domingo, 26 de febrero de 2012

DIGESTAR


“Después de comer perdices…”
Un libro sobre parejas para identificarse y divertirse
Veronique de Miguel,

Rita Gardellini es la autora de una obra de una obra compuesta de varios relatos novelados que giran alrededor de las relaciones de pareja. Manejado con un humor ácido y desprejuiciado donde las mujeres llevan la voz cantante, resulta una lectura deliciosa. En esta ocasión, Rita Gardellini charla conmigo acerca de su libro y de lo que significa "la pareja".
¿Qué significa para ti la palabra pareja, Rita? ¿Qué significa en tu universo, estar en pareja?
Me enamora la palabra, escritora, oral, en música y debe ser cierto porque dicen que el vocabulario tiene tanta importancia en mis historias que es otro personaje, y por eso debo señalar que la palabra: pareja, nunca me gustó por el sencillo argumento que significa: dos. Y para mí cuando uno se relaciona con otro, así resulte en un desamor, debe ser, el intento: esperanzador si se quiere, de ser uno. Prefiero que alguien me diga: "Te presento a mi amor, mi enamorado, mi amante, mi palomo, o mi luna"; antes que "mi pareja". Pareja me suena frío, un par aséptico, muy acorde a los tiempos que nos quieren hacer creer que estamos viviendo. Por eso me atrapa: amor, e incluso: romance o matrimonio porque me hacen pensar en dos que señalan uno, así resulte sólo en la posibilidad.
De todos modos, "estar en pareja o de novios" como se decía antes -porque sinceremos: muchos de los novios de antes y censura y crítica incluidas, también tenían relaciones-, sólo inicia al convivir; sólo en la convivencia la realidad de dos para ser uno tiene sentido. El resto es suponer que el final de la Cenicienta fue feliz sólo porque conoció a alguien en un baile -príncipe; ¡gran garantía!, fíjense sino en Bolena o en María Antonieta- y la zapatilla encontrada era de su pie -que por cierto, error que ya de nena cuestionaba: la zapatilla de cristal tendría que haber desaparecido después de las doce-.
Y si de época actual hablamos, lo que me cuestiona en preocupación: es la falta de cortejo -y observá qué alarmada resulto al utilizar un vocablo tan antiguo-; no planteo que ellos se fisionen al extremo del dimorfismo sexual del pavo real creando tremendo abanico de plumas policromadas pero a esta abulia que precede en dejar el bello encuentro de dos humanos en un acto básico de cópula de animal superior, tampoco. Hace poco me preguntaron en el programa de radio: "Salida de emergencia" en relación al hecho que si es culpa de las mujeres que los hombres estén menos caballeros; yo expresé que no necesito un caballero para ser una dama. No necesito recordatorios para ser quien soy.
Rita "Después de comer perdices…" es una obra muy particular. Cuéntame cómo nació la idea para escribirla.
Mis ideas surgen al hacerlas, soy en esencia: una hacedora. Podría señalarte el momento: cuando presenté mi libro en España, conocí al excelente escritor Juan Ignacio Royo, luego proseguimos el diálogo en los correos electrónicos. En ellos, Juan me planteaba por qué no utilizaba ese humor ácido que leía en mis correos, en un escrito y así, de ese modo, facilitaría la lectura.
Se sumó esa idea, al planteo que Juan Ignacio se encontraba pasando "frenazos en seco de creatividad" para escribir, entonces le propuse que yo iniciaría un relato con la "mirada" de ella y luego él realizaría la "mirada de él". Le encantó la mordacidad de Cenisiente, pero cuando yo comencé a enviarle los otros… Juan no siguió porque se perdía en lo que él consideraba una anarquía de personajes e historias, y no sabía cómo continuar. Por el contrario: para mí era simple porque la visión de "ella" ya planteaba la trama, así que seguí sola. Juan hubiera preferido continuarla en una novela, pero yo veía a la Cenisiente como un ícono a destronar, un ícono burlón de tanto peso de siglos y príncipes que ya "Ceni ni siente". Y como no tengo inconvenientes en que resulte hombre, mujer, gato o puerta, es sólo escribir en la voz del personaje que se necesite, realizar los "él" fue escribirlos.
Aunque, Cenisiente acusa un humor directo, en las otras… pero seré más puntual, el comentario de Patrick Ericson, otro escritor español excelente y mi mentor: " Algunas me han gustado más que otras, pero en todas encuentro algo hermoso, quizá parte del alma del autor, y eso me satisface mucho. "Después de comer perdices…" me ha gustado, como ya te dije, quizá por su originalidad, su fuerza o ese modo bifrontal de ver la vida, como una de esas miradas cúbicas de Picasso. Las tuyas son unas historias crudas, íntimas, y sobre todo cargadas de erotismo".
Continúo. Estamos en momentos de "acomodo", pero mientras, nos estamos destrozando y no tiene sentido porque en una época en que hemos alcanzado la posibilidad de ser felices de manera completa, parece que esa felicidad resulta en soledad. Yo escribí una vez: "el siglo XX fue de la locura; el XXI de la soledad, todos estamos al lado de nadie" y está reflejando ser cada vez más profético.
No es la primera vez que trato el tema, pero creo que nunca había sido tan feroz, incluso el asesino serial o el protagonista que encarna al propio mal en mis otras novelas, se redimían en cierta forma porque se enamoraban. En las perdices -y me encanta llamarla así porque no surgió de mí, sino de los lectores- los amores son cobardes, tibios, personajes masculinos que no sostienen más de unas páginas.
Al respecto me han planteado varios hombres: "Y, nosotros qué?" Y no quita que en un fututo aparezca la historia de ellos explicando porque son "boludos" y se enamoran con este libro. Sin embargo, de todos, el más ponderable fue quien me planteó que tiene hijas mujeres y lo asusta esta época, hemos dejado de ser minoría en muchos aspectos pero en lo que atañe al amor, la evolución acompaña lento.
Quiero agregar que me ocurre algo muy curioso con este libro, y es: cómo me desorientan los lectores, casi valdría un estudio del comportamiento. Por ejemplo, yo asumo que a vos, Veronique, por tu manera de ser, tu sensibilidad o lo que me confiere tu trato, vas a preferir determinado relato, y no, en todas las veces, me equivoqué, mencionan otro. Ni siquiera en la generalización de asumir que a los hombres van a resultarles más atrapantes los que plantean situaciones eróticas más estimulantes. Sin dudas, es para analizar y disfrutar el advertir como el lector hace suyo el texto más allá de toda posibilidad o prejuicio.

