miércoles, 23 de mayo de 2012

LOTARIO SE JUBILÓ

EL NACIONAL - Miércoles 23 de Mayo de 2012     Opinión/7
Mandrake llegó a Europa
ANÍBAL ROMERO

El nuevo Presidente francés desea emular a Mandrake. Así como el famoso mago realiza prodigios con sólo decir "abracadabra", monsieur Hollande pronuncia su conjuro: ¡Crecimiento! El político galo parece convencido de que la economía funciona mediante sortilegios, y el suyo arremete contra un etéreo e inasible mal: la austeridad. Con pasmoso desdén hacia los riesgos y jugando con fuego, Hollande empuja a Alemania a asumir las deudas de Europa y pagarlas imprimiendo dinero y acelerando la inflación, violando así la Constitución alemana y el reglamento de su banco central (Bundesbank).

¿Pero de qué austeridad puede hablarse en Francia, Inglaterra o España, por ejemplo? El gasto público francés aumentó en 33,4 millardos de dólares entre 2009 y 2010, añadiendo 29,5 millardos adicionales en 2011 y alcanzando en total 56% del PTB. Lo que desea Hollande es gastar más, para lo cual aspira a subir los impuestos a 75% a quienes ganan más de 1,3 millones de dólares al año y acrecentarlo a las corporaciones. Como ha dicho la economista Veronique de Rugy, "si esta es una política pro crecimiento, entonces el aliento con aroma de ajo es pro romántico".

La mencionada experta explica que el coro de los demagogos, que hablan de crecimiento como si se tratase de un teatro de prestidigitación, ignoran que donde los gastos han sido de veras reducidos el recorte ha sido pequeño en relación con la magnitud del problema. De paso, como en Francia, las reformas estructurales prometidas en el mercado de trabajo y el tamaño de la burocracia no se han llevado a cabo. Por otro lado, en la medida en que los declinantes países europeos han concretado alguna austeridad, la misma ha consistido en aumentar impuestos y no en minimizar el gasto.

En Gran Bretaña el gasto público ascendió igualmente en 50 millardos de dólares el pasado año, y no ha ocurrido reforma alguna del quebrado sistema de pensiones. Al contrario, el Gobierno aumentó los impuestos a las ganancias y al seguro social, y también subió el IVA, en conjunción con otras cargas. En cuanto a España e Italia, la retórica es allí casi siempre más elocuente que los actos, y las reformas necesarias para reducir el peso del gasto y abrir espacios para la inversión reproductiva marchan a paso de tortuga.

Las teorías económicas estatistas y socialistas, con su mezcla de confusión, banalidad y fantasía, han hecho un daño inmenso al viejo continente.

Las nuevas generaciones europeas, hoy presas del pánico ante el futuro, fueron educadas en el marco de Estados de bienestar que les enseñaron a esperarlo todo de los gobiernos. La libertad individual y los mercados han sido gradualmente asfixiados por una filosofía social errada, dirigida a complacer a electorados que acabaron por creer en un quimérico paraíso secular, que les garantizaría seguridad económica desde la cuna a la tumba. La cultura de los "derechos" a todo se hizo un dogma inquebrantable, y se perdió de vista que no hay nada fijo e inmutable en la historia, excepto que somos mortales.

Llegó la hora del ajuste de cuentas, hacia el que también se dirige a su modo Estados Unidos. Europa debería abandonar la pesadilla del euro y retornar a un mercado común de bienes, servicios y trabajo, sin moneda única. Quizás es demasiado tarde para hacerlo de manera ordenada y el desenlace será muy costoso. Pero la tragedia griega no tiene otra salida que el retorno a una moneda propia. Alemania no va a echarse a Europa sobre los hombros, e Italia, España, Irlanda, y hasta Francia, requieren respirar.


Ilustración: http://www.sandinovive.info/?page=ver_articulo&id=1087

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