sábado, 21 de julio de 2012

POTESTAD

EL UNIVERSAL, Caracas, 16 de Julio de 2012
El precio de la fama en Internet
ISAÍAS ELÍAS BLANCO 

A diario miles de usuarios buscan sobresalir entre su red de contactos a través de videos osados, escenas cómicas "proezas urbanas", opiniones controversiales y burla como medio de expresión. Pero, ¿dónde está el límite de lo socialmente aceptado y hasta qué punto vale la pena buscar fama efímera en las redes multimedia?
La sociedad está cambiando, es verdad. La interconexión de datos dura todo el día, también es cierto. Los ciudadanos se hicieron adictos del flujo continúo de información, no hay duda... A pesar de reflexionar a menudo sobre los pro y los contra de los nuevos paradigmas de comunicación social, los profesionales, expertos, analistas y letrados insisten en que la multiconectividad de las redes sociales evolucionó la conciencia de la información como recurso decisivo en la toma de decisiones, resolución de conflictos y determinación de poder.
Ya no resulta incómoda la sobreexposición a la infinita cantidad de data que se recibe a través del email, contactos, medios digitales, amistades y telefonía móvil. Por el contrario, pareciera que la sociedad necesita la catarsis momentánea del Twitter para liberar el estrés, visitar Youtube para reír y el chequeo del Facebook para relajar pensamientos.
Estos nuevos paradigmas son la principal influencia de los ciudadanos que tienen la convicción de que si replican las conductas de los caracteres de películas estadounidense dejarán el anonimato, conseguirán un empleo y recibirán elevadas suma de dinero.
Esa sed de fama, que también puede ser explicada como una respuesta creativa a la crisis económica, empieza a rozar los límites de privacidad porque en cada upddate hace traslúcido la falta de tolerancia, incapacidad de coexistencia, respeto por el pensamiento ajeno, así como persecución de los "diferentes". Solo basta con navegar un poco en Internet para notar que los nuevos "famosos" de las redes sociales son personas normales que han logrado notoriedad a través de humillaciones, controversias, vejaciones públicas, vilipendios, amenazas, insultos y críticas entre una larga lista de recursos contra otros individuos, que por lo general son figuras públicas que le siguen el juego del "toma y dame" mientras le multiplican la influencia.
La libertad de expresión en Internet es el recurso más preciado por quienes nacieron y crecieron con el amparo de las tecnologías de la información, no solo porque son su medio de sustento, sino que las entienden como una ventana que preserva la democracia, vigila por los derechos civiles y es la herramienta educativa con más alcance social de los últimos años. Por esa misma razón es que resulta necesario combatir la mala imagen que se está formando en los sectores más conservadores, porque según sus análisis la Web debe ser restringida por el Estado y controlada por los congresos nacionales.
Cada usuario tiene la potestad para contrarrestar el efecto dañino de los insultos o humillaciones en los social media con el gesto de ignorar a los "irreverentes" y no caer en la provocación de comentar alguna de sus elocuentes actualizaciones. Así, aislado no dispondrá de repercusión para continuar atentando contra la vida privada de terceros y promoviendo la intolerancia hacia quienes piensan de forma diferente.


Fotografía:http://www.futra.co.uk/alan/frank-stella-fortin-de-las-flores.html

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