viernes, 2 de diciembre de 2011

FERIADO


De un calvo y sus pelucas
Luis Barragán


Fuerte Tiuna y no Miraflores, será sede de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Y el gobierno nacional trata de forzar nuestra atención, decretando un feriado y, además, la prohibición de portar armas exclusivamente dirigida a aquellos civiles que tienen y cuidan de su permiso, pues a la delincuencia “formal” e “informal” le resbala tamaña medida de Estado.

La mayoría parlamentaria del oficialismo, aprobó recientemente un acuerdo alusivo a la reunión, según los parámetros que ha impuesto en una instancia que se supone apta para el debate múltiple y profundo. Precisamente, las consignas esconden todas las inquietudes y vicisitudes de una iniciativa continental que, sospechamos, por lo que concierne a Chávez Frías, está orientada – en última instancia – a desconocer aquellos logros del sistema interamericano, aunque tardíos, como el relacionado con la Carta Democrática.

Alegan los voceros del PSUV, el interés de los venezolanos por éste y otros eventos patrocinados por el chavezato. Catalogan la politización de la sociedad como una de las conquistas más preciadas de la década, fruto de la revolución.

Verdad relativa, como puede decirse también de una mentira relativa. El ascenso de Chávez Frías al poder se debió – precisamente - a un criminal proceso de despolitización, propio de la llamada antipolítica, pero esto que vivimos, una exageradamente presunta “politización”, es otra faceta más de la despolitización real, contundente y eficaz que vivimos.

Valga decir, hay una hiperpolitización que se desprende de la versión única que ha de ofrecer el gobierno nacional sobre la cumbre de marras. Lo que nos espera es un espectáculo de consagración del pretendido liderazgo continental de Chávez Frías, las cadenas radiales y televisivas consecutivas, la imposición de una perspectiva que los comentaristas oficiales no tardarán (ni tardan), con sus acostumbradas alabanzas.

Decretando el feriado, desean que la cumbre se convierta en la única y trascendental noticia de estos días, lamentando que la televisión por suscripción siga creciendo en la búsqueda desesperada de los hogares por alternativas de recreación e información. Nadie puede hacer ni comentar otra cosa, ni siquiera – en su macabro ritmo – quejarse por las consabidas muertes violentas, el desempleo galopante o el alto costo de la vida, porque los premiados principales son los empleados públicos que, trabajen o no, barran las calles los fines de semana o no, cobran seguros sus quinces y últimos.

De modo que, en nombre de la politización nos despolitizamos. No hay oportunidad de discutir, debatir o polemizar sobre el acierto de la iniciativa continental y sus consecuencias, porque el foro parlamentario que es el más y mejor llamado a celebrar el intercambio de ideas, también se cogerá el día. Y es que, aceptando la necesidad de sesionar dos veces a la semana, por el bajo rendimiento de la Asamblea Nacional, ellos cambian la cosa y avisarán si hay plenaria el jueves. Es decir, como el resto de la ciudadanía, también hay que paralizar todo para atender el notición de la cumbre.

Ni tan calvo que no discutamos los problemas que cada vez se agravan más, ni con las dos pelucas de la omnipotente versión del Estado que nos condena a ser meros receptáculos de sus dardos propagandísticos y misiles publicitarios. Tratamos de una postura acrítica, afianzada por esta democracia participativa formal, que incluye el levantamiento de las carpas del M-28 en la UCV y la suspensión del reclamo por una dizque constituyente universitaria, impidiendo que se hable de una boleta de notificación que no lleva la firma del juzgador en lo contencioso-administrativo, para ofrecer un escenario de la normalidad que no tenemos a los ilustres visitantes.

Recordamos que, al visitar Berlín años atrás, coincidimos con un delicado encuentro entre representantes israelíes y palestinos. Las delegaciones hicieron su trabajo, sin que nadie alterara su rutina: pedían disculpas los policías al detener por escasos cinco minutos el tráfico, a objeto de facilitar el recorrido de las caravanas oficiales.

Muy bien puede hacerse esta u otra cumbre en Caracas, aunque la tendencia es la realizar tales eventos en lugares más apartados, por razones de seguridad, sin modificar nuestra vida cotidiana, porque es al gobierno y sus críticos los que directamente están concernidos, mientras que el resto de los mortales deben ocuparse de sus esenciales tareas. Esto no ha de significar indiferencia e incomprensión alguna de la ciudadanía que desee prestarle atención al acontecimiento y, una manera de rendición de cuentas, espera el intercambio y aclaratoria de las ideas de sus representantes políticos, cuando no decida hacer uso de las herramientas de participación de las que dispone.

Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/10273-de-un-calvo-y-sus-pelucas

No hay comentarios:

Publicar un comentario