sábado, 21 de julio de 2012

APORTE A LA ECOLOGÍA GRIS

Sobre los orígenes de la infopolítica en Venezuela
Luis Barragán

14 de Septiembre de 2009

Recientemente, la edición dominical de un diario impreso de circulación nacional, reportó el fenómeno de la ciberpolítica en Venezuela, aunque principalmente subrayó sus orígenes y desarrollo en el extranjero. No obstante, hay marcados y relativamente lejanos precedentes de un ejercicio que va más allá de la simple y deliberada conjunción de la política con la telemática.

Intentando una recapitulación rápida y general, en nuestro país, a principios de la década de los noventa, ya había individualidades ligadas al mundo de la política con interés en el empleo de los medios informáticos y, valga señalar, Carlos Andrés Pérez hizo de su arresto domiciliario en “La Ahumada”, una oportunidad para cruzar las fronteras de la rutina y recreación, yendo al centro de su personal vocación. Al poco tiempo, a través de una empresa cafetalera, aparecerán unas – quizá redundantemente - páginas web del ex – mandatario, mientras el Ejército Zapatista de Liberación (EZL) conmueve al mundo desde una portátil que, por cierto, pudo llamarse también “Notebook” o “Armada”, en lugar de “Laptop”, generalizada la marca comercial.

Definitivamente, creemos que los orígenes de la infopolítica en Venezuela se inscribe también en los esfuerzos realizados por Rafael Mourad, quien a mediados del citado decenio concretó sus investigaciones en el campo al darle un sentido, naturaleza y orientación concreta al esfuerzo telemático de la política, lo política y de los políticos. Desde sus incursiones en laboratorios interneteanos como el del IVIC o del Instituto de Historia Hispanoamericana de la Universidad Central de Venezuela, asiduo visitante y curioso de sus avances iniciales de interconexión, completó un proyecto que – además – llamó Sala de Cibermedia, devenida Sala de Cibermedios, acogido con una firme determinación e impulso por el subdirector y después director de la Fracción Parlamentaria del Partido Socialcristiano COPEI en el Congreso de la República, Nelson Chitty La Roche, a mediados de 1995.

Tratamos de una sala o, mejor, de una empresa de propulsión de las novísimas tecnologías en el medio parlamentario que dio ocasión a innumerables cursos de iniciación a propios y extraños, incluyendo a los otrora alumnos de Mourad, y hasta figuras que hoy pertenecen al oficialismo, en una apasionada tarea de reinvención de internet como herramienta ciudadana. Recordemos, apenas el abanico contaba con los rudimentarios correos electrónicos, el hospedaje modesto de información que no contaba con los buscadores de hoy, la precaria presencia de los periódicos, que hicieron atractivos – por ejemplo – los impresos domésticos que obsequiaba Miguel Henrique Otero, dando las direcciones más interesantes de la telaraña digital.

La Sala de Cibermedios, a la que se incorporó Kemel Mourad y Franklin Darnott en el trabajo técnico, se hizo un lugar de reflexión para el director de la Fracción Parlamentaria, al que acompañamos con importantes iniciativas, yendo más allá de la asesoría convencional que le dispensamos. Valga acotar que, así como la biblioteca de la bancada parlamentaria fue profesionalizada al punto de atender a legos y especialistas, sin importar la adscripción política, la sala abrió sus puertas a todos, añadiendo a la academia y a los periodistas de la fuente que la visitaron y cursaron ampliamente.

Infolegislación

Entre los años 1996 y 1999, Cibermedios fue centro de tres o cuatro seminarios que intentaron aprehender la importancia y significación de las novísimas herramientas para el desenvolvimiento ciudadano, parlamentario y partidista, con énfasis en el recibimiento y procesamiento de las ideas que pudieron desembocar en una suerte de “constituyente virtual”, a las puertas del cambio presentido. Un resultado inaugural que hoy luce de una inmensa facilidad para el hallazgo de la información, fue la recopilación de las Constituciones de América en dos entregas de magníficos envoltorios, a través de disquetes, frustrado objetivo de alcanzar el resto de las cartas magnas del mundo y la digitalización de los debates constituyentes que concluyeron en nuestros textos de 1947 y 1961.

