viernes, 23 de septiembre de 2011

ESPERANDO POR LA CONTRARRESPUESTA



EL NACIONAL - JUEVES 28 DE JULIO DE 2011 OPINIÓN/7
Ni capitalismo ni socialismo
LUIS UGALDE

En Venezuela vivimos el fin de una ilusión y el forzoso aterrizaje de la nube "socialista" para construir una sociedad más humana, libre y solidaria.

El "socialismo" como respuesta está muerto en el mundo. No así las necesidades y valores humanos que lo buscan. El "capitalismo" está en una crisis sin solución capitalista. Hoy "socialismo" versus "capitalismo" es un debate entre palabras cómodas y anticuadas que no aclaran, sino que impiden.

Hablar de una "sociedad capitalista" es un absurdo, pues no hay tal cosa ni puede haberla.

Una economía pudiera definirse como capitalista, pero una sociedad es mucho más que su economía. El actual malestar de Europa o de Estados Unidos no se resuelve con más capital y más mutilación economicista, sino con el fortalecimiento de valores y dimensiones no económicas de la realización humana.

La palabra "socialismo" confunde más que aclara: Hitler se proclama (nacional) socialista y también Mao, Stalin, Castro y Kim Il-sung, con sus regímenes totalitarios. "Socialista" es también el apellido de envidiables democracias solidarias de economía capitalista, como Noruega y Suecia.

No estamos proponiendo una tercera vía, sino una primera con más clara definición de la sociedad deseable y posible: ¿qué economía, qué poder político y qué relaciones sociales? Tres aspectos de una misma sociedad entrelazados y en interacción. Economías capitalistas conviven con políticas dictatoriales, con monarquías semifeudales y estamentales, con democracias en sociedades individualistas o, por el contrario, en sociedades solidarias y más igualitarias. El Chile de economía capitalista no es el mismo con el dictador Pinochet que con la socialista Bachelet; ni China de partido único comunista y Francia son iguales, aunque sus economías sean capitalistas.

El mundo y Venezuela necesitan avanzar hacia una sociedad con valores e instituciones solidarios, con una política democrática participativa y con una economía de mercado. Tres realidades-instintos diferentes en la sociedad y en la persona humana: 1) el poder, 2) la producción y posesión de bienes y 3) la valoración de la dignidad y convivencia humanas. Ni Cuba, ni Venezuela tendrán un futuro más humano si no cambian decididamente en los tres aspectos. Lo mismo se diga de Estados Unidos, China o Europa. Necesitamos democracia y solidaridad, con economía de mercado.

Es evidente la fuerte influencia de la economía en toda realidad, pero falso que lo económico determine unilateralmente todo, y que lo socio-cultural y lo político sean simples reflejos unívocos de la economía. En la profunda identidad humana trascendente, son decisivas su espiritualidad y valores humanos, y mortal su carencia, por lo que es indeseable una "sociedad capitalista", es decir dominada por el capital.

Economía capitalista significa economía del capital, y lo era en la Europa de 1860 y después, cuando el capital, como rey exclusivo, definía el hecho productivo y la vida. Siglo y medio después, la "economía capitalista" debe ser superada: los otros factores productivos cuentan y la sociedad ­nacional y mundial­ y su política deben señorear su economía y ordenarla a los fines humanos. De lo contrario, la lógica del capital como fuerza desbocada va a destruir la tierra y la convivencia digna de una humanidad de pueblos diversos.

Consideramos que la "economía de mercado" es un instrumento (instrumento, no fin) mejor que otros para el intercambio de bienes y servicios, para el estímulo de la eficiencia y creatividad y la combinación de los factores de producción, y para el mejor servicio a los usuarios.

Pero la economía es ciega y abusiva y ahoga la competencia, sin una sociedad democrática y solidaria, sin fines humanos y sin Estado ni institucionalidad reguladores. Siempre habrá quien gane más o pierda, pero no es aceptable que eso no se regule y que haya personas, clases, naciones, regiones, condenadas ­ellas y sus hijos­ al infierno de los perdedores perpetuos. Es indispensable el renacer de lo público y de la solidaridad frente al individualismo exacerbado: democracia solidaria con economía de mercado como instrumento productivo.

