lunes, 16 de enero de 2012

COSAS DE LA ECOLOGÍA GRIS


Bonapartismo virtual
Luis Barragán


Hay retraso en el ejercicio de la infopolítica en Venezuela, tal como se manifiesta en otros ámbitos digitales. Y es que los yerros del quehacer partidista en el mundo real, tendiendo a la desinstitucionalización fuertemente inducida por el régimen, forzosamente los recoge el virtual.

Aceptemos que poco ayuda la administración de justicia para el desarrollo de las redes, impotentes frente a la desactualización frecuente o la información equívoca de sendos websites gubernamentales, escolares y hasta de los ocupados por la comercialización de fármacos. No reportamos responsabilidad civil alguna al contaminar – victimizados - los equipos por seguir un enlace hipertextual que omite toda advertencia de peligro, siendo impensable contratar una póliza al respecto.

La red supone un determinado orden público tecnológico que genera comunidades todavía deficientemente desarrolladas cuando tocamos el ámbito de las creencias políticas, ideológicas y hasta religiosas. Gran atril, apenas exponen contenidos que poco abonan a una cultura de la participación, integradora y constructiva, capaz de prolongarse y explicarse en el mundo real.

Las “páginas políticas” - versadas en los asuntos del poder - escasean, teniendo por único “intercambio” las descalificaciones personales y la comicidad de mal gusto. Abrir un lugar para la promoción y el debate partidistas, constituye una aventura a sabiendas que una campaña de inteligencia y contrainteligencia encuentra terreno fértil, aunque no tanto como el de las tribunas más conocidas de opinión.

Del morbo crónico pueden dar testimonio – precisamente – los portales noticiosos, cuyo prestigio también depende de un conveniente tratamiento de la data invasiva, a veces, administrándola de tal forma que no los hagan objeto de las amenazas gubernamentales ni de los atentados de enceguecidos partidarios del régimen. Por cierto, tribunas o portales que destacan frente a otras, colando la noción de un básico mercado virtual, por el sobrio y oportuno tratamiento de los sucesos, al igual que por la consistencia y profundidad de las interpretaciones que recoge y ventila.

Años atrás, en el extinto diario “El Globo” de Caracas, dedicamos algunos textos a la deforestación digital de los partidos que, en buena medida, podemos ratificar ahora. Y si bien es cierto que no la monopolizan, también lo es que no hay política trascendente, deseablemente seria y organizada, con ausencia de las entidades – recordemos – especializadas en el bien común.

Dudamos de las bondades de la infopolítica, acaso de su propia existencia, al constatar cierto bonapartismo que apunta a la gubernamentalización de los partidos en la red de redes, pues, aún fuera de la dirección del Estado, la oferta y preocupación reside en sus vicisitudes burocráticas o la simple exhibición de sus nóminas de conducción, acaso apostando por el sempiterno clientelismo; la política se explica por la suerte personal de la dirigencia, restándole validez a toda experiencia estable y compartida; hay omisión de los particulares problemas del medio, postergando – si fuere el caso – la defensa del infonauta frente al Estado que en mucho se vale de la desorganización de los usuarios de la red, legitimando sus faenas de control; se evidencia el abuso de los mensajes indeseados, acumulada una data personal que pudiera gozar de otro destino; las incursiones planificadas en otros y diferentes ámbitos tienen por característica el empleo de una retórica convencional, ilustrándonos sobre la crisis predominante de la palabra.

Existen estupendas manifestaciones cívicas en la red, al lado de otras que no lo son, completamente ajenas a los partidos que, por lo pronto, no cuentan con especialistas que vayan más allá del diseño y hospedaje del portal y que, además de intensificar la participación, contribuyan a la otra e innovadora dimensión de la cultura política: por ejemplo, revelan los estudios de opinión, el mayor interés de los jóvenes – navegadores por excelencia – en el relacionamiento social que en la adquisición de conocimientos en la infopista.

En última instancia, hablar de infopolítica equivale a un reconocimiento de las teorías politológicas adecuadas. No basta con citar y comparar las grandes cifras de generación de bytes o reseñar y asombrar con los alcances de los productos y servicios más recientes, si no reflexionamos en torno al impacto social y político real al que está condenado un mundo por más virtual que lo creamos. Por cierto, se dirá que – al realizarlas – las tesis sistémicas exponen su limitaciones en la red de redes.

Fotografía: Tiempos en los que no sospechábamos el desarrollo actual de la telemática. Hasta escasos años atrás, parecía una extraña oferta electoral la de dotar tecnológicamente a nuestras instituciones educativas. En la gráfica, reportaje de El Diario de Caracas, 21/03/86.

Fuentes:
http://www.noticierodigital.com/2012/01/bonapartismo-virtual/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=832512

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