Estuvieron listos tres anteproyectos de leyes, como el de Preservación de la Privacidad e Información Personalísima, el de Registro Público Electrónico y el de la reforma a la Ley del Libro, a objeto de encausar y garantizar los servicios de información bibliotecaria y archivística en línea, avanzando en la noción del habeas data. Esperando una mejor oportunidad para introducirlos, en medio de la conflictividad política y parlamentaria de entonces, al igual que una mejor afinación de los especialistas, consta además el interés de Chitty La Roche, a través de una serie de artículos publicados especialmente en el diario “Ultimas Noticias” de Caracas, el interés de desarrollar los tribunales virtuales que permitieran a jueces y litigantes realizar una serie de consultas y diligencias posibles, en línea.

Ya se hablaba del “hemiciclo electrónico” y, aunque no alcanzaban los ambiciosos objetivos de Cibermedios, bajo la presidencia de Ramón Guillermo Aveledo, las plenarias de la Cámara de Diputados avanzaban hacia una deliberación más fluida y rápida que pudo arribar a una completa interconectividad bajo el control y el equilibrio de las fuerzas plurales que la componían. Siempre indispensable la presencia real de los parlamentarios, los grandes monitores que aún sobreviven prometían una diferente tramitación de los elementos que afloraban del debate.

Hagamos mención de la amenaza que significó el Y2K, a la postre infundada como resultado de una desleal competencia comercial, pero también por las previsiones tecnológicas que se adoptaron, por aquello de la moneda falsa que circula gracias a la verdadera. Siendo César Pérez Vivas el nuevo director de la Fracción Parlamentaria, tuvimos ocasión de co-redactar un proyecto inspirado en otro que pareció tener fortuna en Brasil, aprobado en primera discusión, de nueve o diez artículos a los efectos exclusivamente civiles y mercatiles que pudo generar el cambio de milenio, pero igualmente mencionemos una paradójica curiosidad: remitido el anteproyecto por la jefatura de la bancada parlamentaria, soportada las presiones para impedirlo por un gremio de empresarios del sector, la Comisión de Administración y Servicios, bajo la presidencia socialcristiana, concibió un instrumento estatista cercano al centenar de artículos que desembocaba con una innecesaria entidad burocrática, por suerte frustrado.

Infocampaña

Trotando junto al envío postal y los faxes, destaquemos también la primera campaña electoral que se hizo a través de Internet en Venezuela, con la candidatura a la diputación por el circuito de Baruta – El Hatillo. Participamos de una experiencia apasionante, contando con el entusiasta apoyo del aspirante Chitty La Roche, en una estrategia de posicionamiento hacia los sectores – obviamente, por entonces – de alto poder adquisitivo, conectados preferentemente en oficinas, que tuvo como eje los portales en cuatro idiomas concibidos, diseñados, hospedados y mantenidos por Rafael Mourad, que despertó el interés de la periodista Luz Mely Reyes a finales de 1997, a través de un reportaje publicvado en el diario “El Nacional” de Caracas, en que ya versábamos – por cierto – sobre el populismo virtual.

Agreguemos un par de ejemplos de lo que fue una campaña ciudadana, pues, de un lado, respondíamos a las demandas del internauta y, aunque se trataba de una campaña parlamentaria, en más de una oportunidad las evacuábamos contribuyendo a solventar los problemas de la comunidad: por citar un caso recurrente, se recibía el correo electrónico por una situación de acumulación de basura y, mediante comunicación escrita, diligenciábamos la solución mediante la Alcaldía de Baruta, acertando en no pocas ocasiones hasta recibir otro correo de satisfacción del internauta interesado. O, por otro lado, las constantes quejas por los costos telefónicos, condujo al descubrimiento de las campañas a favor de las tarifas planas en otros países, como a la oferta programática de la escuela virtual, gracias a las inquietudes muy concretas recibidas en la materia, como al embrionario esfuerzo que se hacía en la gobernación del estado Mérida.

