miércoles, 7 de diciembre de 2011

BOLETIN METEOROLÓGICO LATINOAMERICANO


EL NACIONAL - Miércoles 07 de Diciembre de 2011 Opinión/8
Hora Mundial
Gesto autonomista tardío
DEMETRIO BOERSNER

Desde los años sesenta del siglo pasado formo parte de los latinoamericanos de convicción autonomista que opinan que ­además de la OEA que abarca tanto a países "desarrollados" como "en desarrollo" y es útil para el diálogo Norte-Sur­ debería existir una organización regional propia de la América morena (la de Bolívar y no de Monroe), cuya función sea la de concertar una voluntad común de las naciones latinoamericanas y caribeñas, para avanzar unidas hacia el logro de una posición soberana y respetada dentro del orden internacional. Otras regiones del mundo ex colonial y en vías de desarrollo ­África, Asia del sureste y el mundo árabe­ se nos adelantaron en ese sentido y crearon organizaciones regionales con claro carácter Sur-Sur, es decir, horizontal y estructuralmente reivindicativo, en contraste con el carácter NorteSur, o vertical, propio de la OEA.

Sin embargo, aunque no establecimos, antes de la tardía fundación de la Celac, ninguna organización regional latinoamericana que reuniera todos los requisitos formales de las de nuestros amigos de África y Asia, nuestros pueblos y gobernantes democráticos se pusieron en marcha para crear organismos y mecanismos de concertación, de integración y de autoafirmación regional sumamente eficaces, que llegaron a suplir plenamente la ausencia de una organización regional única.

A partir del Consenso de Viña del Mar en 1969, las fuerzas democráticas autonomistas de América Latina "invadieron" la OEA y promovieron la reforma de su Carta y un mayor activismo del Sur dentro de la organización. En 1975, el gobierno autonomista de CAP impulsó la creación del SELA, extraordinaria iniciativa encaminada a coordinar una estrategia socioeconómica conjunta para la América morena (incluida Cuba y dejando fuera al primer mundo norteño). Finalmente, en los años ochenta nació el admirable Grupo de Río, de cuyo seno surgió entre 1990 y 1994 la estrategia formulada y coordinada por Brasil con constante apoyo de Venezuela, de constituir un gran bloque negociador latinoamericana que, en diálogo amistoso pero franco y firme, y "con una sola voz", discutiese con los norteamericanos el gran tema del intercambio comercial y financiero hemisférico. Con el Grupo de Río, el SELA y los esquemas de integración existentes, Latinoamérica en realidad no necesitaba otro organismo adicional.

Con todo, la creación de la Celac constituye un gesto de autoafirmación simbólica que en el futuro podría generar efectos útiles para la región. Sin embargo, para merecer el pleno respeto del mundo, la organización deberá dejar de adular a autócratas y adoptar una cláusula obligante que exija el ejercicio efectivo de la democracia pluralista y el pleno respeto de los derechos humanos.

Fotografía: MFS, Caracas vespertina (06/12/11).

No hay comentarios:

Publicar un comentario