Sin soñar lo imposible no conquistaremos lo posible; pero la pretensión de imponer lo imposible desde el poder siempre será dictadura de muerte.

EL UNIVERSAL, Caracas, 07 de Agosto de 2011
Ugalde, Capitalismo y Mercado
Emeterio Gómez

A los capitalistas (por ser pocos) podemos influirlos éticamente...

Con un inmenso respeto -pero acicateado por la necesidad de debatir la tragedia que vive Venezuela- oso comentar críticamente un artículo de Luis Ugalde: Ni Capitalismo, ni Socialismo, El Nacional, 28/07/11.

En él Luis diferencia -¡demasiado!- entre la Economía de Mercado, que asume y el Capitalismo, al que "le carga la mano". Veamos: "El mundo y Venezuela necesitan avanzar hacia una sociedad con valores e instituciones solidarios, con una política democrática participativa y con una economía de mercado". Y, durísimo contra el Capitalismo: "Hoy, 'socialismo' versus 'capitalismo' es un debate entre palabras cómodas y anticuadas... Hablar de una 'sociedad capitalista' es un absurdo, pues no hay tal cosa ni puede haberla".

Tal vez el Padre Ugalde esté dejando de lado un pequeñito detalle: que toda Economía de Mercado, si de verdad lo es -o sea, si asume con firmeza la Libertad Individual- necesariamente evolucionará ¡¡hacia una Economía Capitalista!! Y de manera inevitable aparecerán los miserables capitalistas, es decir: los que se atreven a asumir riesgos, los emprendedores, innovadores, creativos o, simplemente, los que se dedican a detectar oportunidades de inversión. Gracias a ellos la economía crecerá, se pagarán más impuestos que permitirán ayudar a los pobres; habrá sindicatos, derechos sociales, humanos, welfare state... ¡¡y en muy poco tiempo se empezará hablar de Capitalismo Popular y Solidario!!

Pero el verdadero problema de diferenciar el Mercado del Capitalismo, no es que aquél lleve a éste en sus entrañas, sino que el Mercado ¡¡tiene menos posibilidades!! que el Capitalismo de asumir las exigencias éticas de Ugalde: "una sociedad con valores e instituciones solidarios". Sé que no es fácil aceptarlo, pero la Tasa de la Ganancia -la esencia del Capital- está mucho más cerca de la Moral que el Valor de Cambio, el alma del Mercado. Porque éste es una realidad estrictamente natural y en la Naturaleza no cabe ni un ápice de Ética.

Para decirlo con palabras de Ugalde: ciertamente "es indeseable una sociedad dominada por el Capital", pero ¡¡mucho más indeseable, es que esté dominada por el Valor de Cambio!! Porque a los capitalistas (por ser pocos) podemos influirlos éticamente; pero al Valor de Cambio, que -gracias a la Globalización- involucra a miles de millones de oferentes y demandantes, es imposible "hablarle" de Moral. De tan concentrado en pocas manos que hoy está el Capital, él empieza a poder asumir el problema ético; y se vislumbra ya la mencionada nueva etapa que vivirá la Humanidad: el Capitalismo Popular y Solidario. Los empresarios, sin la menor duda, le llegarán a los valores antes que los políticos y podremos entonces insuflarle a la Empresa una dimensión Espiritual. Ya en el Primer Mundo se habla de ello, incluso con ese nombre, Padre: "Capitalismo Espiritual".

El centro de todo, Luis, es que esa Sociedad Capitalista a la que tu llamas "indeseable" (y que, aunque digas lo contrario, NO "es un absurdo", y SÍ "hay tal cosa y puede haberla") no sólo está en condiciones de asumir la Ética, sino que ella es ¡¡una de las pocas esperanzas que la Humanidad tiene de asumirla!! Porque, tal como ya dije, el otro sector que podría hacerlo -los políticos- no se lo plantean siquiera; y porque a medida que el Capital se concentra y el poder de las Empresas aumenta, más dominio consciente (o sea, potencialmente ético) tienen éstas sobre sí mismas. Ya parimos la noción de Responsabilidad Social de la Empresa; que no es todavía la Responsabilidad Moral... ¡¡pero "ahí vamos", Padre!!

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