Cómo fue el proceso de escritura. Qué fue lo más difícil, qué lo más fácil. ¿Disfrutaste haciéndolo?
Veronique, yo no dispongo de casa en la playa ni de tiempos herméticos de soledad, ni de ninguna de las bellas arquitecturas que uno contempla que poseen los escritores en las películas. Soy simplemente una persona con muchas actividades en su vida diaria como directora, además de madre de familia, esposa e hija; por lo cual todo se debe a un gran exceso de imaginación, he tenido siempre historias y diálogos en mi cabeza como quien tiene la habilidad para encestar. No encuentro dificultades al escribir, creo que una de las cosas que demoré en descubrir es que no todas las personas tenían sus mentes repletas de historias como me ocurría a mí; llevarlas o no a un escrito es independiente.
Disfruto escribiendo porque es la sensación de pensar que alguien pueda sentir con mis letras, lo que yo siento al leer esos libros que me han enamorado y me enamoran; es la idea de compartir mis juguetes con otros, esos juguetes a los que los niños pequeños le otorgan diálogos al jugar, los míos han crecido y madurado y están listos para ser prestados. Es embriagante escuchar comentarios de un personaje que uno inventó.
Quiero señalar que esta vez tuve miradas en la corrección, tanto Víctor Ramírez, el mejor escritor canario, como Carolina Helman, del Pro Música, me ofrecieron su tiempo al revisarlas. Es un lugar común señalar lo difícil que le resulta a un escritor ver ciertos errores; se siente incomprensible esa ceguera. He corregido cientos de trabajos de niños, en los que uno llega a perderse en la maraña y cuesta salir airosa, sin embargo la dificultad mayor la encuentro en los míos.

