martes, 17 de abril de 2012

CIERTAMENTE, INVISIBLE


EL NACIONAL - Martes 17 de Abril de 2012 Escenas/2
El dibujo como acción visible
ESTO ES LO QUE HAY
ARTES VISUALES
LORENA GONZÁLEZ

Quizás no existan descripciones más cercanas a lo que podríamos considerar las características de un dibujo como las palabras que Roland Barthes dedica en su libro Lo obvio y lo obtuso a la obra del artista Cy Twombly: "Todo trazo (que) se inscribe sobre la hoja de papel niega al cuerpo importante, al cuerpo carnoso, al cuerpo humoral; el trazo no da acceso ni a la piel ni a las mucosas; gracias al trazo, el arte se desplaza; su hogar no es el objeto del deseo (solidificado en mármol), sino el sujeto del deseo: el trazo, por leve, ligero o incierto que sea, remite siempre a una fuerza, a una dirección; es un energón, un trabajo, que permite leer la huella de su pulsión y su desgaste. El trazo es una acción visible".

Mirar el dibujo desde esta pulsión destaca la inquietante condición del género: trama gestual que se desprende del apunte y se sumerge en un cambio de ruta constante, operación trazada sobre sí y no hacia la concepción premeditada de un estado subsiguiente; azar, circunstancia de difícil descripción y catalogación, golpe del instante que es situación inasible, relegada de los lineamientos académicos para decantar en desvanecimiento y desestructuración.

Una buena exposición, más allá de sus logros o declives formales, es aquella que propicia nuevas inquietudes con respecto a lo que se mira. Tal es el caso de la colectiva Dibujo reposicionado que desde el 25 de marzo presenta la Galería 39 en la ciudad de Caracas, y que me ha llevado a citar algunas disertaciones sobre la extraña índole del dibujo como estrategia de creación. La investigación estuvo centrada en las manifestaciones de este recurso, que integra procesos desprendidos hacia disciplinas como la pintura, la escultura, la fotografía y la intervención digital, que liberan al dibujo de su soporte y lo insertan en esa esencia bartheana donde se asume la práctica desde el canto del papel, sumergido en una sacudida marcada por el ritmo incierto de elementos que han sido sellados y develados más por la incisión que por las consecuencias materiales del trazo.

Destacan en la exhibición las piezas de Beatriz y Pepe López Reus con sus redes colgantes de hilo de acero y los rasgos vitales de una cercanía que gira sobre la posibilidad infinita del soporte.

En otros avatares despuntan las expresivas rasgaduras y los vacíos digitales de los dibujos de Mariangel García o los fulgores fotográficos de las acciones desplegadas por cuerpos luminosos en las gráficas de Krusjhan.

Con materiales más tradicionales resaltan los trémulos cromatismos plásticoadhesivos de Marylee Coll o la magistral evanescencia que consolida la impecable ejecución de un artista como Pedro Tagliafico. Finalmente, los dibujos de fuego de Pedro Terán, curador de la muestra, condensan todos los lineamientos de la propuesta: brotes de oro que se vuelven destello y pólvora, perforaciones en el papel sorprendido, ámbares de un trazo que quema y penetra desde la acción definitiva de una hendidura que no tiene vuelta atrás.

Tal vez sólo la mirada de este artista-curador, que bien sabe de los enlaces y desapariciones generadas por las metáforas efímeras del instante, haya abierto el paso a estos creadores de generaciones diversas para discurrir desde distintas posiciones sobre los significados a un tiempo ocultos y legibles del arte y su vulnerabilidad.

NOTA LB:

Ubicamos únicamente la invitación en la red. Asombra que no encontremos, por lo menos, con facilidad, una muestra de la dibujística objeto de la exposición que estimule a la visita. Ciertamente, invisible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario