sábado, 24 de marzo de 2012

PERO... IMPUESTO AL CONTADO


EL UNIVERSAL, Caracas, 24 de Marzo de 2012
Socialismo endeudado
El problema de la deuda no es de cantidad sino de calidad, es decir, del bajo nivel de retorno esperado
RICARDO VILLASMIL BOND

Desde el año 2005, y en medio de fuertes críticas, el sector público venezolano ha venido incrementando de manera acelerada sus niveles de deuda. La deuda externa registrada, por ejemplo, ha pasado de 40 mil millones de dólares a 105 mil millones de dólares. ¿Pero es eso necesariamente malo?

Responder esta pregunta exige separar la decisión de endeudarse en sus dos momentos fundamentales: 1) el de endeudarse; y 2) el de determinar el destino de los recursos obtenidos. En Venezuela, la inmensa mayoría de las críticas abarca ambas decisiones. La primera, argumentando que lejos de endeudarnos, deberíamos estar ahorrando una parte importante de los ingresos extraordinarios generados por el aumento de los precios petroleros en anticipación a una caída en los mismos. Y la segunda, por la opacidad y el despilfarro en el uso de los recursos por parte del Estado y sus empresas.

Es importante aclarar, sin embargo, que es perfectamente posible avalar una parte de la decisión y criticar la otra. Mi posición particular, en efecto, es la de avalar la primera y de criticar la segunda. Y avalo la primera por tres razones fundamentales. En primer lugar, por la conveniencia de aprovechar la coyuntura de precios altos para elevar la producción, lo cual pasa por realizar inversiones a ser financiadas parcialmente por la vía del endeudamiento. En segundo lugar, por la expectativa de una trayectoria de ingresos petroleros que se anticipa ascendente e invita a adelantar parte de esos ingresos futuros para consumirlos hoy. Y en tercer lugar, por el aumento en los precios petroleros. Hoy en día son cinco y seis veces más onerosos que hace una década, lo cual se traduce en ingresos externos y fiscales proporcionalmente mayores. La situación es análoga a la de un trabajador que le aumentan el sueldo y decide mudarse a una vivienda más cómoda y asumir un aumento en el pago de su crédito más o menos proporcional al aumento de sueldo recibido.

Con respecto a la segunda decisión, la regla general es que si el rendimiento del proyecto que se tiene en mente es superior a la tasa de rendimiento de interés aplicable al crédito, es una tontería no ejecutarlo. En este sentido, el problema de la deuda no es de cantidad sino de calidad, es decir, del bajo nivel de retorno esperado de los proyectos que se financian con ella. Precisamente por ello, pagamos tasas de usura.

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