martes, 10 de abril de 2012

EL PAJAR EN LA AGUJA


EL NACIONAL - Martes 10 de Abril de 2012 Escenas/2
La aguja de Caracas
ESTO ES LO QUE HAY
ARTES VISUALES
LORENA GONZÁLEZ

Ciertas cosas pasan desapercibidas en esta ciudad de caracteres múltiples, de inquietudes traspuestas por el furor del caos y los desmanes que la violencia ha estado asentando en el ejercicio cotidiano del ciudadano común. Testimonios personales, noticias terribles y un árido viento impune va construyendo dunas insalvables para ese transeúnte que en carro, Metro, mototaxi, camionetica o a pie establece los agobios de su propia cartografía, empedrada por los filones del riesgo no asumido, delineada por las curvas cerradas de los temores ocultos y milimetrada por los altibajos de esas sombras que se evitan, de esos lugares por donde nos autoimponemos la prohibición del paso.

Alfredo Ramírez me habló de aquella estructura dos meses después de la inauguración. Estaba muy emocionado. Quería que fuéramos juntos a ver esa pieza que constituye una de sus más importantes instalaciones urbanas. "Se llama La aguja de Caracas, Lorena, es enorme; avísame cuándo podemos ir para que conversemos sobre esta obra". Ya hace casi un año de aquel aviso.

En los marasmos y abismos de mi propia geodesia atada a las seguridades aparentes de su línea imaginaria, lo dejé pasar... como tantos otros caraqueños de aquí y de allá obviamos los esplendores quizás especulares de algún otro lado.

Un Sábado de Gloria, cuando, según el Evangelio, todo regresa a lo vital y en medio de las perspectivas aliviadas que brotan desde las calles sin congestión de la ciudad vacía, se dio la oportunidad de encontrar lo relegado gracias a los recorridos que se levantaron desde el asfalto para confinar con suavidad las apologías cerradas del propio criterio.

Una llamada a las 11:00 de la mañana. Urgencias de otra cosa, pero igual podíamos pasar por allí... ¿Estás segura? Sí, yo fui ayer. Nos paramos en la plaza O’Leary donde necesito chequear algo, atravesamos las torres y subimos caminando hasta la Bolívar.

El tránsito por "el centro" disminuye su agobio cuando se ausenta el fluido constipado del día a día. Los vestigios de su modernidad y las aristas de su magnificencia estallan a pesar de la ruina y el deterioro. Desde hace un tiempo Fundapatrimonio se ha dedicado a recuperar varias zonas, trabajo que abre algunas esperanzas en un país donde queda tanto por reivindicar.

Ramírez es uno de los artistas más relevantes de la generación de los noventa; logra un cuerpo de trabajo de una gran fuerza en el que se enlazan las tramas de lo orgánico, las metáforas de la tecnología, las estructuras filosóficas del ser y los razonamientos esenciales de la arquitectura. Su presencia se ha visto silenciada por la debilidad institucional del sistema museístico y la predilección en el mercado del arte por los maestros consagrados o la joven novedad.

Luego de unos cuantos pasos engorrosos por los laberintos indigentes del Centro Simón Bolívar llegamos a la plaza Ibarra, reinaugurada el 05 de julio de 2011. Allí estaba la gran aguja de Caracas, elevada sobre un voluminoso espejo de agua, vibrante y única, enlazando sus pliegues hiperbólicos y sus hélices cónicas en un deslizamiento que alcanza los 22 metros y cuyas líneas se desprenden hacia el infinito, constantes, fugaces, eternas. Oscilante tejido de acero que se pierde y se multiplica entre los resplandores de nuestra luz tropical para recordarnos que en algunas otredades también florecen ignoradas resurrecciones.

Una aguja es el centro de la nueva plaza Diego Ibarra


EL UNIVERSAL, Caracas, 6 de Julio de 2011
John Stoddart, diseñador del proyecto original, criticó los trabajos
En la noche el remozado espacio se llenó de los espectadores que acudieron al concierto de la Orquesta Sinfónica de la Juventud bajo la batuta de Gustavo Dadamel
JORGE HERNÁNDEZ

El diseño original de tres fuentes rectangulares, creado por los arquitectos John Stoddart y Santos Michelena hacia 1967, fue cambiado por completo para dar paso a la construcción de un gran espejo de agua circular con una escultura (La Aguja) que ahora ocupa los espacios de la plaza Diego Ibarra, en la parroquia Santa Teresa de Caracas.

A cuatro años de iniciada la recuperación por el ex alcalde de Libertador Freddy Bernal, y de retomarse las obras en febrero tras dos años de paralización, la plaza Diego Ibarra fue reinaugurada en medio de obras inconclusas, según señaló Carmen Lozada, vocera comunal de Santa Teresa.

Ayer decenas de obreros de la Alcaldía de Libertador, el Distrito Capital y de la constructora Pafar C.A. culminaban techos, pisos y colocaban el alumbrado en ese espacio público.

Por ordenes de la Alcaldía de Libertador, a cargo de Jorge Rodríguez, se colocaron palmas, tarimas, pancartas y flores de distintos colores en varios puntos de la plaza Diego Ibarra para tapar las obras inconclusas en más del 40% del terreno, afirma Lozada. El lugar ocupa 11.900 Mt2 frente a las instalaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE).

La Aguja de la Diego Ibarra es obra del artista plástico Luis Alfredo Ramírez, anunciaron voceros de la Alcaldía de Libertador, mientras decenas de trabajadores colocaban concreto en áreas comunes y ocultaban tuberías rotas y postes de electricidad detrás de la tarima donde se presentó la Orquesta Sinfónica de Venezuela, dirigida por Gustavo Dudamel.

El diseño de Stoddart y Michelena incluyó una plaza original con mármol y granito. Hoy parte de los espacios son de cemento, piedra y algunas áreas con granito sin pulir.

Stoddart, En declaraciones a El Universal, recordó que su diseño de fuentes era rectangular. "También destruyeron todas las pérgolas de concreto que daban sombra a los peatones. La fuente principal tenía dos niveles. Hoy cambiaron por completo la plaza. Está todo concentrado en una sola fuente. Es una pena que no siguieran con la idea original", resaltó.

Stoddart indicó que su diseño incluyó un espacio libre con piso de travertino (mármol italiano color café claro). "Siempre tuvo dos áreas problemáticas hacia ambos lados porque representaban las bases de las rampas hacia el Río Tuy. Después las taparon y su eje central quedó clausurado. También habían bancos para sentarse a cada lado y áreas con grandes jardinerías que hoy no existen. Esos arreglos retroceden en el tiempo", indicó.

El arquitecto aseguró que en varias oportunidades plantearon un proyecto de recuperación de la plaza Diego Ibarra que no tomó en cuenta Fundapatrimonio. "No querían conservar las áreas originales con bancos y ni la plaza del Palacio de Justicia", dijo Stoddart.

Lozada expresó, por su parte, que el alcalde Jorge Rodríguez prometió en febrero inaugurar también la plaza del Palacio de Justicia. "Pero esos espacios aún están abandonados. Ayer fueron tapados con pancartas bicentenarias. Mientras que los antepechos de cerámica cuadrada del CNE fueron pintados de rojo", afirmó.

En las obras la Alcaldía de Libertador invirtió más de Bs. 175 millones. "Aún esperamos la culminación de 20 comercios, cámaras de seguridad, vigilancia, jardinerías, pisos en 5 mil Mt2, y los 25 árboles que ofreció Rodríguez", precisó Lozada.

Fotografía: Nicola Rocco.

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