no puede ser llevado a cabo despachando y descalificando como pequeño burgués o estalinista, de una vez, una u otra postura ideológica. Revisar la naturaleza de los procesos que hasta hoy se han reclamado del pensamiento socialista es una necesidad. Interrogarse sobre la burocratización y el fracaso del Bloque del Este es también acercarse a los aciertos de experiencias exitosas y alternativas. Es el deber del debate para que éste sea fructífero y sincero.
No puede darse debate haciendo abstracción de la forma de Estado que tenemos y lo que queremos construir; de las relaciones de clase en lo concreto; de la naturaleza de los bloques en pugna y, por supuesto, sobre las formas de organización que practicamos.
Algunas preguntas: ¿Hay acaso una fórmula del socialismo? ¿La planificación centralizada es antagónica a la autogestión y al control directo de los obreros y las comunidades? ¿Hasta dónde se centraliza y qué se centraliza? ¿Qué se centraliza, la planificación o el control? ¿Qué hacer con las relaciones de mando y control, con las jerarquías y la burocracia al interior del proceso productivo? ¿Qué hacer con el conocimiento y la toma de decisiones? ¿Se puede hablar de modo de producción sin hablar de relaciones sociales de producción? ¿Si la producción es centralizada y el Estado propietario, se garantiza que las relaciones sociales y el modo sean socialistas? ¿Si, por el contrario, la propiedad es comunal, acaso hay una desviación y una perversión? ¿Si la propiedad no es directamente estadal, ya la planificación no puede ser centralizada y la producción controlada? ¿No hay posibilidad de mixturas o de experimentos múltiples en los que proliferen experienciarios de nueva acción; en los que se promuevan distintas formas de propiedad, y de allí un modo de producción social alternativo al capital, con participación directa e indirecta de los productores inmediatos? ¿Desde dónde se construye el Estado? ¿Y la relación del trabajador con lo que se produce, con la división técnica y social del trabajo, con el tiempo de la producción y con la máquina? ¿Qué se produce, cuáles necesidades y de qué modo se distribuye? ¿Y el mercado, y el capital, y su retorno, y sus formas de acumulación? ¿Y el valor de uso y el valor de cambio, y su relación con la producción y el productor? ¿Los obreros qué son, propietarios del Estado, asalariados del Estado al servicio de la producción social; obreros propietarios sin relación con el Estado; de abajo hacia arriba solamente; de arriba hacia abajo nada más? En la era de las multitudes, o sea, en el arco de tiempo en el que predominan las llamadas nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y en donde la producción llamada inmaterial supera al momento del capitalismo de primera generación; es decir, a la era de la producción fordista y tailorista, del obrero masa y del obrero técnico, directamente vinculado a la cadena operativa, ¿se puede seguir hablando en los mismos términos de la III Internacional, como si no ha pasado nada? ¿Qué pasa sobre la abolición del valor de uso a favor del valor de cambio? ¿Y el tránsito hacia la sociedad de la comunicación y el giro estratégico del Estado burgués, de un Estado coercitivo a un Estado del control? ¿Hay algún síntoma del metabolismo del capital que valga la pena tomar en cuenta a la hora de discutir las nuevas formas y relaciones sociales que se tejen desde la producción inmaterial; dirigidas al control productivo del ocio y el tiempo libre? ¿Omitimos alguna de estas preguntas o más bien buscamos nuevas interrogantes que resolver? ¿Estamos preparados para el debate o perdemos el tiempo en prejuicios y descalificaciones?


Nota LB:

Paradójicamente, un diario de oposición ha ofrecido espacio a mejores planteamientos que aquéllos golosamente brindados por los diarios gubernamentales en relación al proyecto en curso. De nuevo, hay una interrupción de los aportes organizados y administrados por Rigoberto Lanz para El Nacional, Caracas, aspirando a una perspectiva de las ciencias sociales inexistente o, acaso, sobrevivientes en la prensa del IVA (la que pagamos todos). De variada calidad, el  espacio ha sido superior permitiéndonos descubrir algunos planteamientos y expositores que tienen dificultad para orbitar en la del IVA de definitiva vocación panfletaria, con muy contadas excepciones. Ahora, sobrevive Barreto. Digamos de un socialismo bizarro que, por muchas capas de pintura académica, plasmó muy bien en su gestión parlamentaria y municipal ya consabida. Versión que, como siempre,  simula un debate. Y éste, mal que bien, se dió en el periódico con Lanz así no tuviese la importacia política que la ampliación le hubiese concedido.

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