sábado, 26 de mayo de 2012

MOUNIERIANOS

NOTITARDE, Valencia, 13 de Diciembre de 2006 
Emmanuel Mounier en el debate de nuestro tiempo
Domingo Alfonso Bacalao

De nuevo sobre el tapete, en el debate europeo, se discuten y profundizan las ideas y los planteamientos de Emmanuel Mounier, el insigne pensador francés. En tres gruesos volúmenes, una honda y llamativa investigación titulada "Teología del saber", retoma el interés por el humanismo contemporáneo, incluyendo entre sus ponentes al pensador de Grenoble.
Acercarse a Mounier es siempre una experiencia enriquecedora, pues la originalidad de su pensamiento -el personalismo comunitario- reside fundamentalmente en la comprensión del hombre, o más propiamente de la persona -presencia y trascendencia- y en su permanente deseo de interrogarlo, para extraer de allí la enseñanza necesaria para la vida y para la acción.
El humanismo contemporáneo se sigue alimentando y fortaleciendo de su pensamiento, persistentemente vigente. Es esa búsqueda incesante, trascendente, dramática si se quiere, de conquistar la justicia sin sacrificar la libertad.
Para un intelectual cristiano la obra y la persona de Emmanuel Mounier tiene, pues, una connotación especial. Hombre de profundas convicciones vivió lo que predicó. En su persona se unen maravillosamente la creación y la acción al servicio de un ideal de redención social y humana. Es, seguramente, el pensador católico de avanzada que ha irradiado con mayor intensidad en el mundo entero en el campo político-social.
La reciedumbre de sus ideas, el impacto de su ideario, la autenticidad de su mensaje y, sobre todo, una vida limpia y transparente lo convierten en un auténtico maestro.
Como educador estuvo siempre cerca del ambiente universitario pero sintió y vivió, total y profundamente, el mundo de los obreros, sus inquietudes, sus sufrimientos, esperando siempre su despertar, como un avance necesario de la justicia.
En él encarna, de manera ejemplar, la famosa frase hegeliana: la verdad de la idea es el acto. Hombre de ideas y de acción, teoría y praxis, o como diría Jean Lacroix, pensamiento y acción, fueron en Mounier una constante causalidad recíproca. Lo que lo convierte en un ideólogo con plena vigencia es, pues, la fuerza y autenticidad de su mensaje, así como la lección de su propia vida.
Esta es, igualmente, la razón por la cual el pensamiento de Emmanuel Mounier atrae e impacta todavía fuertemente.
La crisis que se vive a nivel planetario -incluyendo por supuesto a América Latina- amerita cambios profundos en el orden económico y social y, fundamentalmente, en el orden moral. La crisis es económica, social, política, institucional, pero es también, básicamente, una situación de proporciones éticas incalculables.
La transformación que debe darse ha de ser moral y económica, entonces, como decía Mounier, o no será nada. Sin embargo, las flaquezas morales siguen siendo las debilidades más protuberantes en la búsqueda de un nuevo orden jurídico y político con justicia social.
Las obras completas del pensador galo constituyen la mejor fuente para abordar su pensamiento, siempre fresco y fecundo, lleno de enseñanzas e intuiciones novedosas.
Podemos terminar estas breves acotaciones con las hermosas frases de Jorge Piquer: "un profeta del siglo XX en el que -como los del Antiguo Testamento- todo es mensaje: su persona, su vida, sus actos, no sólo sus ideas o sus escritos".
N.B Con este artículo nos despedimos de nuestros estimados lectores, hasta el miércoles 17 de enero de 2007, cuando de nuevo, Dios mediante, estas "crónicas de disidencia" estarán circulando. Feliz Navidad y próspero Año Nuevo para todos.





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