martes, 17 de abril de 2012

INGENUIDAD Y REFLEXIÓN


EL NACIONAL, Caracas, 16 de Abril de 2012 / Opinión
Libros: Orhan Pamuk
NELSON RIVERA

A partir de una dicotomía, la del novelista ingenuo (aquel que no se preocupa por los engranajes y la estructura técnica de la novela que escribe), y el novelista reflexivo que, al contrario, se concentra de manera obsesiva en la arquitectura de la novela y sus distintos elementos, Orhan Pamuk (1952) sugiere que el arte del buen novelista resulta de mezclar los dos caracteres. Lo anterior se proyecta también sobre el lector: hay uno ingenuo y otro reflexivo.

Por lo tanto, el que mejor disfrutará de "esa otra vida que es la novela", será el que pueda navegar entre las dos corrientes y conectarse con ambas.

En el año 2009 Pamuk fue invitado a la Universidad de Harvard a participar en el Seminario Charles Eliot Norton (por sólo mencionar a dos de los invitados de genio que han tenido las llamadas Conferencias Norton, cabe recordar que fue en ese auditorio donde Italo Calvino leyó por primera vez sus Seis ideas para el próximo milenio en 1988, o donde George Steiner, en 2003, cautivó a la audiencia con sus Lecciones a los maestros).

En su turno, Pamuk dictó las seis conferencias que agrupa El novelista ingenuo y el sentimental (Random House Mondadori, España, 2011). La reflexión que el premio Nobel 2006 organiza remite a dos fuentes: a su propia obra y a sus lecturas, entre las que destaca su insistente admiración por Tolstoi, y también por Dostoievski, Stendhal, Flaubert, Proust, Mann y otros que son referencias en la biografía del lector Pamuk.

El Pamuk conferencista se comporta como un anfitrión primoroso: su tono expositivo es calmo y obvio; su ánimo, el de un pedagogo que trabaja con los contrastes y los hechos más evidentes (un pensador en el que la naranja es naranja, el limón verde y el plátano amarillo); sus recursos argumentales, variaciones que apelan a sus propias novelas y ­otra vez­ a sus lecturas preferidas. En cierto modo, este Pamuk sale de paseo por el cuidado jardín de su propia experiencia. Y es con ese material, con esta aspiración tenue, con la que se presentó en las conferencias Norton.

El resultado: un ensayista ingenuo (siguiendo su disyuntiva, es decir, alguien opuesto al talante de lo reflexivo), diré que un tanto conformista (se complace en ordenar sólo algunos tópicos de lo mucho que se ha escrito sobre la novela), más interesado en la disposición de lo hospitalario que en tensar las cuerdas, pinchar un nervio o girar de modo imprevisto. Incluso, la sexta conferencia, dedicada a la cuestión del centro de la novela (una veta jugosa), queda casi intacta después del paseo de superficie realizado por Pamuk.

Y no es que le falten referencias o conexiones a los seis textos, es que en el modo de exponer falta la fibra, está ausente la garra, la urgencia crítica y reveladora del buen ensayista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario