jueves, 21 de junio de 2012

"SUFICIENTE, SUFICIENTE, SUFICIENTE"...

EL NACIONAL - Lunes 18 de Junio de 2012     Escenas/2
Una porción del maestro Calcaño
PALABRAS SOBRE PALABRAS
LETRAS
FRANCISCO JAVIER PÉREZ

Durante sus años finales, José Antonio Calcaño tenía pegada una frase que repetía como conclusión de cualquier enumeración, argumentación o alegato y sin ninguna intención semántica particular: "y una porción de cosas". Así llamó, con ese humor tan especial que poseía, a uno de sus últimos programas de radio. Hombre mediático donde los hubiera, el maestro estuvo siempre presente en la prensa, la radio y la televisión con programas de variedades culturales, en donde la música ocupaba siempre lugar de honor (entre otros, Por los caminos de la cultura, que compartía cartel con Valores Humanos, de Arturo Uslar Pietri y Las cosas más sencillas, de Aquiles Nazoa).
Músico por los cuatro costados, descendía de una familia legendaria de notables de la cultura decimonónica, esos "Calcaño y Paniza", nido de ruiseñores, músicos todos y poetas todos y que, entre otros, destacarían el sensible primer José Antonio y el impasible único Julio (el ruiseñor con espuelas, como lo tilda Manuel Alfredo Rodríguez), dulzura y agruras de esta Domus de arte e intelecto. Potenciando al máximo estas dotes familiares, sería el maestro Calcaño el más grande músico de la estirpe.
Autor de obras emblema como "Miranda en Rusia" o "De Profundis", desarrollaría al unísono una vastísima tarea de erudición musicológica.
Reconstruye la historia de nuestra música en un libro imprescindible para la comprensión de Venezuela: La ciudad y su música, paradigma de virtuosa historiografía. Escribirá Contribución al estudio de la música en Venezuela, 400 años de música caraqueña y la Biografía del padre Sojo. Descubridor del padre Navarrete, se fascina por la rara sapiencia del franciscano y alerta sobre la impronta de su saber enciclopédico. Recogerá, casi como una despedida (en cercanía con la muerte, que quiere sea niveladora de la humanidad), sus ensayos históricos y musicales en un libro que lo simboliza y retrata: El Atalaya.
Educador, construirá un largo y denso magisterio sobre la música. Será, en consonancia con sus amigos generacionales Sojo, Peña y Plaza, un empeñoso formador de basamentos teóricos y prácticos para el gran público. Es imposible dejar de recordar aquí ese magistral Curso de apreciación musical; conjunto de grabaciones en discos de vinilo para explicar en primera persona lo que era escuchar, entender y admirar la música en todas sus manifestaciones. Quedan registradas en esta obra algunas de sus improvisaciones más encantadoras.
Director coral de reconocido mérito, hará de la Coral Creole una de las instituciones musicales más sólidas del país y una de las empresas de formación y divulgación más memorables.
Acompañó la gesta de esta agrupación una producción discográfica que vino a convertirse en documento de primer orden para refrendar el magisterio indiscutible de Calcaño.
Estos y otros muchos elementos en la vida del maestro podemos hoy apreciarlos en el número 147 de la Biblioteca Biográfica Venezolana (El Nacional/ Fundación Bancaribe, 2012), cuya autora es Yellice Virgüez, comunicadora y docente, cuyo trato amable y admirativo nos revela con frescura la digna vida de Calcaño. Invito a todos a leerla para saber "una porción de cosas" sobre uno de los venezolanos más nobles del siglo XX.

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