miércoles, 9 de noviembre de 2011

TECLADO


EL NACIONAL - MARTES 08 DE NOVIEMBRE DE 2011 OPINIÓN/7
Ex patria nuestra
ALICIA FREILICH

La cuna, las calles, el patio de recreos, ese paisaje de sabor, sonido, olor y vocablos que otorgan sentido de pertenencia, eso es la definición de patria. Amor profundo que duele más desde lejos y hasta la médula.

Al margen de la casi segura calidad intrínseca de Ex patria concebida para piano y orquesta por la venezolana Gabriela Montero y sobre la cual ya se tiene amplia información, su título, estructura y mensaje conceptual detallados por la autora a sus paisanos significan un fijo legado de integridad ética para el aquí, el allá y todo sitio donde se destruya la decencia humana bajo consignas de patrioterismo revolucionario.

En lo inmediato, su intención alerta a muchos pensadores, artistas y promotores de la creatividad sobre el humillante peligro que implica silenciar continuamente, mirar para otro lado, hacerse el loco, justificar la inacción bajo pretextos inadmisibles, como, por ejemplo, proteger a inocentes y necesitados de la venganza que accione un gobierno de naturaleza totalitaria.

Pero, se sabe, cuanto más alto grite contra la tiranía un rebelde genial, más rápida y drástica sería la liberación de su gente oprimida. Eso que han llamado la responsabilidad del intelectual.

El hecho mismo de que sea esta pianista ya universal, no dependiente de subsidios oficiales y sus consecuentes chantajes, la única que sin temor a represalias directas pueda ser vocera de tantos amordazados y, por eso, mudos talentos, y de muchos perseguidos, presos y autoexiliados es la prueba irrefutable de esa ruina moral, plataforma de complicidad obligatoria, a la que deben someterse quienes carecen de medios económicos para sobrevivir y son utilizados por este fascismo rojo que nos gobierna como propaganda mundial, estandarte y símbolo de su gestión sin mencionar que la idea primigenia, evolución y logros continuos del expansivo imperio musical venezolano provienen de un enorme esfuerzo financiero, de cuando este país era todavía una modesta democracia representativa.

Sí, porque, a diferencia del bicentenario militarismo caudillesco tradicional y del bolimillonario actual, representó a cabalidad una sensible madurez republicana-liberal a medida que cumplía escasos cuarenta años Este manifiesto de la pianista y músico Gabriela Montero, en notas y letras, desde pentagrama, texto y palabra dicha, queda como el diploma crediticio del auténtico ser y quehacer cultural civilista latinoamericano, en cualquier tiempo y lugar ultrajado por la barbarie castrense.

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