Luego, no dio tiempo para una fundación que tratara e impulsara un tema por aquel tiempo más o menos inédito: la infopista como política pública, concitando el interés de los especialistas en una materia que hubiese motivado un seminario internacional, tal como hicimos con el de la antipolítica, medio ambiente y fondos de pensiones. Aquella infocampaña fue de una riqueza extraordinaria de ideas, en la que ya la clase media mostraba las costuras de una profunda crisis que la alejaba del uso cotidiano de Internet, francamene desconocido por las mayorías.

Infopolítica

La alianza con la ya desaparecida empresa Compuserve, fue importantísima. Abrió el servicio de Chat y una sección dedicada a Venezuela, en el arco de sus posibilidades, dirigida por Evelyn González, acercándose a lo que ahora conocemos como una red social.

Una experiencia de intercambio que, es cierto, estuvo políticamente ambientada por la aparición de la candidatura de Irene Sáez, como por las aspiraciones presidenciales de Enrique Salas Römer, muy activo en el foro virtual. A veces, daba la impresión de una sección copeyana, por el grueso de los participantes verdes.

Ilustremos el ensayo que se hizo en la referida sección, por una parte, con los encuentros virtuales realizados: por 1996, acudieron al teclado Nelson Chitty La Roche, Claudio Fermín y Salas Römer, quienes respondieron cada uno en su oportunidad, a las preguntas formuladas por los numerosos internautas citados, en tiempo real. E, incluso, una convención netamente partidista, realizada en Caraballeda, fue cubierta por el personal de la Sala de Cibermedios con el soporte técnico de Compuserve.

Por otra, hicimos un experimento que nos llenó de satisfacción, ya que en la Fracción Parlamentaria fueron convocados los especialistas en diferentes áreas para escuchar el mensaje presidencial de 1997 y, según la tradición, deliberar para redactar las conclusiones definitivas al día siguiente. Y, en paralelo, Chitty La Roche y los Mourad, en la Sala, se conectaron con legos y entendidos en la red e iban evaluando cada opinión que arrojaba la rendición de cuentas de Caldera: a una hora de concluida, estaba listo el esquema de evaluación suficientemente participado que – hoy podemos decirlo – superó con creces el trabajo artesanal del otro grupo “en vivo” que
tardó tres días en presentar su documento.

Un programa importante fue el de recopilación de una data vital de la red de redes, añadida la que a diario ofrecía la Gaceta Oficial sobre los nombramientos de los altos y medianos funcionarios del gobierno, sobre quienes opinaban de buena y mala fe los internautas. Empero, junto a la biblioteca, toda esa información se perdió y, sencillamente, porque el célebre Congresillo incautó todos los equipos, pretendiéndolos del Estado y no, como se demostró, adquirido con el aporte de los parlamentarios socialcristianos.

No pretendemos extendernos sobre una materia de la cual quedaron algunas reflexiones en la prensa escrita, entre otros, en los diarios “El Globo”, “Economía Hoy” y “El Nacional”, entre una y otra década. Sin embargo, luce interesante mencionar que Rafael Mourad fue nombrado en 2005 o 2006, como Secretario Nacional de Infopolítica de COPEI. E hizo un importante trabajo, teniendo como eje un portal orientado hacia la absoluta interconectividad de una organización con 19,50% de los dirigentes que conocían el correo electrónico.

Ya había contribuido Mourad a una estrategia de crecimiento digital que, interrumpida por la dramática situación política del paro petrolero y el revocatorio, lo fue definitivamente por los injustificados problemas internos del partido que condujo a la salida de la dirección de César Pérez Vivas, Román Duque Corredor y el suscrito. Aquel hizo extraordinarios aportes a la reciente campaña de Pérez Vivas para la gobernación, quien le prologó un libro digital introductoria a la infopolítica en 2008, a la espera de otro título sobre el infopartido.

Fuente: Noticiero Digital (http://209.50.247.206/forum/viewtopic.php?t=575113&sid=7e2f1b4a606c8ab265a296cdc9167d1d)
Ilustración: Frank Stella

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