¿Cuánto tiempo te llevó hacerlo?
Imposible de responder, primero porque siempre realizo varias obras a la vez, y segundo porque las fechas en mí, al escribir: no existen. Cuando comencé estos relatos estaba escribiendo las novelas: "Permiso a la muerte", "El día inicia de noche" y "Mujer fuerte: Josefa, la gallega de Vilalba"; sin embargo: "Después de comer perdices…" fue finalizada antes, y dos de las que te mencioné aún no están escritas, señalo "escritas" y no "terminadas" porque es cuestión de sentarme y escribirlas, ya sé las historias. Salvo una de ellas que está basada en la vida de mi abuela y es real; lo mío es fabular, me gusta inventar todo y así poder controlarlo; y lo que adoro es que me pregunten si me ocurrió. Eso me señala que estoy realizando un buen trabajo, si el otro lo piensa real cuando es sólo ficción.


¿Qué hacías en tu vida mientras escribías? ¿Te iba cambiando algo esencial verla tomar forma?
Sólo vivía, que en realidad es lo que mejor realizo.
Lo que me emocionó mucho fue cuando mi hija Hilén diseñó la portada y el editor Aldo Battisaco me dijo que la publicaría; también cuando el escritor canario Víctor Ramírez la prologó y Patrick Ericson realizó los comentarios, esos que vos señalaste "como cómplices del lector". Así como la primera vez que la enseñé, el por entonces cónsul de Rosario -ahora es Cónsul General en Washington-: Jesús Rodríguez-Andía y Parada, me alentó incluso a que dejara el título tal cual es. Yo le planteaba aprensiones por incluir una mala palabra y que alguien pudiera considerarla vulgar; entonces él argumento: "Será porque soy extranjero, pero la palabra boluda no me parece grosera y si en algo lo es, lo compensa sobradamente con su gracia. En fin, que me gusta el título como está. Además, por tu buen estilo, nadie te tomará por una persona que no sabe escribir sin usar palabras gruesas."

Repercusiones desde que publicaste
Comprender que publicar es sólo el inicio, al menos para escritores que no ingresan en el aparato publicitario de las grandes editoriales; luego viene lo álgido: la distribución. Uno, inocente y totalmente ignorante asume que al publicarla y realizar una presentación exitosa que alcance librerías como La casa del libro, lo ha logrado, y no, es precisamente cuando no se la debe dejar sola; que fue mi error con la obra en España. Por eso con "Las perdices…" he obedecido a mi hijo Nicolás que es él que se encarga de todo lo virtual, como nativo digital que es y me he agiornado y le he creado su espacio en Internet a pesar de ser apenas una extranjera digital. En realidad, torturo a mis tres hijos, también a Bianca, que en este momento está creando un vídeo del programa de radio.
Tiene cierto dejo dramático pensar que he sido administradora de dos redes educativas, y poseo desde hace años dos páginas: una para la escuela y otra para un congreso internacional que organicé; y que demorara tanto en llevar la difusión de mis letras al espacio virtual. Y demoro, aparecí en el programa de Televisión Plan A -me invitó Feni Rubio-, sin dudas el más popular en mi ciudad; su conductor Gustavo Rezzoaglio tuvo gestos más que desprendidos al promocionar mi libro, y yo le había avisado únicamente a mi mamá; si no fuera por mi hija Hilén que lo grabó del teléfono no tendría nada. Cuando comenzaron a llegarme los mensajes de felicitación o me sigo encontrando con alguien que me vio, reitero nuevamente lo necia que fui al no avisar; y no puedo justificarlo en timidez porque ni pizca.
Asimismo, Patrick Ericson me orienta y sostiene en el tema, porque no es sencillo, por momentos te diría que es humillante. Y no es por el trabajo, es el alma lo que se agobia. Mi ilusión original era escribir en la total libertad del seudónimo, de eso, a esta sensación de mendigar que me sofoca y me supera en deseos de ser a lo Kafka y enviar todo al diablo porque si es cierto que soy tan buena… Pero claro, uno debe ser responsable y asumir que son miles los que escriben, y que las editoriales están formadas por empresas con trabajadores que necesitan mantener familias y sueldos dignos, y no ínfulas de ignotos como la presente.

Fuente: http://parejas.about.com/od/Entrevistasfamosos/a/Despues-De-Comer-Perdices.htm

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